Ir al contenido principal

Vieja inmadura

Anoche me tomaron el pelo de una manera clara, contundente, precisa y maquiavélica, y lo más humillante es que caí redondita. Está claro que cuando la Conqui quiere ser mala, es muy buena mala.

Todo empezó después de almuerzo cuando me pasé la tarde en la pieza  de mi abuela; me gusta instalarme ahí porque puedo controlar a los vecinos, ver a los niños jugando y vigilar a los perritos. Hasta ahí, todo bien. Lo complicado vino a la hora de dormir, yo me había quedado con mi abuela hasta que la Conqui llegó a buscarme y me llevó para su cama, pero no quise quedarme con ella y de un saltó me bajé al suelo y me puse a lavar mi carita esperando que ella se distrajera; cuando eso pasó, yo me volví a acostar con mi abuela y ese gesto de buena voluntad –lo hice para acompañarla porque por estos días la he notado medio apanucada y conmigo se entretiene– significó que mi mamá se pusiera celosa y armara toda una escena. Yo estaba panza arriba instalada en el hueco del brazo disfrutando de sus caricias, cuando la vieja loca de mi mamá llegó a la pieza y me descubrió en esa postura ¡no se imaginan los gritos! “¡Melí! ¡me traicionaste! ¿como la prefieres a ella antes que a mí? ¡yo soy tu mamá!”… ni les cuento. Como será que logró ponerme nerviosa y yo empecé a mover mi colita desesperada tratando de decidir qué hacer: por un lado tenía a mi abuela tristona y por el otro a mi madre sintiéndose traicionada. Como será, que la Conqui se puso a llorar y se fue para su pieza y más nerviosa quedé yo. Pero eso no es nada, lo peor vino después: no pasaron ni 2 minutos que empecé a escuchar maullidos y gruñidos de un gato enojado. Altiro imaginé que algún gato estaba atacando a mi mamá, así que de un saltó me salí de la cama y llegué corriendo a la pieza de la Conqui a ver que estaba pasando y poner orden ¿y saben con lo que me encontré? ¡la vieja tarada estaba con ataque de risa mientras jugaba con su teléfono! No había gato atacándola y ni siquiera estaba llorando por que yo estaba regaloneando con mi abuela ¿La lagrimas al irse de la pieza? teatro ¿Los maullidos que yo había escuchado? falsos, salían de su celular: eran una cosa que se llama ring tome y que sirven para avisar cuando alguien te está llamando por teléfono. ¿La verdad? hay que ser muy inmadura para poner a un gato maullando de ring tone y más encima usarlo para tomarle el pelo a una gatita de verdad ¡vieja ociosa! Debo decir que quedé muy desconcertada, no sabía si enojarme y arañarla o hacerme la loca y quedarme a dormir con ella. Digo, si fue capaz de hacer todo ese teatro, significa que algo debe haberle afectado el que yo estuviera durmiendo con mi abuela y no con ella. Opté por lo segundo y me hice lo loca (por algo soy gatita linda), me instalé en el hueco de su brazo, la amasé y le ronronié, y parece que esa fue la mejor decisión porque logré que le remordiera la conciencia y me dijera “sorry por tomarte el pelo, si quieres ir a dormir con la abuela anda, te doy permiso, prometo no hacer más drama… por hoy”. Linda mi mamá (cuando quiere), después de eso le di un par de lengüetazos y me volví a la cama de mi abuela que, por su lado, estaba con ataque de risa… espero que no se haya estado riendo de mi.

 
(Es bueno saber que no soy a la única que le toman el pelo)

Entradas populares de este blog

"Ser animado racional, Varón o mujer"

Ayer me dijeron que yo nunca mencionaba a los hombres y que siempre hablaba de mi mamá, mi abuela, mi tía y mis primas, todas mujeres. También me dijeron que lo más cercano que yo había estado de hablar de algún espécimen de sexo masculino, había sido cuando comentaba las tonteras que hacía el Manchi. Al principio como que me dio lo mismo la pregunta porque no entendí de qué me estaban hablando, pero igual me quedó dando vueltas y pensando en todos los humanos que conozco y con los cuales he convivido en mayor o menor grado, me di cuenta que no conozco a ningún hombre; es decir, tengo una idea de como son porque he visto algunos a la pasada, como los señores que le ponían bencina al auto con una manguerita cuando nos vinimos con mi mamá del sur o el caballero que cortaba el pasto en la casa, pero eso sería todo. Como siempre que algo despierta mi curiosidad, le pregunté a mi mamá sobre el tema pero parece que no me entendió porque se quedó muda, aunque confieso que me tinca prefirió ha...

Maniobra de Heimlich

Lo confieso: he estado ociosa los últimos días, pero tengo una excusa muy buena, y es que… naaaaa, no tengo excusa posible; me podría inventar alguna, pero si algo me ha enseñado mi mamá es que mentir es malo y que uno siempre debe asumir la consecuencia de sus actos, sobre todo cuando ha metido la pata, y ella sí que sabe de meter la pata ¡si yo les contara! ¿Saben cuál fue la última? ¡Ponerle demasiado peperoncciono a la carbonada! Vieran como tosía mi abuela cuando la probó por primera vez… ¡Cof! ¡Cof! ¡Cof! hacía la pobre vieja mientras los ojitos se le ponían brillantes tratando de retar a mi mamá por lo picante de la comida. Cómo sería el escándalo que yo estaba en el cerro e igual escuché todo el barullo y volví corriendo a la casa para ver que estaba pasando y si podía ayudar en algo, no sé, tal vez haciéndole la maniobra de Heimlich a la veterana ¡y no se rían! es tan flaquita la señora que estoy segura que si agarro vuelo y salto sobre sus pulmones, cualquier cosa que estuvi...

El Manchi (y el sexo)

El Manchi es una especie de hermano que tengo yo. La Conqui dice que es “allegado” porque no es de ella si no que de los dueños del sitio dónde ella arrienda cabaña. Siempre me cuenta, muerta de la risa, que lo primero que le dijeron al arrendar, es que el gato estaba para cazar ratones y que no lo dejara entrar a la casa y mucho menos le diera comida. Ella, lo primero que hizo el día que llegó fue dejar entrar al Manchi cuando él llegó a controlar quién había invadido su territorio; y lo segundo, fue darle de comer cuando quiso quitarle la hallulla que ella se estaba comiendo. Esa noche el Manchi durmió sobre la cama nueva de la Conqui y al día siguiente tenía platito de Hello Kitty para la cómica y el agua y una enorme bolsa de comida a su completa disposición Lo del platito de Hello Kitty puede ser algo femenino para un macho recio, pero les voy a contar una copucha: hasta que llegué yo la Conqui pensaba que él, era ella. Así mismito. Como no le colgaba ningún adorno al pobre animal...