Con este ya son tres días al hilo que escribo, así que olvídense de tener noticias mías mañana. Aclarado el punto, procedo con los chismes del día… ¡se fueron! ¡terminó mi pesadilla! ¡soy nuevamente libre!
Así es, la Mila y su familia se fueron hoy en vez de mañana. Por lo que alcancé a entender, alguien muy querido por el papá de mis primas se cayó del tejado y salieron corriendo… pobre, debe dar pena que alguien se caiga del tejado y uno no pueda hacer nada para evitarlo. Según mi mamá, todos nos vamos a caer del tejado antes o después, así que más vale pasarlo bien antes de que eso pase porque si no, cuando nos caigamos, ya será tarde. Obvio, con lo que debe doler el porrazo ¿a quién le quedarán ganas de pasarlo bien?
Bue… vamos a cosas más alegres ¿saben? hoy comí filete por primera vez en mi vida, y debo decir que me gustó harto ese ñam ñam. La Conqui me dijo que el filete es carne de vaca, unos animales graaaaandes que comen pasto y hacen muuuuuu, su carne es de color rojo muy blandita, aunque no entiendo lo del color porque que el pasto es verde, digo, lo lógico es que la carne fuera verde y no roja… ¿o no? Como sea, capaz que la mamá de la Mila me empiece a simpatizar como siga trayendo cosas tan ricas como esa (los rumores dicen que vuelven en septiembre, ya veremos).
Ayer conocí al papá de la Mila; él es el primer papá que conozco y debo decir que no me quedó muy claro para que sirven, porque no alcanzó a entrar por la puerta y ya estaba mirando feo a la pobre perra que le saltaba encima para langüetearle la cara a modo de recibimiento… Bue, la verdad que eso lo entiendo porque yo tampoco dejé que la Mila me lengüeteara ¡que manía esa de perseguirme para olerme y dejarme llena de babas con su lengua rosada! Lo que sí fue feo, es que su papá no la dejó dormir en la cama con él y la mandó a la cocina solita. A mí, mi mamá jamás me ha encerrado en la cocina, a lo más mi abuela me ha dejado adentro del closet, pero eso es porque está viejita y a los viejitos se les olvidan las cosas (y yo me escondo para asustarla). Lo que sí me llamó la atención, es lo peludo que son los papás, por lo que vi cuando se ponía pijama a este caballero parece que lo tejieron o tiene algo de gato porque hay que ver lo peludito que es. En todo caso, parece que yo le simpaticé porque me dijo “hola gordita” y no “hola guatona”, y más encima dejó que me escondiera debajo de su cama cuando la Mila quiso olerme por vigésima quinta vez. Pucha, que lata que se le haya caído el hermano del tejado, si estuviera aquí iría a decírselo con un ronroneo.
(Rico el ñam ñam de filete, me quedé con gusto a poco eso sí...)