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Matiné, vermouth y noche

Como buen jueves, hoy me tuvieron haciendo aseo, lo que se tradujo en que si mi abuela pasaba el plumero, yo lo cazaba, y si la Conqui aspiraba nuestro baño, yo entraba a usar mi cajita dejando todo lleno de arenita de nuevo. Entretenido hacer aseo, yo no sé porque el par de viejas con que vivo dicen que es tan aburrido…

Hoy le enseñé un nuevo truco a mi mamá; resulta que quería más ñam ñam y por más que me froté en su piernas, y le moví mi colita y la miré con cara de “tengo hambre”, ella se hacía la loca diciendo “tienes crunchi crunchis”, y es cierto, habían crunchi crunchis en mi platito, pero yo quería ñam ñam y cuando yo quiero algo, lo consigo. Bue… después de muchas carantoñas y movidas de cola, yo no lograba nada, así que hice uso de todo mi ingenio y tuve la brillante idea de hacer sonar mi platito ¡y funcionó! Apenas hice un par de clinks clinks (el ruido de mi platito contra el suelo) la Conqui llegó corriendo a ver qué estaba pasando, y al verme sentada delante de mi plato moviéndolo con mi patita, reconoció el mensaje de “la Melí quiere ñam ñam” fuerte y claro y no tuvo otra opción que abrir el refrigerador y ponerme comidita rica ¿verdad que le enseñé un buen truco? Estoy orgullosa de mi misma (y con mi pancita llena).

Para rematar el día, me tocó sociabilizar con las niñitas del barrio… ¡las tonteras que se le ocurren a mi mamá! Todo porque la tarde estaba preciosa y yo salí a la terraza de mi abuela a tomar sol, mientras los cachorros humanos jugaban en los columpios. Claro, eso fue hasta que me vieron y hay se pusieron a decir cosas de mí tipo “que linda”, “la quiero tocar” y halagos varios que me hicieron sentir toda una belleza, e hicieron que la Conqui tuviera la “brillante” idea de ponerme mi arnés y sacarme a la calle para que todas esas manitos llenas de caramelo me tocarán… ¡qué horror! ni que yo fuera pila de agua bendita. Afortunadamente, el trámite duró poco y al regresar a la casa me dieron crunchi crunchis por bien portada (no hice ningún fuuuu ni arañé a nadie, aunque ganas no me faltaron). Cuando miré a mi mamá con cara de que me debía una explicación por el mal trago que me había hecho pasar, me dijo “Melí, la idea es que todos te conozcan para que así sepan dónde vives si algún día te pierdes”… ¡por favor! ¿perderme yo? Que alguien le explique a la señora que los gatitos no nos perdemos, a lo más nos vamos...

 
(Ese truco tampoco está malo... )

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