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De parientes y bajadas de árbol

Después de casi una semana sin ver el sol finalmente hoy se dejó ver ese desgraciado, al menos por un par de horas; aproveche para salir a ventilarme un rato luego de pasar tantos días prácticamente encerrada dentro de la casa, con el frío que hacía no tenía ningún interés en ceder mi sitio al lado de la calefacción. Bue, como sea, hoy me subí a mi árbol, controlé que pasaba al otro lado del muro, y bajé como siempre lo hago, sólo que está vez tenía a mi abuela observando fijamente mis maniobras y por alguna extraña razón que no alcanzo a comprender, se sorprendió de que parte de la bajada la hiciese cabeza abajo… rara la señora ¿por qué tanta sorpresa? cada uno baja como sabe, puede y más le acomoda. Como será lo sorprendida que quedó, que mi bajada del árbol fue tema de conversación a la hora de almuerzo, y le dijo a mi mamá que yo era “rara” por bajar de cabeza y que eso los gatitos normales no lo hacían; por suerte la Conqui sabe mucho y le dijo que esa manera de bajar era parte de mi encanto y “exclusividad”, y que esa gracia la podían hacer muy pocos felinos y que yo no era rara si no que única ¿¡cómo te quedó el ojo?!

En un país que se llama México y que está ubicado en lo que vendría a ser la parte de arriba de la cintura del continente americano, viven unos gatitos salvajes que se llaman Tigrillos; son tan lindos, que hasta se parecen a mi. Bue… adivinen cual es la especialidad de esos gatitos ¡bajar los árboles de cabeza! ¿ven que no soy rara? ellos son los únicos felinos que hacen esa gracia –al menos en el continente americano– y lo pueden hacer por las articulaciones que tienen en sus tobillos y que les permiten rotarlos en cerca de 180 grados, casi igual a como pueden hacerlo las ardillas ¿se dan cuenta?

Yo creo que el tigrillo debe ser un pariente lejano mío, aunque dicen que lo más al sur dónde han visto viviendo a alguno, es en el norte de Argentina, pero aunque yo nunca he estado por allá, igual sigo creyendo que somos parientes porque según mi abuela yo soy pariente cercana de la huiña, y esa sí que vive en el sur de Chile dónde yo nací, pero también vive en el norte de Chile y ese norte está al lado del norte argentino así que de más que somos parientes. Y no estoy loca porque si ponen la foto de un tigrillo junto a la de una huiña y esas dos junto a la mía, verán que somos los tres re parecidos, así que a final de cuentas debemos ser parientes, y eso explicaría porque yo me bajo de los árboles cabeza abajo ¿o no?

Por cierto, hoy nos quedamos solas con mi mamá porque mi abuela se fue a Santiago y debo confesar que la casa se nota harto vacía. Mi abuela es bien ruidosa comparada con la Conqui…

¡Pucha que soy linda!

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