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Mostrando entradas de marzo, 2013

Las razas

¿Les conté que en mi barrio nuevo hay hartos perros? ¡y todos distintos! lo único que tienen en común son las cuatro patas y que hacen guau guau, aunque algunos ladran con voz de pito y otros son bien roncos. Aunque todavía no converso de cerca con ninguno de ellos, ya tengo a varios identificados con sus diferentes formas y colores; además, cuando mi abuela me ve en la terraza mirándolos, me dice como se llaman y me empieza a contar sus vidas. Por ejemplo, en la casa de al lado viven dos perritos que se llaman Ramsey y Wolf. Ramsey es una cosa chica de pelos largos que parece trapero despeinado; se la pasa metiendo ruido cada vez que se asoma al balcón de su casa, y cuando me ve ladra más fuerte aún ¿pensará que soy sorda? Yo creo que ladra y ladra como desaforado para llamar la atención, porque es tan chico que si no mete ruido nadie lo ve. Según mi abuela que sabe harto de perritos, Ramsey es lo que llaman yorkshire, lo que me parece un nombre muy largo para alguien tan chico. Wolf

Entre broma y broma...

Parece que mi abuela anda un poco celosa de la Conqui  porque estos últimos días le ha dado por ponerse a maullar cada vez que se da cuenta que estoy con mi mamá. La primera vez que lo hizo, ingenuamente, pensé que estaba escuchando a un gatito de verdad, y partí corriendo a ver dónde estaba, pero lo que encontré no fue un gatito, si no que una vieja toda arrugada con ataque de risa por haberme tomado el pelo y haber logrado que dejara a mi mamá por ir a ver quién estaba maullando… Eso no se hace, vieja mala. Yo creo que lo por celos, porque está molesta que en las mañanas yo no baje a desayunar con ella si no que prefiero esperar a que la Conqui se levante, y recién ahí bajo con ella a la cocina.  ¿Qué puedo hacer? a mi me gustan los crunchi crunchi que me da mi mamá, y si no es ella quién los pone en mi platito, no valen. De acuerdo que mi abuela se levanta antes, hace cosas entretenidas y está pendiente que yo no vaya a pasar hambre, pero la Conqui es mi mamá y se preocupa de limpia

Domingo domingo

Hoy con la Conqui decidimos hacer “domingo domingo” y hemos flojeado todo el día. ¿Que no es domingo y hoy es viernes? no importa, lo de “domingo domingo” se puede hacer cualquier día de semana, sólo hace falta tener las ganas y el tiempo para hacerlo, y es por el factor tiempo que normalmente se hace los domingos o cualquier otro día que sea feriado y las probabilidades de recibir visitas o tener que salir a la calle por cualquier motivo sean bajas. El “domingo domingo” es un invento de mi mamá que ha sido adoptado por diferentes personas que han sabido apreciar el simple concepto de no hacer nada. Si los domingos uno hace poco ¡imaginen lo que hace un domingo domingo! nada… ¡ni siquiera bañarse! Lo único que hemos hecho hoy fue prepararle almuerzo a mi abuela y hacer la cama, y eso fue a la rápida, más que nada una estirada de colcha para disimular las sábanas arrugadas y listo ¿Vestirse? la Conqui no se bañó, se sacó el pijama, se puso un buzo, se lavó los dientes y la cara y ¡lis

Las cosas claras

En vez de escribir como todos los días, hoy me puse a pensar en las reglas, esas cosas que sirven para ordenar la convivencia entre los seres vivos (al menos en teoría), y luego de darle vueltas y vueltas, llegar a un par de conclusiones y querer dejarlas por escrito, me puse a jugar con un programa que tiene la Conqui en su computador que se llama Pixelmator  y se me pasó la tarde haciendo pruebas y más pruebas para lograr que me quedaran bonitas. ¿La verdad? no quedaron como me habría gustado, pero ya voy a aprender a usarlo bien muy bien ¡ya verán! Me gustó eso de las reglas y que formen un reglamento. Más me gustó la definición que encontré en el diccionario y que dice: “reglamento. Colección ordenada de reglas o preceptos, que por la autoridad competente se da para la ejecución de una ley o para el régimen de una corporación, una dependencia o un servicio.” Yo no soy una corporación o una dependencia, pero sí podría decirse que tengo “servicio” a mis órdenes y deben tener l

Día de trabajo

Hoy estoy muy cansada porque me han hecho trabajar todo el día entre mi abuela y la Conqui. Primero fue mi mamá que en la mañana decretó dar vuelta los muebles de su pieza, y ahí me tuvo la tontorrona ayudándola: mientras ella daba vuelta la cama, la mesa, el librero y todos los otros cachivaches de un lado a otro, yo me metía detrás de los muebles oliendo todo y revisando que nada quedara fuera de lugar. Ella, en vez de agradecer mi ayuda, no hizo más que decir “Melí sal de ahí”, “Melí no te metas acá” y dale con tirarme la cama o la mesa encima. Por suerte yo soy más rápida que ella y alcancé casi siempre a escapar, menos cuando ella estaba con unos libros en las manos y yo pasé entre su piernas y ella tropezó y se le cayeron los libros y uno me pegó en la cabeza (por suerte fue despacio).  Cada vez que la Conqui levantaba la cabeza, me miraba con cara de “¿qué haces oliendo todo?” pero yo estaba muy ocupada haciendo mi trabajo así que no le respondí nada, es tan difícil hacerle en

Las gatitas también sabemos hacer bromas

En el jardín de mi abuela hay muchas plantitas, y entre ellas hay varias que pretenden ser árboles pero en chiquitito y con unos troncos flacos que, por más empeño que pongo para subirme en ellos, lo único que logro es quebrar sus ramitas; y no es que yo esté gordita –según mi mamá estoy más delgada– si no que son muy chicos para mi… ¿lo más fome? además de quedarme con las ganas de escalar, la Conqui me reta cada vez que me ve tratando de trepar en alguno de ellos y altiro empieza con sus “Melí, deja el pobre arbusto tranquilo” o “sal de ahí que estás aplastando las plantitas”, y puras tonteras de esa tipo que lo único que hacen es coartar mi libertad… “Coartar mi libertad”, que linda salió esa última frase ¿verdad que sí?, cualquiera diría que soy una gatita culta pero la verdad es que la escuché en la televisión mientras mi abuela miraba las noticias, y me encantó como sonaba y me dije a mi misma “mi misma, en tu próximo post vas a usar esa frase mira que al tiro vas a subir de pe

"Razones de fuerza mayor"

Ayer domingo no pude escribir porque me tuvieron de enfermera todo el día ¡una lata! por suerte hoy la Conqui amaneció mucho mejor y no tuve que cuidarla y pude hacer mi vida de siempre: cazar musarañas, perseguir lagartijas, esconderme en los rincones para asustar a mi abuela y las típicas cosas que hacemos las gatitas lindas. Lo de tener que estar de enfermera fue porque a mi mamá le vino un dolor de cabeza grande tan grande que la pobre andaba dando pena por los rincones, así que su mamá (que es mi abuela, obvio) le dijo que se fuera a acostar y yo, que tengo un corazón de oro, me fui a acostar con ella para que no estuviera solita y dormitamos toda la tarde. Entre sueño y sueño, yo me acordé de mi diario y que me había comprometido a escribir todos los días, pero no quise prender el computador  y molestar a mi mamá porque era tanto su dolor de cabeza que incluso la luz le molestaba; espero que no me miren feo por haberme capeado la columna de ayer sin avisar, pero como dice la ge

¡Yo también quiero!

Las ventajas de un baño grande

Una de las ventajas de vivir en una casa más grande es que el baño de la Conqui, obviamente, también es más grande y yo lo puedo compartir con ella y eso significa que tengo chipe libre para entrar a intrusearlo cada vez que tengo ganas, tenga o no necesidad de usar mi cantorita; total, ella no tiene cómo saber cuál es el verdadero motivo de mi visita. En la casa vieja mi cantora estaba al lado de la puerta de entrada, lejos de la de ella, y yo no tenía ninguna excusa para entrar a su baño así que cada vez que me pillaba ahí me tocaba escuchar algún comentario tipo “sal de ahí intrusa”, “¿qué estás haciendo Melí? este es mi baño tú tienes el tuyo”, y me echaban con viento fresco y yo me quedaba con ganas de seguir revisando los diferentes mejunjes que la gruñona usa para lavarse el pelo o arreglarse la cara... ¡tiene tantos frasquitos! con razón se demora tanto en estar lista para salir en las mañanas o acostarse en las noches. Es increíble como se complican la existencia los humanos,

Quiero una lagartija de premio que más no sea

Ante la falta de pajaritos que puedan satisfacer mi instinto cazador, los últimos días los he dedicado a estudiar las costumbres de las lagartijas logrando óptimos resultados las últimas 48 horas, y que incluyen haber acabado con mi “sequía” depredadora de varias semanas habiendo logrado mandar ayer a uno de esos bicharracos que caminan por las paredes al otro mundo; hoy, lamentablemente, la vieja flacuchenta de mi abuela me agarró in fraganti y rápidamente retiró quitó la presa de mis garras justo cuando me estaba divirtiendo de lo lindo y lista para anotarme el segundo cadáver viñamarino. Debo decir que si bien en un principio las miré en menos, las lagartijas tienen su atractivo ya que las puedo ensartar fácilmente con una sola uñita y hacerlas saltar de una mano a la otra. Una vez que aprendes que a ellas les gusta el sol, los sitios alejados de la humedad y las paredes, es cosa de paciencia pillar una. Son fáciles de entender las lagartijas, pero a las que no logro comprender por

A veces mi mamá me agota

Hay días en que preferiría ser huérfana, al menos por un ratito, y no es que no quiera a mi mamá, es sólo que a veces la Conqui resulta agotadora. Por ejemplo, hoy en la tarde yo estaba feliz de la vida en el jardín controlando a un pajarito que, saltando de rama en rama, cada vez estaba más cerca de mis zarpas; iba todo bien, yo estaba casi lista para dar el gran salto final y caer sobre mi primer plumífero viñamarino cuando de repente ¡zas! escucho cómo se abre la ventana de la cocina y veo la cabeza de la vieja sapa asomándose mientras me llamaba con esa voz de niño tonto que muchas veces usa para hablarme “¡hola mi guaguá! ¿qué estás haciendo?”… “tratando de cazar un pajarito vieja retamboreada”, me habría gustado responderle, pero claro, como soy gatita linda no le dije nada y me limité a mover mi cola enfurecida mientras veía escapar a mi ansiado pajarito. Está visto que sin importar dónde estemos algunas cosas no cambian: la Conqui siempre aparece para terminar con mis ínfulas d

Mi venganza

Anoche me vengué del pisotón que me dio mi abuela mientras comía las grasitas que me dio la Conqui (por ahí supe de una oferta de filete que, se supone, es mil veces mejor que lo que me dieron ayer, ya veremos…), y debo confesar que disfruté mucho mi venganza. En su pieza, mi abuela tiene otra pieza chiquitita dónde guarda la ropa (walking closet parece que se llama) que tiene luz y todo; tiene una puerta doble, varias divisiones y barras para colgar cosas y ninguna ventana. En una parte guarda las carteras, en otra los chalecos, más arriba las chaquetas, abajo los pantalones y más abajo, los zapatos. Todo bastante ordenado aunque no taaaan ordenado como cacarea ella cada vez que mi mamá se mete ahí a sacarle algo; “Conqui, deja todo ordenado como lo tengo yo”, le dice siempre, y la Conqui parece que no le hace mucho caso porque sí o sí le llega algún comentario tipo “no dejaste el chaleco bien doblado”… Pero esos son problemas entre ellas y yo no pienso meterme porque una gatita no

Jardín, carne y pisotón

He estado entretenida los últimos días. Ayer por ejemplo, estuve toda la tarde jardineando con mi abuela: mientras ella podaba las plantitas del jardín de adelante, yo la vigilaba desde una de las ventanas del living que ahora es mía. Mi trabajo era controlar que dejara todas las ramitas bien cortadas y ordenadas, y que no quedara ninguna mugre en el pasto. Lo hizo bastante bien, o al menos así me lo pareció cuando con la Conqui salimos a hacer la inspección final… lo único fome es que como aún no me dejan salir sola a esa parte de la casa porque está en la calle, mi mamá me puso mi arnés con florcitas y eso no me gusta mucho ya que no puedo ir a dónde yo quiero si no sólo puedo ir a dónde el largo de la correa que remata mi arnés lo permite; por suerte aprendí a sacármela rápido, así que en menos de 10 minutos ya tenía mis patitas fuera y estaba lista para la fuga cuando mi abuela se dio cuenta y le avisó a la Conqui y significó que me tomara en brazos y me llevara de vuelta a la casa

Un poco de seriedad: el chocolate nos mata

No insistan, los gatitos no podemos comer chocolate, y por mucho que nos guste y pidamos un pedacito a nuestros humanos, ellos deben ser fuertes y resistirse a nuestros ojos embaucadores. Es triste porque somos golosos, pero si de verdad nos quieren, coman chocolates a escondidas de nosotros si no van a tener la fuerza de voluntad suficiente para negarse a nuestras peticiones de una “probadita”. No hay vuelta que darle: el chocolate nos mata. El chocolate se hace de cacao, y el cacao contiene teobromina, un alcaloide estimulante del sistema nervioso central parecido a la cafeína y que es tóxico para los gatos (también para los perros). Los humanos pueden metabolizar la teobromina rápidamente y sin problemas, pero en los gatos se encuentran moléculas de ella incluso 35 horas después de haber comido chocolate. Es tan lenta la manera en que eliminamos este alcaloide de nuestro cuerpo, que si todos los días nos dieran un pedacito de chocolate, jamás lograríamos liberar a nuestro organismo

De oler colas y propuestas de ley

Hoy he flojeado todo el día; debe ser que después de la visita de ayer quedé cansada; primera vez que estaba con tantas personas juntas. Yo estaba acostumbrada a pasar el día con la Conqui y el Manchi y después que nos vinimos a Viña cambiamos al Manchi por la abuela pero seguíamos siendo tres (con la Conqui y yo de plato principal), pero con la visita de ayer se duplicó la cantidad de humanos con los que debí tratar, y claro, me cansé de sociabilizar con tanta gente que no conocía. A las gatitas lindas nos cuesta relacionarnos con quienes no conocemos, y los humanos tienen la mala costumbre de pretender ser tus amigos enseguida, sin siquiera darse el tiempo de olerse ¡muy locos! Yo no conozco ningún gatito o perrito que confíe en otro sin olerse la cola primero que más no sea, y no entiendo como los humanos pretenden que uno confíe en ellos sin siquiera haber olido una sóla vez mi colita. Eso me pasó con mi tía gritona: esperaba que yo la quisiera altiro, pero por muy buena gente que

Una tía y dos primas

Hoy empecé a conocer a mi familia humana. Aparte de mi abuela, parece que tengo tíos, tías, primos, primas y vaya a saber uno qué otras cosas más me aparezcan en el camino. Esto de los nexos familiares entre humanos es más complicado de lo que pensé alguna vez; creía que la familia era la gente con la que vivías y punto. Para mi, por ejemplo, mi familia eran la Conqui y el Manchi, luego al Manchi lo cambiamos por la abuela y hasta ahí todo claro, pero hoy día llegó una señora con dos niñitas que estuvieron un par de horas y se fueron y resulta que son parte de la familia aunque no vivan con nosotras: era una hermana de la Conqui cond dos hijas y que vendrían a ser algo así como mi tía y mis primas. Mi tía es medio gritona pero buena gente porque me trajo de regalo 3 bolsas de ñam ñam, pero parece que también es un poco loca porque me trajo de regalo un collar con campanita… lindo el collar, rojo con lentejuelas plateadas pero…¡¿cómo se le ocurre que yo voy a usar eso?! sólo porque soy

2 descubrimientos y un problema

En los últimos días he descubierto dos cosas: regar y las lagartijas. Lo de regar lo descubrí ayer en la tarde cuando mi abuela sacó un tubo plástico como los que usan para darle ñam ñam a los autos solo que muuuuucho más largo y que también se llama manguera, pero que en vez de salir bencina por un extremo sale agua en forma de gotitas como si lloviera. Cuando los humanos echan agua al pasto y las plantas como si fueran Dios haciendo llover, se llama regar. Yo nunca había visto regar; en el sur no hace falta porque llueve un día sí y otro también. Cuando pasa una semana sin caer agüita del cielo todas las personas se empiezan a preocupar por la “sequía” ¡se espantarían si conocieran Viña! Desde que llegué hace más de una semana, no he visto llover ni un día y por eso mi abuela tuvo que ponerse a regar. Fue entretenido verla, yo traté de cazar la manguera pero por más que traté de aplastarla con mi manito no pude. La Conqui sí pudo; ella la dobló con sus manos y el agua dejó de salir

¡Que leso!

(Yo soy harto más inteligente)

Tengo una teoría...

Hoy se me ocurrió una cosa: los gatitos de pelo oscuro viven dónde hace más frío y los gatitos de pelo claro viven dónde hace más calor. Resulta que yo soy de pelito oscuro, y en el sur muchos gatitos se parecen a mí. El Manchi, por ejemplo, era casi igual, lo único que nos diferenciaba es que el tenía machitas (por eso su nombre) y yo rayitas. En la casa de al lado había un gato negro y otro gris oscuro, y así suma y sigue. Aquí, los gatitos que he visto, son blancos, gris claro o blanco con rojo, pero gatitos negros o parecidos a mí ¡nada!. La Conqui me contó que los beduinos del desierto (un sitio dónde hay mucha arena y no existen los árboles y la fuerza del sol es capaz de freír un huevo), se visten con ropa clara porque ayuda a evitar el calor. Se supone que esos colores atraen menos los rayos del sol, así que son más “frescos”, al contrario, los colores oscuros, ayudan a juntar calor, y es por eso que se me ocurrió la teoría de que los gatitos claros son de zonas calurosas y los

En el jardín

Luego de mi fuga, me he portado bien, aunque debo decir que tampoco he tenido muchas opciones de hacer grandes maldades porque me han tenido vigilada, y cada vez que he salido al jardín la Conqui ha llegado de atrás para ver en que ando. Lo gracioso es que se hace la tonta; ella cree que no me doy cuenta lo que está haciendo porque disimula y se pone a leer, o a limarse las uñas (debería hacer scratch scratch en los árboles, es lo mejor para la manicure), o a dar vuelta la ropa que pone a secar después del lavado; cualquier cosa con tal de poner cara de ocupada mientras está en el jardín espiándome ¡vieja sapa! En todo caso, debe ser cierto eso que dicen que quién lo hereda no lo hurta, porque una de las cosas que más me gusta es sentarme en la ventana y mirar todo lo que pasa afuera: puedo pasarme horas tranquila moviendo mi colita mientras veo a la gente pasar o a los niños jugar. Al frente de la casa hay una cosa que se llaman “columpios”, yo no los conocía. Ahí llegan los niños con

La escapada

Ayer en la tarde hice la maldad más maldadosa que he hecho hasta ahora en mi vida: me fugué. Así, tal como lo leen, con todas sus letras. Por eso ayer en la tarde me demoré más de lo normal en subir mi post, andaba de parranda en vez de estar instalada en el computador de la Conqui escribiendo. El otro día dije que no me gustan los muros que no me dejan ir más allá de dónde yo quiero ir, y que de momento mi curiosidad llegaba justo hasta el muro, pero ayer mi curiosidad aumentó y tuve que ir a ver lo que había más allá… sólo encontré cemento, un par de arbustos medios secos, una pendiente bien parada, una casa con un lago chico de agua transparente hedionda a cloro en su jardín (según la Conqui se llama “piscina”) y poco más, pero nada de lauchitas. ¿La verdad? fome la arrancada, lo entretenido fue ver a la abuela y mi mamá buscándome por todas partes sin pillarme!!! eso sí, la que más me buscó fue la Conqui, aunque la que me pilló dónde estaba fue la vieja copuchenta que al tiro me ac

La ventana del baño

Entre ayer y hoy he hecho un par de maldades que han estresado a mi abuela y a la Conqui, pero yo me lo he pasado ¡bomba! La primera maldad se la hice anoche a la veterana, aunque debo decir que la idea original no fue asustarla si no que tomar un poco de aire fresco mientras miraba las estrellas… Mi abuela tiene baño con ventana además de cantorita con agua, tina y las otras cosas típicas del baño de los humanos, y como la puerta de la terraza estaba cerrada y la ventana abierta y yo quería ver que pasaba afuera, me trepé a la cornisa y ahí me quedé tranquilita mirando el cielo, la calle y todo lo que ocurría afuera. Estaba feliz de la vida en mi contemplación del mundo exterior cuando siento que alguien entra al baño, corre la cortina de la tina y ¡zas! grito de espanto “¡Conqui! corre a ver a la Melí”, y claro, mi mamá llegó corriendo a ver que estaba pasando, prendió la luz y vio dónde estaba yo; sin decirme nada, se metió a la tina (¿dije que la ventana estaba al lado de la tina?)

Las puertas

En la casa de mi abuela hay muchas puertas, tantas, que perdí la cuenta. Hay una puerta que da a la calle, otra que comunica la cocina con la lavandería, y para la lavandería con el jardín... ¡otra puerta!. La pieza de la Conqui tiene puerta, la de mi abuela también y otra puerta más en la pieza de esconderse; los baños tienen puertas, la cocina tiene puerta ¡y eso sin contar las puertas de vidrio que dan a las terrazas! ¿serán así todas las casa de ciudad? Yo nunca había estado en un lugar con tantas puertas, en la cabaña dónde vivíamos antes, teníamos sólo dos puertas: la del baño de la Conqui que nunca se cerraba, y la puerta de calle que se abría a las 8 de la mañana y se cerraba a las 11 de la noche (a no ser que mi mamá saliera a la compra o a alguna reunión que ahí dejaba cerrado).  Las puertas son fomes porque es típico que yo quiero ir para algún lado y ¡zas! que está la puerta cerrada, es como ley natural que justo me den ganas de pasar cuando la acaban de cerrar. Por sue

Las palomas

Aquí hay unos pajaritos que por lo grandes deberían llamarse pajarotes, pero que según la Conqui son palomas. En Puerto Varas no habían de esos así que recién ayer las conocí (las había visto el miércoles cuando llegamos, pero estaba tan cansada con el viaje que no les presté atención). Las palomas son grises color ciudad, con algunas plumas más oscuras y otras más claras; de porte deben ser unas 5 veces más grandes que los gorriones que tanto me gustan a mí, y además son muy ruidosas: meten bulla cuando se paran en la canaleta del agua, meten bulla cuando camina por el techo de la casa o en el muro del jardín, y aparte del ruido que hacen al moverse ¡se ponen a conversar entre ellos haciendo bruuuu bruuuu! (arrullo dice la Conqui se que se llama ese ruido) y eso me enoja porque yo no hablo “paloma” y no me entero nada de lo que dicen. Yo las miro desde el suelo, y muevo mi colita de una lado para otro y los dientes me empiezan a chirriar de pura ansiedad de imaginarme con la boca ll

Mi abuela y su casa

Como lo prometido es deuda, y yo soy una gatita que cumple lo que ofrece, hoy terminaré de contar sobre mi llegada a Viña del Mar y el encuentro con mi abuela. Cuando llegamos a la casa, la Conqui estacionó el auto, me puso mi correa con florcitas y nos bajamos del auto a tocar el timbre. Yo me senté al lado de mi mamá y esperé a que se abriera la puerta… La verdad que no sabía que esperar, por mucho que trataba de imaginarme eso de la “abuela” no lograba hacerme una idea de con qué me iba a encontrar… La puerta se abrió y apareció una señora de pelito corto y color parecido al mío, más baja que la Conqui y flaca ¡flaca! de flaquead absoluta, tan flaca que si se come un ratoncito me tinca que se le notarían las orejitas en su guata. De cara, mi abuela se parece un poco a mi mamá pero con arruguitas, y tiene unos ojos verdes que altiro me miraron con cara de que me iba a querer, y me tinca que va a ser así porque nos hizo entrar a la casa y lo primero que hizo fue ponerme un plato lle

El viaje

Ya son dos días que no escribo nada ¡y tengo tantas cosas que contar! Lo primero ¡ya estoy en Viña del Mar! Así de eficiente es mi mamá cuando quiere, en menos de 72 horas ¡zas! todo embalado, camión  conseguido, teléfono cortado, cuentas pagadas, casa cerrada y nosotras instaladas más de mil kilómetros más al norte. El lunes empezamos a embalar, el martes pasó el camió a buscar las cosas y la Conqui y yo nos vinimos ayer; salimos temprano de Puerto Varas, cuando aún estaba oscuro, y manejamos sin parar hasta que llegamos poco antes de las 7 de la tarde ¡yo nunca había andado tantas horas en auto! laaaaargo el viaje. Al principio fue entretenido ver todo lo que pasaba afuera, pero luego de un par de horas fue mucha la información y me cansé de tratar de procesarla toda así que preferí venirme dormitando el resto del camino. La verdad es que tenía tantos nervios y estaba tan preocupada que la Conqui no se cansara y nos chocáramos, que me porté súper bien todo el viaje. Como será, que ni

¡Nos vamos!

Ya es oficial: hoy la Conqui me dijo que nos vamos a vivir a Viña del Mar y me va a llevar a conocer la cantora gigante!!!! Estoy nerviosa, me hace mucha ilusión conocer a mi abuela y el mar con toda esa arenita ¡no me lo logro imaginar! Además, voy a hacer una viaje laaargo en auto: yo me voy a ir en el asiento del copiloto (como corresponde) con mi maletita arriba y la cantora abajo, y tengo que recordarle a la Conqui que no se olvide de llevar mis crunchi crunchis para el camino y una botella con agua por si me da sed. Hoy día aún no salimos a pasear en el auto para que me siga acostumbrando a él, hemos estado ocupadas embalando nuestras cosas: mi mamá arma las cajas y yo juego con ellas ¡son muy entretenidas! Me gustó eso de poder esconderme y sacar la zarpa cuando la Conqui pasa cerca. También trajo un papel para envolver cosas que suena rico cuando camino por arriba y hago crash crash con mis uñas, claro que a la bruja no le gustó mucho que me quisiera hacer la manicure con su pa

Segunda lección de manejo

Han sido días raros estos, con una sensación de despedida que me tiene un poco melancólica, sobre todo porque noto a la Conqui preocupada. Aún no me ha dicho oficialmente que nos vamos a Viña, pero ayer la escuché hablar largo por teléfono con mi abuela planificando el viaje, y después con alguien más que no supe quién era pero que no me quiere porque escuché que la Conqui le decía “respeto tú opinión pero no voy a regalar a la Melí”… y yo soy la Melí, y si quiere que me regalen es porque no me quiere… ¿cómo puede alguien no querer lo que no conoce? Me dio pena ver a mi mamá llorando así que me acerqué a buscar su mano para decirle “aquí estoy”, y ella me tomó en brazos y me dio hartos besos de esos llenos de loros que me cargan, pero estaba tan triste que yo me quedé tranquila dejando que me usara de pañuelo. Bien pesada la persona que dejó triste a la Conqui, si algún día la conozco la voy a ignorar, o le haré fuuuu por antipática. Yo no soy una mala gatita, nunca he roto nada en la

Laucha nocturna y paseo en auto

Luego de varios días, anoche tuvimos una situación de “laucha”. Sí, porque poquito antes de las 11, y cumpliendo con las reglas de la Conqui que nos deja fuera de la casa si volvemos después de esa hora, yo llegué corriendo a guardarme con un ratoncito que justo había pillado. Mi idea de llevarlo a la casa era jugar con él antes de dormirme, pero claro, la bruja empezó con sus gritos de siempre y yo me distraje y se me escapó y se escondió detrás de la cómoda, y empezó el típico show de corre los muebles para allá, saca la aspiradora para acá, toma la escoba y toda esa faramaña que hace la Conqui para robarme mis juguetes, pero esta vez el ratoncito nos hizo lesas a las dos y no pudimos pillarlo por más que la vieja movió muebles, corrió cajas y sacudió leña… ¡nada! mi lauchita había desaparecido como por arte de magia. La Conqui pensó que se había escapado por la puerta que tenía abierta, así que la cerró, se relajó, se puso pijama, se fue a lavar los dientes y ¡zas! cuando estaba en

Relaciones de "hermanos"

Paz y calma en el reino. Luego del round por la pastillita que no me quise tomar, la Conqui me ha dejado tranquila, pero yo no me relajo porque esa bruja es capaz de volver al ataque en cualquier momento. Puede ser que está esperando que se le sane el dedo que ayer le pinché con una de mis zarpas, porque hoy no ha hecho más que mostrármelo todo el día mientras me dice “¿viste Melí? eso me lo hiciste tú y mira cómo está ahora”… Exagerada, yo no le veo nada raro, sólo un picotón que está rojo e inflamado, pero aparte de eso nada de qué preocuparse; cuando no pueda darme mis crunchi crunchis porque no puede mover la mano, ahí sí que la cosa se pondría sería y yo podría empezar a arrepentirme de lo que le hice, pero no antes y previo haber dejado en acta que fue en defensa propia ¡ella me atacó primero! Hoy no sonó el despertador así que flojeamos hasta tarde. Al Manchi lo echamos para afuera temprano y yo, después de comer un desayuno ligero (tres o cuatro crunchis, poquita cosa), me volv