Y llegó el domingo, y con el domingo llegó la mamá de la Mila a buscarla, la subieron al auto y se la llevaron. Cuando eso ocurrió, mi mamá y la abuela se pusieron a hacer aseo y yo ¡finalmente! pude dormir a pierna suelta sin estar preocupada de que una nariz intrusa llegase a olerme en el momento más impensado; también pude jugar tranquila correteando mi pelotita por toda la casa sin miedo a que ninguna perra ladrona viniera a morderla y ¡lo más importante! ya no tuve que estar pendiente de que se robaran mis crunchi crunchis. Eso sí, por catete que sea la rucia… ¡la echo de menos! Esta tarde mi mamá no ha gritado ni una sola vez y la abuela casi no ha hablado; la casa está silenciosa, mi platito de crunchi crunchis lleno y yo no tengo a nadie cerca para hacerle fuuuu mientras arqueo el lomo con mi mejor cara de gatita mala… Era gracioso ver a la Mila corriendo a esconderse, salió asustadiza la quiltra, como será que muchas veces ni siquiera era necesario hacerle fuuu para que saliera corriendo, un simple movimiento de bigotes era suficiente para espantarla, como será que sólo tuve que arañarla una vez para hacerme respetar, y eso que tuve varias oportunidades para hacerlo, pero soy gatita linda y mi mamá me tiene bien enseñada porque siempre me dice que no hay que pegarle a nadie sin motivo, y el único motivo que se acepta es la defensa, y eso me tocó hacer hoy día: defender mi ego.
En la mañana la Conqui bajó a desayunar y la Mila y yo nos quedamos arriba en su pieza; la gordita estaba de lo mejor comiéndose su plato de avena cuando sintió ruido de ¡crash! y ¡paf! y altiro llegó corriendo con cara de que embarrada dejaron, y claro, pilló a la Mila in fraganti comiéndose mis crunchi crunchis, yo con cara de acuse pero sin hacer nada sentada en la puerta, y mi platito de agua dado vuelta al lado de la impresora ¡ni les cuento como se enojó mi mamá! Como será que nos correteó a las dos ¡y a mi nunca me había correteado así! Según retó a la Mila por ladrona y a mi por no haber hecho nada para defender mi comidita ¡bello! compartir es vivir dicen ¿o tu mamá no te ha enseñado nada? Bue, como sea, yo corría delante, la Mila detrás y la Conqui persiguiéndonos a las dos escalera abajo bufando como gato rabioso, un escándalo. Yo iba embalada con toda la intención de salir al jardín y subirme a mi árbol para observar desde las alturas todo el despelote pero, aquí viene la parte humillante, la ventana que da al jardín estaba cerrada y yo me choqué contra el vidrio ¡buaaaaaa! Me sentí absolutamente humillada, esas cosas no le pasan a las gatitas lindas como yo; estaba furiosa con mi mamá por haber cerrado el ventanal sin avisar, y furiosa conmigo por no haberme dado cuenta… Era tanta la furia de mi ego herido por culpa de la Mila (les recuerdo que ella fue la que se robó mis crunchi crunchis y dio vuelta el agua), que aproveché que la tenía cerca y le tiré un par de manotazos, con tanta suerte que algo de carne debo haber pinchado porque lloró un poquito y claro, mi mamá volvió a retarme por peleadora y bla bla bla, vieja latera.
Como sea, me gustó la visita, parece que es más entretenido tener hermanitos que ser hija única, a ver si convenzo a mi mamá de que me consigan un juguete de esos...