Ir al contenido principal

Entre un pitbull y un podle, elijo al pitbull

… Y finalmente ayer llegaron mis dos primos con mi tío. Eso sí, aparecieron re tarde, casi a las 10 de la noche. El podle se llama Teodoro Enrique pero todo el mundo le dice Teo ya que su nombre es más grande que él; es poquita cosa, tiene el pelo blanco y tan suave que parece mota de algodón, como será que dan ganas de hacerle fuuuu para ver si vuela, aunque me tinca que tiene problemas de autoestima así que he optado por hacerle creer que es él quién me asusta así que cada vez que se me acerca yo corro a esconderme y el tarado de verdad se ha creído el cuento y ahora se pasea inflado por la casa… yo me rió escondida detrás de la puerta porque positivamente sé que si le hago un fuuuu de los que yo sé hacer, la mota de algodón saldría corriendo a esconderse bajo los pies de su papá. Por suerte soy gatita buena y no lo voy a hacer… por ahora.

Mi otro primo es un pitbull que se llama Facundo y es todo un caballero; debe ser porque se parece a mí, los dos tenemos la piel como atigrada sólo que mis pelitos son más largos que los suyos. Sus ojitos son lindos, con una mirada tierna, aunque me tinca que no lo debe pasar muy bien porque tienen un algo tristón, melancólico ¿la verdad? me dan ganas de apachurrarlo, de acostarme a su lado y ponerme a amasarlo con mis manitos para hacerlo sentir querido. Pobre, me da pena Facundo, sólo porque su raza tiene mala fama a él lo discriminan en la calle y es más bueno que el pan. Ahora que están de moda las protestas (lo veo en la televisión cuando la Conqui y mi abuela miran las noticias), me dan ganas de organizar una yo para defender a los perritos con mala fama ¿cuando los humanos aprenderán que el problema no es de los perritos, si no que de quienes los cuidan o dicen cuidarlos…? Ya verán la que les armaré el día que me de por organizar una protesta, incluso voy a convidar a la Mila para que el caos sea mayor.

Pero ya me distraje, volvamos al tema de hoy: mis primos. Debo decir que la convivencia ha sido bastante tranquila, como será que anoche cada uno durmió en su cama (ellos con su papá y yo con mi mamá) y no hubo que cerrar ninguna puerta: todos nos portamos bien, dormimos tranquilos y no nos peleamos. El único problema serio que hemos tenido, es que los dos dos frescos han querido robarse mis crunchi crunchis y a mí eso no me gusta nada; primero fue el Teo, pero como es medio fifí no alcanzó a robarme muchos antes que mi mamá lo pillara y le quitara mi platito, el problema mayor fue cuando el Facundo hizo lo mismo… ¡increíble como traga ese oye! en menos de 30 segundos dejó mi plato limpio ¡se pasó! Por suerte tengo una bolsa grande de crunchi crunchis que la Conqui guarda en un closet y volvió a llenar mi cuenco, sólo que está vez lo dejó arriba de una mesa y con eso solucionó el problema de los perros ladrones… ahora estoy esperando que se pongan a maullar porque eso es lo que le pasa a los perritos que se roban la comida de los gatitos ¿o no lo sabían?

En todo caso, algo debo reconocerle a estos primos: no sé si será porque son mayores que la Mila ¡pero pucha que se portan bien comparados con ella! son unos ángeles, así da gusto convivir con perritos… voy a tener que educar a esa borde.

(Encuentro cercano con la mota de algodón)

Entradas populares de este blog

"Ser animado racional, Varón o mujer"

Ayer me dijeron que yo nunca mencionaba a los hombres y que siempre hablaba de mi mamá, mi abuela, mi tía y mis primas, todas mujeres. También me dijeron que lo más cercano que yo había estado de hablar de algún espécimen de sexo masculino, había sido cuando comentaba las tonteras que hacía el Manchi. Al principio como que me dio lo mismo la pregunta porque no entendí de qué me estaban hablando, pero igual me quedó dando vueltas y pensando en todos los humanos que conozco y con los cuales he convivido en mayor o menor grado, me di cuenta que no conozco a ningún hombre; es decir, tengo una idea de como son porque he visto algunos a la pasada, como los señores que le ponían bencina al auto con una manguerita cuando nos vinimos con mi mamá del sur o el caballero que cortaba el pasto en la casa, pero eso sería todo. Como siempre que algo despierta mi curiosidad, le pregunté a mi mamá sobre el tema pero parece que no me entendió porque se quedó muda, aunque confieso que me tinca prefirió ha...

Maniobra de Heimlich

Lo confieso: he estado ociosa los últimos días, pero tengo una excusa muy buena, y es que… naaaaa, no tengo excusa posible; me podría inventar alguna, pero si algo me ha enseñado mi mamá es que mentir es malo y que uno siempre debe asumir la consecuencia de sus actos, sobre todo cuando ha metido la pata, y ella sí que sabe de meter la pata ¡si yo les contara! ¿Saben cuál fue la última? ¡Ponerle demasiado peperoncciono a la carbonada! Vieran como tosía mi abuela cuando la probó por primera vez… ¡Cof! ¡Cof! ¡Cof! hacía la pobre vieja mientras los ojitos se le ponían brillantes tratando de retar a mi mamá por lo picante de la comida. Cómo sería el escándalo que yo estaba en el cerro e igual escuché todo el barullo y volví corriendo a la casa para ver que estaba pasando y si podía ayudar en algo, no sé, tal vez haciéndole la maniobra de Heimlich a la veterana ¡y no se rían! es tan flaquita la señora que estoy segura que si agarro vuelo y salto sobre sus pulmones, cualquier cosa que estuvi...

El Manchi (y el sexo)

El Manchi es una especie de hermano que tengo yo. La Conqui dice que es “allegado” porque no es de ella si no que de los dueños del sitio dónde ella arrienda cabaña. Siempre me cuenta, muerta de la risa, que lo primero que le dijeron al arrendar, es que el gato estaba para cazar ratones y que no lo dejara entrar a la casa y mucho menos le diera comida. Ella, lo primero que hizo el día que llegó fue dejar entrar al Manchi cuando él llegó a controlar quién había invadido su territorio; y lo segundo, fue darle de comer cuando quiso quitarle la hallulla que ella se estaba comiendo. Esa noche el Manchi durmió sobre la cama nueva de la Conqui y al día siguiente tenía platito de Hello Kitty para la cómica y el agua y una enorme bolsa de comida a su completa disposición Lo del platito de Hello Kitty puede ser algo femenino para un macho recio, pero les voy a contar una copucha: hasta que llegué yo la Conqui pensaba que él, era ella. Así mismito. Como no le colgaba ningún adorno al pobre animal...