Como todos los viernes, hoy mi mamá llegó más temprano de la oficina. Yo la estaba esperando ansiosa en la terraza de la abuela, y apenas vi aparecer su auto en la curva me puse a maullar dándole la bienvenida. Apenas me ció, ella bajó la ventana del auto para saludarme y tirarme besos, y yo bajé corriendo la escalera para esperarla en la puerta ¡me aprontaba a regalonear y jugar con ella todo el esto de la tarde ¿pero saben qué? ¡me salió el tiro por la culata! Me tinca que en alguna parte comió hierba gatera porque llegó súper acelerada y apenas entró a la casa se sacó la ropa de oficina, se puso buzo y empezó a traquetear de un lado a otro: cargó la ropa en la lavadora, preparó almuerzo, lavó platos, vació lavadora, pasó aspiradora, limpió el baño, hizo el aseo de su pieza, lavó y cambió la arena de mi cantorito ¡y no jugó conmigo! Yo me enojé y en vez de ayudarla como hago siempre, me fui a dormir sobre la calefacción del living y no me moví de ahí hasta que terminó de hacer ruido; yo creo que se puede haber enojado un poco porque hace rato que no me da ni un beso, me tinca que debe haber sido porque me llamó una y otra vez para que fuera a ayudarla –“Melí ven a ayudarme que el baño lo usamos las dos”– y yo la ignoré… Pobre, debe estar cansada porque ahora está durmiendo hecha pelotita ¿saben qué? mejor voy a frotarle la nariz en su cara a ver si me perdona.
Ayer me dijeron que yo nunca mencionaba a los hombres y que siempre hablaba de mi mamá, mi abuela, mi tía y mis primas, todas mujeres. También me dijeron que lo más cercano que yo había estado de hablar de algún espécimen de sexo masculino, había sido cuando comentaba las tonteras que hacía el Manchi. Al principio como que me dio lo mismo la pregunta porque no entendí de qué me estaban hablando, pero igual me quedó dando vueltas y pensando en todos los humanos que conozco y con los cuales he convivido en mayor o menor grado, me di cuenta que no conozco a ningún hombre; es decir, tengo una idea de como son porque he visto algunos a la pasada, como los señores que le ponían bencina al auto con una manguerita cuando nos vinimos con mi mamá del sur o el caballero que cortaba el pasto en la casa, pero eso sería todo. Como siempre que algo despierta mi curiosidad, le pregunté a mi mamá sobre el tema pero parece que no me entendió porque se quedó muda, aunque confieso que me tinca prefirió ha