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La prima pobre y mis juguetes

Ayer escuché a la Conqui hablando por teléfono con mi abuela y dijo algo de una prima mía. No entendí mucho, pero parece que es una chascona de pelo blanco que sus familia no debe querer mucho porque no le han tomado fotos, o eso cree mi mamá porque escuché cómo pedía que le mandaran foto al mail y le respondieron que no tenían, y si a un hijo no le toman fotos, quiere decir que no lo quieren o son muy pobres y no tienen cámara fotográfica. Aunque a mi me tinca que no la quieren porque la Conqui es pobre e igual me persigue todo el día tomándome fotos con su celular (me tiene chata, parece tonta persiguiéndome con la cámara).

Por otro lado, también escuché que mi pseudo prima chascona de pelo blanco no tiene ni un juguete, y si no tiene juguetes, de verdad debe ser pobre…

Yo tengo 4 juguetes: 3 pelotas con campanita (una me la mandó de regalo mi abuela) y una cosa verde que, según la Conqui, es una laucha (debe ser muy lesa si cree que esa “cosa” se parece en algo a una laucha). De todas, con el que más juego, es la pelotita lila, y cuando juego con la Conqui, me gusta cazar su cinturón: en las noches, antes de dormir y cuando prepara la ropa para el día siguiente, yo me subo a la cama, le pongo ojitos juguetones, muevo mi cola y ¡listo! La tengo tan bien entrenada que altiro entiende y se pone a jugar conmigo: saca el cinturón del closet y lo empieza a mover por toda la casa mientras yo lo persigo saltando por mesas, sillones, libros y alfombras. ¿Lo que más me gusta? frenar sobre la alfombra azul que bordó mi abuela porque está puesta sobre suelo de baldosa, entonces cuando me ronceo para dar la vuelta se arruga entera y yo resbalo sobre ella como si fuera a salir volando ¡es muy entretenido!

Cuando jugamos en las noches con la Conqui, lo pasamos chancho; generalmente estamos solas a esa hora porque el Manchi anda de farra. Por cierto: anoche de nuevo llegó después de las once. Tuvo suerte que estábamos jugando con la Conqui y las dos sentimos un ¡PAF! en la puerta que ya estaba cerrada; nos quedamos quietas, nos miramos, supimos altiro quién era, y al abrir ahí estaba el tarado colgando del marco de la ventana, afirmado con sus garras ¡fue tan gracioso! Lo poco digna de la situación fue lo único que lo salvó del reto por llegar tarde. Quedó tan humillado que…. ¡Huy! la Conqui se puso a repartir crunchi crunchi ¡corro a comer!

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