¡Por la re puta madre! tenía escritas más de 600 palabras sobre la propiedad privada y desaparecieron!!!! ¿¡quién más las robó?! ¿qué gato intruso metió mano? y no me digan que las gatitas no deben decir palabrotas porque me da lo mismo ¡estoy enojada! muy enojada, casi tan enojada como esta mañana cuando el gato blanco vino a meter sus narices a MI jardín Grrrrrrr Fuuuuuuu ¡Ladrones! es feo robarse las palabras de otro ¡tonto computador! ¡devuélveme mis palabras o te hago fuuuuu! me gustaría arañarte y morderte pero no puedo, seguro que mi mamá llegaría a retarme como cuando me pilló tratando de morder la cubierta de la impresora.
Pucha oh, quiero mis palabras de vuelta; al menos me las hubieran pedido prestadas, o me hubieran avisado para guardarlas, pero no, se las tenían que llevar de sopetón… La Conqui trató de ayudarme a recuperarlas, pero no hubo caso, según ella debo haber apretado una tecla que no debía (lo dudo seriamente porque yo no me equivoco) o también dice que puede ser algún problema con el programa que instaló (seguro que es eso, ella se equivocó).
Cosas de la vida, yo les contaba de porqué valoro la propiedad privada y ¡zas! que se roban MIS palabras ¿saben? eso es una prueba más de por qué los gatitos creemos en la causalidad y no en la casualidad… algún mensaje me están mandando ¡seguro!
Bue… supongamos que era una lata lo que les estaba contando y no se pierden de nada, pero les aseguro que se pierden de mucho y lo que acabo de decir es premio de consuelo para mí o para ustedes, eso da lo mismo, lo que importa es que consuele aunque a mi no me consuela ¡quiero mis palabras de vuelta! grrrrrrrr
Como el ladrón de palabras sea el gato blanco ¡me lo como vivo! ¿Les he hablado del gato blanco? ¿no? bue… es un zarrapastroso que ni idea dónde vive pero que pasa metido en el cerro al lado de mi casa vigilando la cueva de los conejos. Mi abuela está furia con él porque dice que hace un par de meses habían 3 conejitos y ahora con suerte ha visto uno, y dice que tiene toda la tincada que el responsable de su desaparición es el zarrapastroso. Yo lo tengo pillado que se viene a meter a MI territorio y como tengo que defender lo que es mío (mi árbol, mi jardín, mis crunchi crunchis y mis humanas) lo vigilo todo lo que puedo. Esta mañana, por ejemplo, yo me aprontaba a tomar desayuno con mi mamá y la abuela cuando por la ventana lo vi parado en lo alto del muro ¡me inflé entera! me enojó tanto verlo cerca de mi árbol que me puse a correr de cola parada del escritorio a la cocina buscando alguna puerta abierta para salir a pegarle… estaban todas cerradas grrrrrrrrr Mi abuela me miraba con cara de espanto porque nunca me había visto tan enojada, pero mi mamá que me conoce hace más tiempo (por algo es mi mamá) supo enseguida que algo pasaba al verme correr toda engrifada así que miró por la ventana, vio al gato blanco y enseguida supo lo que tenía que hacer: me abrió la puerta y yo salí disparada a echar al zarrapastroso. De un salto me trepé a mi árbol y de ahí al muro, y como sería lo enojada que estaba que no alcancé a hacerle ni fuuuu al gato blanco que ya había corrido a esconderse… ¡cobarde! Me quedé un rato vigilando por si aparecía, pero luego de unos 10 minutos recordé que había dejado mi platito de leche a mitad de camino así que me di vuelta, levante mi cola, marque mi territorio (sí, las gatitas también marcamos territorio) y me volví para la casa a terminar de desayunar.
¿Saben? ahora que lo pienso creo que fue el zarrapastroso quién se robó mis palabras, debe haber quedado enojado por su humillación de la mañana ¡espérense que lo vea de nuevo! ahora sí que no se me escapa.
Pucha oh, quiero mis palabras de vuelta; al menos me las hubieran pedido prestadas, o me hubieran avisado para guardarlas, pero no, se las tenían que llevar de sopetón… La Conqui trató de ayudarme a recuperarlas, pero no hubo caso, según ella debo haber apretado una tecla que no debía (lo dudo seriamente porque yo no me equivoco) o también dice que puede ser algún problema con el programa que instaló (seguro que es eso, ella se equivocó).
Cosas de la vida, yo les contaba de porqué valoro la propiedad privada y ¡zas! que se roban MIS palabras ¿saben? eso es una prueba más de por qué los gatitos creemos en la causalidad y no en la casualidad… algún mensaje me están mandando ¡seguro!
Bue… supongamos que era una lata lo que les estaba contando y no se pierden de nada, pero les aseguro que se pierden de mucho y lo que acabo de decir es premio de consuelo para mí o para ustedes, eso da lo mismo, lo que importa es que consuele aunque a mi no me consuela ¡quiero mis palabras de vuelta! grrrrrrrr
Como el ladrón de palabras sea el gato blanco ¡me lo como vivo! ¿Les he hablado del gato blanco? ¿no? bue… es un zarrapastroso que ni idea dónde vive pero que pasa metido en el cerro al lado de mi casa vigilando la cueva de los conejos. Mi abuela está furia con él porque dice que hace un par de meses habían 3 conejitos y ahora con suerte ha visto uno, y dice que tiene toda la tincada que el responsable de su desaparición es el zarrapastroso. Yo lo tengo pillado que se viene a meter a MI territorio y como tengo que defender lo que es mío (mi árbol, mi jardín, mis crunchi crunchis y mis humanas) lo vigilo todo lo que puedo. Esta mañana, por ejemplo, yo me aprontaba a tomar desayuno con mi mamá y la abuela cuando por la ventana lo vi parado en lo alto del muro ¡me inflé entera! me enojó tanto verlo cerca de mi árbol que me puse a correr de cola parada del escritorio a la cocina buscando alguna puerta abierta para salir a pegarle… estaban todas cerradas grrrrrrrrr Mi abuela me miraba con cara de espanto porque nunca me había visto tan enojada, pero mi mamá que me conoce hace más tiempo (por algo es mi mamá) supo enseguida que algo pasaba al verme correr toda engrifada así que miró por la ventana, vio al gato blanco y enseguida supo lo que tenía que hacer: me abrió la puerta y yo salí disparada a echar al zarrapastroso. De un salto me trepé a mi árbol y de ahí al muro, y como sería lo enojada que estaba que no alcancé a hacerle ni fuuuu al gato blanco que ya había corrido a esconderse… ¡cobarde! Me quedé un rato vigilando por si aparecía, pero luego de unos 10 minutos recordé que había dejado mi platito de leche a mitad de camino así que me di vuelta, levante mi cola, marque mi territorio (sí, las gatitas también marcamos territorio) y me volví para la casa a terminar de desayunar.
¿Saben? ahora que lo pienso creo que fue el zarrapastroso quién se robó mis palabras, debe haber quedado enojado por su humillación de la mañana ¡espérense que lo vea de nuevo! ahora sí que no se me escapa.