¡Uf! pasa rápido el tiempo, una semana desde que me declaré en huelga y acá estamos de vuelta sin haber ganado nada, sólo reprimendas de que soy una floja que no escribe y que me debería dar vergüenza dejar esperando a mi fan club y bla bla bla Como será que hoy me salieron que más de una semana no era huelga si no que deserción; obviamente tuve que preguntarle a mi mamá que significaba eso de “deserción” y debo decir que no me gustó para nada lo que salía en el diccionario de la Real Academia Española de la lengua porque decía que deserción era el acto de desertar, y desertar era hacer abandono de las obligaciones o ideales. Lo de las obligaciones lo podría dejar pasar ¡pero jamás lo de los ideales! yo siempre seré una fanática cazadora de ratoncitos y pajaritos por más que mi abuela pretenda inhibir mis instintos al extremo de ni siquiera dejarme jugar con una lagartija miserable ¿saben la última excusa que usó para convencer a mi mamá de que tampoco me dejara cazar lagartijas? ¡le dijo que le hacían mal a los gatitos! según la viejuja, si me como una de esas cosas feas me puedo enfermar de la guatita, pero ¿quién dijo que yo me la quería comer? lo que a mi me gusta es corretearla por el jardín y pincharla con mis uñitas para ver como se mueve y lanzarla al aire; de verdad que no me la quiero comer, yo sólo quiero jugar con ella así que la excusa de que me voy a enfermar no sirve y así se lo dijo la Conqui… Bue, por ahora no hay mucho que discutir por que desaparecieron las lagartijas del jardín por culpa del frío, dice mi mamá que van a volver cuando empiece a hacer más calor, ya veremos.
Desde la última vez que escribí han pasado algunas cosas, como por ejemplo que la Mila (mi prima border) quiso aprender a escribir pero la ingenua creyó que podría hacerlo con un bolígrafo, y claro, la cosa no es tan fácil como pensaba ella y al tratar de sujetarlo con los dientes para que no se le resbalara de los dedos, apretó más fuerte de la cuenta y ¡zas! que lo reventó. Quedó todo su pelo rubio manchado de azul, linda se veía… Tarada, sólo a ella se le ocurre sujetar el lápiz con los dientes, con razón las rubias tienen la fama que tiene. Como igual la quiero y no pierdo la esperanza que aprenda a escribir para que tenga su propio diario y deje de venir a husmear al mío, le mandé recado de que en vez de aprender a escribir con un lápiz que no puede sujetar por falta de dedo pulgar, le pidiera a su mamá que le enseñe a usar el computador porque es mucho más fácil apretar las teclas que sujetar el bolígrafo con los dientes corriendo el riesgo de que se le explote. Ya veremos si me hace caso.
La otra cosa que pasó, es que vino de visita una hermana de mi mamá que yo no conocía con su hijo ¿y saben qué? parece que me enamoré porque el niñito es precioso: es alto y flaco y tiene unos ojos que le brillan con cara de malo ¿pero saben que fue lo que más me gustó? ¡su poto! dan ganas de afilarse las uñas en el. Mi tía (la hermana de la Conqui) resultó ser un poco cascarrabias, pero no me importó porque mi mamá ya me lo había advertido “Melí, cuando ella llegué seguro te va a hacer fuuuuu, tú no le hagas caso, ignórala y cuando lo haga te das media vuelta y te vas muy digna de cola bien parada”, y dicho y hecho, cuando ella llegó lo primero que hizo fue hacerme fuuuuuu y yo me fui de cola bien parada como me dijo mi mamá. Igual curioseé la pieza dónde durmieron y me metí a su maleta y la mochila y revisé todo ¡si hasta me robé un chocolate que tenían el velador! pecado que no alcancé a comer mucho porque me pillaron y me lo quitaron ¡me carga que no me dejen comer chocolate! Las visitas se quedaron a dormir dos noches, y el último día mi tia me encerró en mi pieza y cuando me abrió la puerta ¡la casa brillaba! se pasó para hacer bien el aseo, la única lata es que no pude vigilar nada de lo que hacia. En todo caso, yo creo que lo de cascarrabias es de los dientes para afuera porque por mucho que me dijo que yo era gorda y fea y me hizo varias veces fuuuu, se preocupó de darme comidita antes de irse porque mi mamá estaba en la oficina y la abuela en sus misas de San Expedito y yo pasé casi todo el día solita en la casa.
¿Qué más ha pasado? la Pelusa (¿se acuerdan de la gata tricolor?) ha venido varios días a verme, pero conversamos de lejos: ella en lo alto del muro y yo en mi árbol. No sé si algún día lleguemos a ser lo suficientemente amigas como para que la deje bajar a mi jardín. Ya veremos.
Lo último que les cuento y me voy a comer: ¡ayer me caí al agua! bue… la verdad que estoy exagerando un poco. resulta que quise ir a vigilar que mi mamá se lavara bien el poto cuando se duchaba antes de ir a la oficina, y como otras veces salté al borde de la tina para sentarme a mirar entre la cortina transparente y la de género, pero algo calculé mal y me resbalé y seguí de largo y caí dentro de la tina dónde estaba mi mamá y corría el agua caliente ¡qué nervios! por suerte mi mamá reaccionó rápido y puso su pie debajo de mis patitas para que yo no me resbalara y con eso y un empujón pude salir altiro de ahí ¡por suerte no alcancé a mojarme! sólo algunas gotas en las patitas. Después de esa experiencia, hoy no quise acercarme a la ducha.
Y ahora corro a comer que ya escucho a mi mamá con mi bolsa de crunchi crunchis!!!!
Desde la última vez que escribí han pasado algunas cosas, como por ejemplo que la Mila (mi prima border) quiso aprender a escribir pero la ingenua creyó que podría hacerlo con un bolígrafo, y claro, la cosa no es tan fácil como pensaba ella y al tratar de sujetarlo con los dientes para que no se le resbalara de los dedos, apretó más fuerte de la cuenta y ¡zas! que lo reventó. Quedó todo su pelo rubio manchado de azul, linda se veía… Tarada, sólo a ella se le ocurre sujetar el lápiz con los dientes, con razón las rubias tienen la fama que tiene. Como igual la quiero y no pierdo la esperanza que aprenda a escribir para que tenga su propio diario y deje de venir a husmear al mío, le mandé recado de que en vez de aprender a escribir con un lápiz que no puede sujetar por falta de dedo pulgar, le pidiera a su mamá que le enseñe a usar el computador porque es mucho más fácil apretar las teclas que sujetar el bolígrafo con los dientes corriendo el riesgo de que se le explote. Ya veremos si me hace caso.
La otra cosa que pasó, es que vino de visita una hermana de mi mamá que yo no conocía con su hijo ¿y saben qué? parece que me enamoré porque el niñito es precioso: es alto y flaco y tiene unos ojos que le brillan con cara de malo ¿pero saben que fue lo que más me gustó? ¡su poto! dan ganas de afilarse las uñas en el. Mi tía (la hermana de la Conqui) resultó ser un poco cascarrabias, pero no me importó porque mi mamá ya me lo había advertido “Melí, cuando ella llegué seguro te va a hacer fuuuuu, tú no le hagas caso, ignórala y cuando lo haga te das media vuelta y te vas muy digna de cola bien parada”, y dicho y hecho, cuando ella llegó lo primero que hizo fue hacerme fuuuuuu y yo me fui de cola bien parada como me dijo mi mamá. Igual curioseé la pieza dónde durmieron y me metí a su maleta y la mochila y revisé todo ¡si hasta me robé un chocolate que tenían el velador! pecado que no alcancé a comer mucho porque me pillaron y me lo quitaron ¡me carga que no me dejen comer chocolate! Las visitas se quedaron a dormir dos noches, y el último día mi tia me encerró en mi pieza y cuando me abrió la puerta ¡la casa brillaba! se pasó para hacer bien el aseo, la única lata es que no pude vigilar nada de lo que hacia. En todo caso, yo creo que lo de cascarrabias es de los dientes para afuera porque por mucho que me dijo que yo era gorda y fea y me hizo varias veces fuuuu, se preocupó de darme comidita antes de irse porque mi mamá estaba en la oficina y la abuela en sus misas de San Expedito y yo pasé casi todo el día solita en la casa.
¿Qué más ha pasado? la Pelusa (¿se acuerdan de la gata tricolor?) ha venido varios días a verme, pero conversamos de lejos: ella en lo alto del muro y yo en mi árbol. No sé si algún día lleguemos a ser lo suficientemente amigas como para que la deje bajar a mi jardín. Ya veremos.
Lo último que les cuento y me voy a comer: ¡ayer me caí al agua! bue… la verdad que estoy exagerando un poco. resulta que quise ir a vigilar que mi mamá se lavara bien el poto cuando se duchaba antes de ir a la oficina, y como otras veces salté al borde de la tina para sentarme a mirar entre la cortina transparente y la de género, pero algo calculé mal y me resbalé y seguí de largo y caí dentro de la tina dónde estaba mi mamá y corría el agua caliente ¡qué nervios! por suerte mi mamá reaccionó rápido y puso su pie debajo de mis patitas para que yo no me resbalara y con eso y un empujón pude salir altiro de ahí ¡por suerte no alcancé a mojarme! sólo algunas gotas en las patitas. Después de esa experiencia, hoy no quise acercarme a la ducha.
Y ahora corro a comer que ya escucho a mi mamá con mi bolsa de crunchi crunchis!!!!