Ir al contenido principal

Los picaflores

¿Les conté que aquí en Viña hay unos pajaritos de pico largo y que aletean como locos? Colibrí o Picaflor dice mi mamá que se llaman, y son bien bonitos; tienen tantos colores que uno no sabe como describirlos, porque dependiendo de dónde les pegue sol uno puede decir ¡es rojo!, ¡es verde!, ¡es azul!… según la Conqui ese efecto se llama “tornasolado” y es una de las cosas más lindas que tienen estos pajaritos tan especiales, tan diminutos que parecen prendedores. Lindos lindos la verdad, y además de lindos catetes porque se dedican a pasar por delante de mis narices provocándome, como sabiendo que mi mamá no me deja casi ni mirarlos para que no vaya a hacerles alguna “maldad”, como dice ella… dramas de mi vida real.

¿Qué por qué saqué a colación el tema de los picaflores? por dos buenas razones:

1.- Ayer cuando salí a pasear y ya venía de vuelta bajando por mi árbol, uno de esos pajaritos tan lindos pero tan hinchapelotas (perdón por la expresión pero no se me ocurre otra manera de definirlos) se puso a aletear justo a un palmo de mis narices ¿¡lo pueden creer?! Picaflor desgraciado, yo estaba usando todas mis uñitas para afirmarme a la corteza del sauce y bajar sin caer, y él se pone a revolotear a mi alrededor en plan “atrápame si puedes”; pajarito malo, se aprovechó de mi precaria situación sobre la débil rama del árbol para molestarme, a sabiendas que cualquier intento por agarrarlo iba a terminar conmigo cayendo un buen par de metros. Frustrante situación esa de tener al picaflor al alcance de mi pezuña y no poder hacer nada al respecto ¿saben? eso casi me echa a perder el día, por suerte tengo la madurez suficiente como para aceptarlo, así que puse mi mejor cara de “no te veo, no te veo, no te veo” y luego de unos segundos seguí bajando por el sauce como si tal cosa (eso sí, rechinando mis dientes de impotencia de no haber podido cazarlo).

2.- Hoy pudo haber sido el gran día, el día de mi revancha, de mi venganza, pero no, la Conqui dispuso otra cosa ¡ella y su manía de no dejarme comer pajaritos! Resulta que yo estaba tranquilamente echada delante del ventanal abierto que da al jardín, con mi guatita al sol cuando ¡zum! veo entrar un picaflor a la casa ¡qué emoción sentí! vi que pasó derechito al living, así que enseguida me fui detrás de él, pero parece que con mis nervios hice más ruido del necesario y mi mamá que estaba en el segundo piso paró las antenas y bajó a ver que estaba haciendo, y claro, me pilló infraganti con el colibrí acorralado en una esquina aunque aún sin hincarle el diente ¡vieja desgraciada! me tomó en brazos y por más que yo traté de zafarme no hubo caso y me encerró en la cocina y no sé como sacó al pajarito de la casa y cuando lo hizo me fue a buscar a la cocina y me retó por haber querido zampármelo… ¡Coño! mi primer pajarito en meses y me lo quitan, está visto que algunas cosas no cambian. 

Lo que tengo que hacer ahora, es ver la manera de convencer a mi abuela para que fabrique una trampa de colibríes, aunque a ella hay que hacerle creer que es para alimentar a los “pobres pajaritos” que no encuentran comida en esta época. Estuve buscando en internet y parece que no es difícil hacer una de esas cosas, lo único malo es que yo no tengo dedo gordo para usar las herramientas...

(Debo tomar nota de lo que NO debo hacer cuando quiero cazar un pajarito)

Entradas populares de este blog

"Ser animado racional, Varón o mujer"

Ayer me dijeron que yo nunca mencionaba a los hombres y que siempre hablaba de mi mamá, mi abuela, mi tía y mis primas, todas mujeres. También me dijeron que lo más cercano que yo había estado de hablar de algún espécimen de sexo masculino, había sido cuando comentaba las tonteras que hacía el Manchi. Al principio como que me dio lo mismo la pregunta porque no entendí de qué me estaban hablando, pero igual me quedó dando vueltas y pensando en todos los humanos que conozco y con los cuales he convivido en mayor o menor grado, me di cuenta que no conozco a ningún hombre; es decir, tengo una idea de como son porque he visto algunos a la pasada, como los señores que le ponían bencina al auto con una manguerita cuando nos vinimos con mi mamá del sur o el caballero que cortaba el pasto en la casa, pero eso sería todo. Como siempre que algo despierta mi curiosidad, le pregunté a mi mamá sobre el tema pero parece que no me entendió porque se quedó muda, aunque confieso que me tinca prefirió ha...

Maniobra de Heimlich

Lo confieso: he estado ociosa los últimos días, pero tengo una excusa muy buena, y es que… naaaaa, no tengo excusa posible; me podría inventar alguna, pero si algo me ha enseñado mi mamá es que mentir es malo y que uno siempre debe asumir la consecuencia de sus actos, sobre todo cuando ha metido la pata, y ella sí que sabe de meter la pata ¡si yo les contara! ¿Saben cuál fue la última? ¡Ponerle demasiado peperoncciono a la carbonada! Vieran como tosía mi abuela cuando la probó por primera vez… ¡Cof! ¡Cof! ¡Cof! hacía la pobre vieja mientras los ojitos se le ponían brillantes tratando de retar a mi mamá por lo picante de la comida. Cómo sería el escándalo que yo estaba en el cerro e igual escuché todo el barullo y volví corriendo a la casa para ver que estaba pasando y si podía ayudar en algo, no sé, tal vez haciéndole la maniobra de Heimlich a la veterana ¡y no se rían! es tan flaquita la señora que estoy segura que si agarro vuelo y salto sobre sus pulmones, cualquier cosa que estuvi...

El Manchi (y el sexo)

El Manchi es una especie de hermano que tengo yo. La Conqui dice que es “allegado” porque no es de ella si no que de los dueños del sitio dónde ella arrienda cabaña. Siempre me cuenta, muerta de la risa, que lo primero que le dijeron al arrendar, es que el gato estaba para cazar ratones y que no lo dejara entrar a la casa y mucho menos le diera comida. Ella, lo primero que hizo el día que llegó fue dejar entrar al Manchi cuando él llegó a controlar quién había invadido su territorio; y lo segundo, fue darle de comer cuando quiso quitarle la hallulla que ella se estaba comiendo. Esa noche el Manchi durmió sobre la cama nueva de la Conqui y al día siguiente tenía platito de Hello Kitty para la cómica y el agua y una enorme bolsa de comida a su completa disposición Lo del platito de Hello Kitty puede ser algo femenino para un macho recio, pero les voy a contar una copucha: hasta que llegué yo la Conqui pensaba que él, era ella. Así mismito. Como no le colgaba ningún adorno al pobre animal...