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Hablemos de los bigotes

Y dicho y hecho: llegó el domingo y con él llegó el tan esperado desayuno con huevos revueltos ¡qué cosa más rica! no tengo claro si fue mi mamá o yo quien se relamió más los bigotes, aunque imagino que debo haber sido yo porque mi mamá no tiene, aunque a ella parece que de momento no le hacen falta, pero creo que a mi abuela sí le vendrían bien porque se pasa tropezando con mi caja. ¿Qué no entendieron nada? no importa, yo explico.

Todos saben que los gatitos tenemos bigotes, pero no muchos saben que tan importantes son los bigotes para nosotros; para explicarlo de manera sencilla, vendrían a ser nuestro GPS.

Nuestros bigotes o vibrisas en lenguaje “técnico”, son una de las partes más importantes de nuestro cuerpo ya que a través de ellos recibimos información de lo que está pasando a nuestro alrededor y la ubicación de los diferentes objetos. Les cuento un secreto: eso que que los gatos tenemos tan buena vista de noche, no es porque tengamos “buena vista” (que la tenemos) si no que por nuestros bigotes, es gracias a ellos que podemos caminar tan sueltos de cuerpo en medio de la oscuridad. Sigamos con el tema de los bigotes: cuando un humano dice esa palabra sólo piensa en los pelitos que tenemos a cada lado de nuestro hocico, pero tenemos más “bigotes” encima de los ojos y en la parte trasera de nuestras patas delanteras. Esos pelos son al menos dos veces más gruesos que cualquiera de nuestros pelos, tienen muchas terminaciones nerviosas y están metidos en nuestra piel tres veces más profundamente que cualquier otro pelo, logrando transmitir al cerebro de manera muy rápida toda la información que recopila, datos como ubicación de alguna presa cuando cazamos, sustitución de nuestros ojos cuando está oscuro e incluso el diámetro de algún sitio por el que queramos pasar: si nuestros bigotes chocan contra las paredes, no cabremos.

Las vibrisas mandan información al cerebro con datos como las corrientes de aire, posición de los objetos, vibraciones, movimientos, etc… todos esos datos nos ayudan a tomar decisiones tan importantes como longitud del salto que debemos dar para llegar a la repisa o para caer sobre nuestra presa, también nos ayuda a saber en que dirección girar nuestro cuerpo en caso de caída –por algo los gatos siempre caemos parados–.

Un dato: cuando los gatitos tenemos los bigotes hacia adelante, generalmente quiere decir que estamos contentos, relajados, con ganas de jugar posiblemente, pero si tenemos los bigotes pegados a nuestra cara, significa que estamos a la defensiva, molestos o estresados. ¿Otro dato? igual que los humanos ciegos desarrolan más su sentido del tacto, los gatitos ciegos o con problemas en la vista saben usar sus bigotes mucho más eficientemente que un gato promedio.

¿Y que tiene que ver todo esto con que a mi abuela le vendrían bien unos bigotes como los míos? Bue, resulta que yo tengo una caja de cartón para jugar y mi mamá la puso en la puerta de su pieza, y cada vez que mi abuela va para allá a decirle algo o llevarle algo o por la razón que sea ¡zas que la vieja se tropieza con la caja! ¡y más lo que rabia cada vez que eso pasa! despotrica contra mi mamá por poner la caja en medio de la puerta obstruyendo la pasada, dice que le tenemos la casa invadida y bla bla bla. Cuando pasa eso, yo me escondo detrás de mi mamá con cara de yo no fui, y ella mira a mi abuela con cara de niñita buena ¿y saben qué? le funciona porque al poco rato mi abuela deja de retarnos, se da media vuelta y por mucho que siempre dice “la próxima vez voto la caja” han pasado los meses y mi caja sigue dónde mismo… Linda mi abuela (ese comentario es pensando en que ella pueda estar leyendo esto, no se le vaya a ocurrir sacar mi caja de dónde está).


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