Martes ya, y la convivencia con la Mila sigue su curso. Hasta ahora no hemos llegado a las manos y recién hoy día me vi en la necesidad de hacerle un fuuu de esos de película con lomo arqueado y todo porque quiso robarse mis crunchi crunchis delante de mis narices ¡Desubicada! que alguien le diga que si me quiere robar la comidita que lo haga cuando no estoy mirando porque si piensa que me voy a quedar sin hacer nada ¡está muy equivocada! Piensa mal si cree que porque me ha robado los crunchi crunchi en dos ocasiones, tiene permiso para hacerlo una tercera (se supone que yo no supe de esos robos porque mi mamá enseguida rellenó mi platito, pero a mi no se me va una).
Hoy he tenido un par de encuentros cercanos con la quiltra; el primero fue esta mañana cuando me levanté temprano para ir al baño, estaba de lo mejor moviendo mi arenita de un lado a otro cuando sentí a la Mila oliéndome el poto ¡oliéndome el poto! ¿se dan cuenta? una se distrae 2 segundos haciendo sus cosas y ¡zas! que te sorprende una nariz. Como era temprano y mis humanas dormían, no hice mayor escándalo y con un fuuu suavecito logré que la perra se volviera a acostar ¿qué cómo sé que volvió a la cama? pues porque cuando salí del baño asomé la cabeza por la puerta del dormitorio de mi abuela y ahí estaba la rubia, subida en su cama y con la cabeza en la almohada… ¡vieja traidora! que después no se sorprenda si no voy a ayudarla a abrir la cama.
El encuentro más cercano (hasta ahora) fue esta mañana cuando estaba con mi mamá ayudándola a hacer la cama; no me pregunten cómo, me encontré nariz con nariz con la Mila ¡literal! Nos olimos, nos miramos a los ojitos y muy ¡muy! despacio, cada uno siguió caminando por su lado con cara de “somos gente adulta”… mi mamá no lo podía creer ¿Saben? fue gracioso ver como la Conqui seguía sacudiendo sábanas mientras ponía su mejor cara de “aquí no pasa nada”, inflada como gata lista para saltar en caso de alguna sorpresa… ¡lo que me faltaba! ahora la guatona (desde que dejó de fumar se ha engordado 4 kilos) se cree gato… ¡Hello! ¡yo soy la gatita de la familia! por favor que alguien le explique que la que se infla cuando está enojada soy yo ¡no ella! Más encima, en la mañana fue tanto lo que se enojó con la Mila cuando pilló que se había robado mis crunchi crunchis, que se infló como gato y empezó a perseguirla haciéndole fuuuu por toda la casa, y claro, la Mila corrió a esconderse, mi mamá corrió detrás de ella y yo detrás de mi mamá porque la curiosidad era mucha ¡no se imaginan la escandalera! ¿Saben? con razón mi abuela se puso a reclamar por los gritos diciendo que la íbamos a matar de un infarto al corazón; debe ser porque a mi mamá le salieron tan bien los fuuuu que la pobre vieja pensó que la perra me estaba haciendo algo y apareció corriendo escalera arriba con cara de loca, y claro, se encontró a mi mamá con cara de ogro, a la Mila con cara de susto y a mi con cara de copucha… nos retó a todas. En todo caso, linda mi mamá, siempre me defiende.
(Vigilando a la Mila)