Podría ponerme a discutir sobre un comentario que dejaron en mi última entrada, pero me da lata empezar con los “tu dijiste que…”, “yo no dije” y bla bla bla típico de los humanos que se complican la vida por quítame estas pajas. Una cosa es cierta: mi mamá tiene respaldado en su teléfono todos los chismes que le llegan por WhatsApp, y como soy curiosa (por algo soy gatita) cada vez que ella deja su celular por ahí yo lo pesco y reviso, y me entero de todo lo que andan hablando de mi ¿saben? ¡es increíble la cantidad de tema de conversación que les doy! bue… debo decir que la Mila también mantiene entretenida a su mamá tanto como yo a la mía. Nos deberían dar premio por ser un par de esforzadas trabajadoras, no sé de qué hablarían nuestras humanas sin esa perra y quién les habla… par de inocentes.
Por acá, todo en orden. He avanzado mucho con la educación de mi abuela desde que paso más tiempo con ella, ya aprendió que a la hora de almuerzo debe darme pollo picado a mi antes que sentarse a comer ella, y también ha aprendido que cada vez que me siento delante de la puerta de la terraza, debe dejar lo que está haciendo para venir a abrirme tanto si quiero entrar como si quiero salir. Debo decir que ha salido mucho mejor alumna que mi mamá, la viejuja ha aprendido tan rápido a hacer lo que yo quiero, que hasta a dejado de retarme por subirme a la mesa. Creo que en un par más de semanas podré convencerla de que me deje jugar con las lagartijas, y en un par de meses ¡capaz que hasta con los pajaritos! pero vamos de a poco, no vaya a ser que se me queme el pan en la puerta del horno.
Con respecto al regalo perdido del otro día, de buena fuente me enteré que un par de guatones –porque no tienen otro nombre– ¡se robaron el regalo que le mandé a la Mila! Eso es una maldad, un abuso de poder, todo porque ella es la menor de la casa ¡malos! Sí, a ustedes dos les hablo, par de adolescentes revenidos hediondos a pata con ínfulas independentistas ¡no se roban los regalos a las hermanas chicas! eso es pecado, más aún cuando la pobre no se puede defender ya que vive bajo la amenaza permanente de irse a dormir al patio si hace mucho alboroto... Ya van a ver todos los fuuuuu que les voy a hacer cuando los tenga delante mío, para que se enteren: la única que puede molestar a la Mila soy yo porque tengo 4 patas como ellas ¿¡pero ustedes?! ¡ustedes no! son unos simples bípedos, y no por tirarse dos pedos aunque eso también lo hacen. Que conste en acta: si se meten con la Mila se meten conmigo ¿estamos claros? que no me entere yo que le vuelven a robar algún regalo mío a la pobre quiltra, mi platita que me costó comprar las galletitas para que un par de zánganos se las robaran. Y si no me creen capaz de meterlos en cintura, pregúntenle a su abuela como mantengo a raya a la Pelusa: hoy de nuevo quiso venir a meterse a mi territorio y apenas me vio engrifada salió arrancando a esconderse. Eso no más les digo. Ahora me voy a vigilar a mi mamá que se acaba de meter a la ducha, en una de esas me animo y yo también me baño...
Por acá, todo en orden. He avanzado mucho con la educación de mi abuela desde que paso más tiempo con ella, ya aprendió que a la hora de almuerzo debe darme pollo picado a mi antes que sentarse a comer ella, y también ha aprendido que cada vez que me siento delante de la puerta de la terraza, debe dejar lo que está haciendo para venir a abrirme tanto si quiero entrar como si quiero salir. Debo decir que ha salido mucho mejor alumna que mi mamá, la viejuja ha aprendido tan rápido a hacer lo que yo quiero, que hasta a dejado de retarme por subirme a la mesa. Creo que en un par más de semanas podré convencerla de que me deje jugar con las lagartijas, y en un par de meses ¡capaz que hasta con los pajaritos! pero vamos de a poco, no vaya a ser que se me queme el pan en la puerta del horno.
Con respecto al regalo perdido del otro día, de buena fuente me enteré que un par de guatones –porque no tienen otro nombre– ¡se robaron el regalo que le mandé a la Mila! Eso es una maldad, un abuso de poder, todo porque ella es la menor de la casa ¡malos! Sí, a ustedes dos les hablo, par de adolescentes revenidos hediondos a pata con ínfulas independentistas ¡no se roban los regalos a las hermanas chicas! eso es pecado, más aún cuando la pobre no se puede defender ya que vive bajo la amenaza permanente de irse a dormir al patio si hace mucho alboroto... Ya van a ver todos los fuuuuu que les voy a hacer cuando los tenga delante mío, para que se enteren: la única que puede molestar a la Mila soy yo porque tengo 4 patas como ellas ¿¡pero ustedes?! ¡ustedes no! son unos simples bípedos, y no por tirarse dos pedos aunque eso también lo hacen. Que conste en acta: si se meten con la Mila se meten conmigo ¿estamos claros? que no me entere yo que le vuelven a robar algún regalo mío a la pobre quiltra, mi platita que me costó comprar las galletitas para que un par de zánganos se las robaran. Y si no me creen capaz de meterlos en cintura, pregúntenle a su abuela como mantengo a raya a la Pelusa: hoy de nuevo quiso venir a meterse a mi territorio y apenas me vio engrifada salió arrancando a esconderse. Eso no más les digo. Ahora me voy a vigilar a mi mamá que se acaba de meter a la ducha, en una de esas me animo y yo también me baño...