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Mostrando entradas de junio, 2014

El paseo

¡Lo pasé bomba en mi pijama Party! y debo confesar que no tenía ninguna gana de volver a mi casa ¿la verdad? es más entretenido vivir rodeada de niños que corren de un lado para otro, que convivir con un par de viejas lateras y que ya me conozco de memoria.   El viernes partí a alojar con mi mamá a Santiago y luego de un viaje relativamente corto, llegamos a la casa de la Mila como a las 4 de la tarde. Durante el camino me porté bien; me fui tranquila en el asiento de atrás escuchando lo que la abuela y la Conqui iban conversando, a veces metía la cuchara y soltaba un miau participativo para que no se fueran a olvidar de mí.  Nos demoramos poco, algo memos de hora y media ¡nada que ver con el viaje desde Puerto Varas a Viña! y entre subidas y bajadas del camino se hizo de noche y de día dos veces: según la Conqui no es que se escondiera el sol y volviera a salir, si no que entramos a unas cosas que se llaman túneles y sirven para acortar camino… ¡podrían hacer un túnel para demora

Pijama Party

¡Que nervios! ¡Mañana tengo mi primer pijama party! Resulta que mi prima Mila me mandó un mail invitándome a alojar en su casa ¡y mi mamá me dio permiso! Nos vamos a ir mañana y ¡todavía no preparo la maleta! Tengo que llevar mi maletita con el chal, mis crunchi crunchi y el ñam ñam, mis platitos para el agua y la comida, el tenedor del ñam ñam, un par de juguetes para no aburrirme en el auto y mi cantorita con arena ¡espero que no se me olvide nada! y que mi mamá no tenga que llevar tantas cosas porque si no, no vamos a caber en el auto, aunque después de ver todo lo que nos trajimos de Puerto Varas creo que la Conqui hace magia cuando de cargar el auto se trata. Después de mi viaje el año pasado desde Puerto Varas a Viña, esta será la primera vez que voy a andar tanto rato en auto, aunque dice mi mamá que es cortito, hora y media con suerte. Lo que sí, parece que Santiago (dónde vive la Mila) es muy pero muuuuuy grande y la Conqui dice que no puedo moverme de su lado porque me p

Maniobra de Heimlich

Lo confieso: he estado ociosa los últimos días, pero tengo una excusa muy buena, y es que… naaaaa, no tengo excusa posible; me podría inventar alguna, pero si algo me ha enseñado mi mamá es que mentir es malo y que uno siempre debe asumir la consecuencia de sus actos, sobre todo cuando ha metido la pata, y ella sí que sabe de meter la pata ¡si yo les contara! ¿Saben cuál fue la última? ¡Ponerle demasiado peperoncciono a la carbonada! Vieran como tosía mi abuela cuando la probó por primera vez… ¡Cof! ¡Cof! ¡Cof! hacía la pobre vieja mientras los ojitos se le ponían brillantes tratando de retar a mi mamá por lo picante de la comida. Cómo sería el escándalo que yo estaba en el cerro e igual escuché todo el barullo y volví corriendo a la casa para ver que estaba pasando y si podía ayudar en algo, no sé, tal vez haciéndole la maniobra de Heimlich a la veterana ¡y no se rían! es tan flaquita la señora que estoy segura que si agarro vuelo y salto sobre sus pulmones, cualquier cosa que estuvi

De barómetros y patos

Según mi mamá yo soy el mejor barómetro de la casa porque cuándo yo no salgo a cuidar mi árbol y prefiero quedarme durmiendo en su cama hecha pelotita, viene lluvia ¿y saben qué? tiene toda la razón, porque aunque yo no sea uno de esos cachirulos que miden la presión atmosférica, con la sensibilidad de mis bigotes funciono igual que un barómetro. Yo sé que viene el buen tiempo cuándo los siento ligeros y apuntan para arriba, en cambio, cuándo va a llover, enseguida se ponen más pesados y sus puntas miran al suelo ¿ven que fácil? ningún misterio, simple observación… y hablando de observación: hoy estuve viendo vídeos con mi mamá y encontré uno, que si debo ser sincera, me tinca tiene algún truco porque es demasiado distorsionado, no sé, capaz que mi abuela le haya pagado a alguien para que yo deje de soñar con comer pajaritos… Díganme ahora que lo vieron ¿de verdad creen que mamá gata no se comió a los patitos? Sean sinceros ¿verdad que es raro? Parece montaje y de ser

De manicuras y paseos con lluvia

Hay algunas cosas bien raras que hacen los humanos, o al menos que hace mi mamá, la verdad qué no sé si las harán todos los humanos ¡espero que el resto no esté tan loco como ella! Por ejemplo hoy ¡se hizo la manicura! Y no, no me miren raro por usar esa palabra rara, confieso que yo no sabía lo que era hasta hoy día que la Conqui salió en la mañana sin decirme a dónde iba, pero cuando volvió yo la miré con cara de “¿dónde estuviste?” y tuvo que responderme: “me fui a hacer la manicure” ¡Jo! Quedé marcando ocupado ¡esa manía de usar palabras raras! Al tiro tuve que ponerme a investigar de qué iba la cosa, y supe que manicure es una palabra de origen vaya a saber uno dónde (dice mi mamá que es francesa pero tengo mis dudas) y que lo correcto en español es manicura por mucho que la siútica de mi mamá use la otra palabreja. La manicura humana es diferente a la de los gatitos porque yo con un par de scratch scratch en la alfombra o en la silla, quedo lista, pero mi mamá no hace scratc

De zorzales y trabajo

¡Hasta que lo logré! después de un año viviendo con mi abuela ¡finalmente hoy la escuché decir que tengo permiso para comerme un pajarito! o varios, depende de mi suerte. Eso sí: tienen que ser todos de la misma marca: zorzales.  Ustedes se preguntarán cómo es que ocurrió este milagro, bue, yo les voy a contar… Todas las mañanas yo me levanto corriendo apenas siento a mi abuela moverse en su cama, y bajo con ella a la cocina para acompañarla mientras prepara el desayuno; ella saca tazas y pone platos, mientras, yo me siento en el vano de la ventana a observar el jardín, después de un rato me paro delante de la puerta y ella me abre para que pueda salir a dar un par de vueltas, subo y bajo por mi árbol, controlo que todo esté en orden y vuelvo a entrar.  En las mañanas generalmente hay un par de zorzales que se dedican a picotear mi pasto buscando gusanitos, caminan dando saltitos, mueven su cabeza oyendo lo que ocurre debajo de la tierra y siempre están con un ojo atento puest

La escalera en el árbol

Después de la lluvia, muchas hojitas y ramas cayeron al jardín, así que hoy, aprovechando el sol, la Conqui se puso a limpiar y ordenar: barrió hojas, cortó ramas ¡y se subió a mi árbol! claro que ella no tiene mi agilidad y mucho menos mis garras para afirmarse al tronco e impulsarse ramas arriba, así que usó una escalera, y hoy descubrí finalmente para servían ese par de palos largos con unos travesaños atravesados que, al menos hasta esta tarde, sólo había visto que los usaban para decorar la pared de la bodega. Confieso que no le había prestado mayor atención a la escalera, a lo más un par de oliscadas ociosas cuando ando con ganas de hacer rabiar a mi abuela o a mi mamá, como una forma de hacer hora demorando mi entrada a la casa cuando alguna de las dos me llama… Ya saben ¿verdad? los gatitos hacemos caso cuando queremos nosotros, y si obedecemos, lo hacemos de manera tal que no se nota que estamos obedeciendo. Pero retomo el tema: hoy descubrí la utilidad de las escaleras

De lluvias y mangueras

¡Se mueren como llovió ayer! casi casi que me sentí de vuelta en el sur ¿saben? echaba de menos el ruido de la lluvia en el techo de la casa, ya estaba aburrida de tanto ver salir agua por el agujero de una cosa plástica que, según mi mamá, se llama manguera ¿la conocen ustedes? es de las cosas raras que usan los humanos, aún no logro entender su utilidad. Mi mamá dice que es para regar el jardín, y que eso –regar– es necesario ya que aquí no llueve como en Puerto Varas por lo que si no riegan las plantas, no crecerían y terminarían por secarse y morir … No sé yo, me gusta más cuando el agua cae del cielo y no de una cosa plástica. ¿Saben? si yo fuera planta me negaría a crecer por el mero echo de tener que tomar agua con gusto a cloro y plástico, además que es raro eso de que te apunten con la manguera y ¡zas! te mojaron; el agua que te llega no se siente igual que cuando te moja la lluvia, como que empuja más ¡hasta te puedes caer del árbol! Dice mi mamá que eso pasa por la presión

Las castañas con la mano del gato

Los humanos después de hacer ñam ñam tienen la costumbre de comer una cosa que se llama postre y suele ser dulce (seguro que por eso se les pican los dientes). Ustedes se estarán preguntando ¿y a pito de qué la Melí saca el postre al tapete? Bue, resulta que de postre hoy mi abuela se comió unas castañas que le regaló la mamá de la Mila, y cuando estaba abriendo el frasco le dijo a mi mamá “trae a la Melí para que saque las castañas”, a lo que la Conqui le respondió “vieja fome”; debo decir que yo no entendí nada, no supe a qué se refería mi abuela ni que relación tenía yo con eso del postre ¡y mucho menos con las castañas! Así que después de almuerzo, y aprovechando que afuera hace frío, le pedí a prestado el computador a mi mamá para investigar qué había querido decir mi abuela. Eso sí: que conste en acta que le pedí a mi mamá que me explicara todo el entuerto, pero me respondió que ella quería dormir siesta, que la abuela se había referido a un refrán y que como yo estaba grande po

3 copuchas y 1 comentario

Vamos con las copuchas primero... ¡El papá de la Mila salió en la televisión! ¡Y dos veces! Casi casi que la envidio porque ella tiene papá y yo no, y más encima debe ser importante para que salgan entrevistándolo en la tele. Mi mamá lo vio anoche y me dijo que en el traje que uso para la entrevista se notaban los pelos de la Mila, así que yo me pregunto… ¿eso quiere decir que mi prima también salió en la tele o los puros pelos no cuentan? En todo caso se veían lindos sus pelos rubios sobre el traje oscuro, le daban un toque “cachual” súper dominguero que ojalá mi tío supiera apreciar en vez de andar reclamando por la vida contra los pelos de su hija  cuadrúpeda. Hoy ando en la buena con mi abuela, por mucho que me tire la cola debo reconocer que a veces tiene algunas ideas brillantes que van en directo beneficio mío ¿la última? ¡Calentarme mi ñam ñam! Resulta que mi mamá a la hora de almuerzo me da un tercio de mi latita con paté de salmón y lo que sobra lo guarda en un envas