¿Saben? aunque ya han pasado varios días desde que mi prima y su familia estuvieron de visita, recién hoy empiezo a sentir que recuperé la paz perdida y esta casa empieza a volver a la normalidad. Tal vez haya sido porque mi abuela, aprovechando que hoy era jueves y los jueves es el día en que esta casa se limpia lo necesite o no, finalmente se puso las pilas y decidió ponerse a hacer aseo a fondo eliminando todo rastro de la visita (obviamente que con mi ayuda). Ya sé que más de alguien pensará que soy una exagerada, pero créanme cuando les digo que fueron días intensos, días en los que yo no pude bajar a tomar desayuno con mi mamá como me gusta hacerlo porque si asomaba un sólo bigote por la puerta de la pieza ¡zas! que me encontraba con una nariz y una lengua rosada listos para atacarme ¡coño! que manía la de esa quiltra de andar queriendo olerme; yo sé que soy linda muy linda, pero por favor que alguien le diga que para apreciar mi belleza no tiene que langüetearme… ¡joder! De todos los días que estuvo, no pude dormir ni 5 minutos seguidos lo suficientemente relajada como para mover mis patitas mientras soñaba, panza arriba, que cazaba un ratoncito… pero bue, eso ya es agua pasada y yo ya ando haciéndole maldades a mi abuela como corresponde ¿la última? me arranqué por la puerta principal mientras ella aspiraba su auto que estaba lleno de pelos blancos y arena (eso le pasa por usarlo para sacar a pasear a la Mila y no a mí). Me pasié por la casa del vecino, olí todas las plantitas que se cruzaron en mi camino, y cuando la veterana me llamó para meterme a la casa, salí corriendo a esconderme en el patio de los vecinos que no tienen perrito (ni tonta me meto al del otro lado porque Wolff, que es un bull terrier, seguro me come); cuando sentí que mi abuela ya no estaba, salí despacio y me la encontré a mitad de camino esperándome con el plumero en la mano para corretearme de vuelta a la casa… ¿sabrá que si le hice caso fue sólo porque era hora de ñam ñam?
(Finalmente, durmiendo relajada)