Como todos los jueves en esta casa, hoy tocó aseo. La verdad es que yo no entiendo mucho esa manía de mis humanas de limpiar lo que se va a volver a ensuciar, digo ¿para que pasar aspiradora recogiendo los granitos de arena que dejo al saltar fuera de mi cantora? a mi no me molestan y si ellas fueran como yo –especialmente mi mamá– no tendrían que estar dale que te pego 2 veces al día, a veces tres, con esa ruidosa máquina que más de una vez se ha robado mis juguetes, o al menos eso es lo que hace la máquina grande de cuando toca hacer aseo profundo como el de hoy día, porque la máquina chica que usa mi mamá cada vez que yo voy al baño en los turnos de mañana y noche para aspirar sus pelos y mi arenita, no se los puede robar ¿y saben el motivo? por que es chica poh, si lo acabo de decir ¿ven? tienen que prestar más atención a lo que escribo porque siempre los voy a sorprender con alguna tontería. Eso me pasa porque no tengo un hermanito con quién pelear; antes, cuando vivía con el Manchi, me entretenía en molestarlo a él, ahora me entretengo en molestar a mi abuela y a ustedes… con mi mamá no me meto porque es sagrada.
Hablando de mi mamá y las aspiradoras ¡hay que ver como se le cae el pelo a la Conqui! según mi abuela, como siga así va a terminar pareciendo bola de billar… ¿Qué será eso? no sé si es algo para reírse o enojarse; por el tono que lo dice la vieja, muerta de la risa, debe ser bueno, pero por como se enoja mi mamá y le responde “vieja antipática” debe ser malo, lo único que me queda claro es que ella pelecha igual que yo, con la única diferencia de que sus pelos son largos y se notan más y los míos son cortitos así que casi no se ven en la ropa de la Conqui, ni en sus sábanas… lástima por el casi, porque sin él la abuela no diría “por Dios como está pelechando la Melí” cada vez que viene a decirle buenas noches a mi mamá y mira nuestras sábanas ¡vieja intrusa! Alguna tranca debe tener con los pelos porque mira que andar fiscalizando los de mi mamá y los míos ¡nadie puede! vieja ociosa.
Hoy día no vino ningún gato intruso a molestar, aunque la Pelusa (¿se acuerdan de la Pelusa? la gata tricolor que vive por acá cerca?) pasó caminando muy orondo por mi muro rumbo al cerro, así que para asegurarme que siguiera su camino y no se le fuera a ocurrir tocar mi árbol, salí corriendo a treparme yo en él. Como no tenía ganas de pelear, la dejé tranquila y me limité a olisquearla un rato y después la salí siguiendo para asegurarme que no invadiera mi territorio. Debo decir que yo iba de lo más embalada detrás de ella cuando mi mamá decretó que me estaba yendo muy lejos y empezó a silbarme, y claro, como yo soy gatita linda primero me hice la loca (jamás hay que obedecer enseguida porque si no tus humanos se pueden mal acostumbrar y empezar a creer que ellos son los que mandan), pero después de algunos minutos haciendo como que olía un arbusto, me devolví para la casa. Total, el día estaba nublado y garugando, así que mejor dormir siesta abrazada al radiador ¿o no?
Hablando de mi mamá y las aspiradoras ¡hay que ver como se le cae el pelo a la Conqui! según mi abuela, como siga así va a terminar pareciendo bola de billar… ¿Qué será eso? no sé si es algo para reírse o enojarse; por el tono que lo dice la vieja, muerta de la risa, debe ser bueno, pero por como se enoja mi mamá y le responde “vieja antipática” debe ser malo, lo único que me queda claro es que ella pelecha igual que yo, con la única diferencia de que sus pelos son largos y se notan más y los míos son cortitos así que casi no se ven en la ropa de la Conqui, ni en sus sábanas… lástima por el casi, porque sin él la abuela no diría “por Dios como está pelechando la Melí” cada vez que viene a decirle buenas noches a mi mamá y mira nuestras sábanas ¡vieja intrusa! Alguna tranca debe tener con los pelos porque mira que andar fiscalizando los de mi mamá y los míos ¡nadie puede! vieja ociosa.
Hoy día no vino ningún gato intruso a molestar, aunque la Pelusa (¿se acuerdan de la Pelusa? la gata tricolor que vive por acá cerca?) pasó caminando muy orondo por mi muro rumbo al cerro, así que para asegurarme que siguiera su camino y no se le fuera a ocurrir tocar mi árbol, salí corriendo a treparme yo en él. Como no tenía ganas de pelear, la dejé tranquila y me limité a olisquearla un rato y después la salí siguiendo para asegurarme que no invadiera mi territorio. Debo decir que yo iba de lo más embalada detrás de ella cuando mi mamá decretó que me estaba yendo muy lejos y empezó a silbarme, y claro, como yo soy gatita linda primero me hice la loca (jamás hay que obedecer enseguida porque si no tus humanos se pueden mal acostumbrar y empezar a creer que ellos son los que mandan), pero después de algunos minutos haciendo como que olía un arbusto, me devolví para la casa. Total, el día estaba nublado y garugando, así que mejor dormir siesta abrazada al radiador ¿o no?