Corta la visita de mis primos; hoy después de almuerzo se fueron, y debo decir que me lo pasé muy bien manipulando a mi mamá con mis caras de “susto” por los perros por el mero gusto de ver como los retaba, pero me tinca que se dio cuenta de mi teatro porque desde que nos despedimos de ellos la he notado un poco rara, por decirlo de alguna forma. ¿Un ejemplo? después que se fueron salinas las tres al jardín (mi abuela, mi mamá y yo) y me subí a mi árbol esperando que la Conqui pusiera la escalera y me bajara (tal como lo había hecho tres veces antes durante la mañana), pero no lo hizo; llegué más lejos, salté al muro y me fui a pasear al estacionamiento de los vecinos de atrás segura que llegaría a buscarme al igual que había hecho ayer y hoy antes de almuerzo…. ¡no llegó! ¿Entiende porque digo que está cambiada, seguro que algo se trae entre manos. Es raro, muy raro, eso de que se haya hecho la desentendida con mi fuga. Como será, que me aburrí de esperarla y volví solita a la casa pensando en que al menos me retaría y yo tendría que poner mi cara de gatita linda y para que con eso a ella se le pasara el enojo… ¡pero tampoco! ¿Lo pueden creer? ni un grito, ni un “¿dónde estuviste Melí?”, nada de nada, a lo más una sobada de lomo y un “¿te lo pasaste bien en tu paseo?”… ¡yo no estaba de paseo! ¡yo me fugué! ¿que gracia tiene fugarse si nadie te busca? lo entretenido es desafiar las órdenes, y cuando la “escapada” se transforma en “paseo” pierde el encanto que da el saber que estás haciendo algo para lo cual no tienes permiso. Así no dan ganas de fugarse.
Debo decir que no me gusta nada esta nueva actitud de la Conqui; lo entretenido es verla correr para bajarme del árbol, o mejor aún, prefiero verla llegar al trote a buscarme cuando estoy en la casa del vecino. Es un placer ver la confusión en su cara; por una lado me mira enojada porque me arranqué, pero la mismo tiempo se le nota el alivio porque me encontró… Me hace feliz saber que puedo manipularla poniendo mis caritas de gatita linda o asustada o lo que más me convenga según las circunstancias, pero con esta nueva “moda” de transformar mis fugas en paseos toda esa diversión se me esfuma por arte de magia, y eso no me gusta nada ¡no es justo! En alguna parte debe estar escrito que es ilegal cambiar las reglas del juego unilateralmente ¡fuga es fuga y debe salir a buscarme! y dejar que yo la manipule para que no me rete ¡es mi derecho!
Me tinca que el cambio de actitud de mi mamá es por culpa de mi abuela, porque cuando estaban en el jardín la escuché decirle a mi mamá que yo era una malcriada y manipuladora, que los pobres perros eran unos inocentes y la mala era yo, que tenía que educarme, que yo debía ser más acogedora, que los perros no me habían hecho nada y que yo era la reina del drama… ¡sapa la vieja! me pilló al vuelo, la verdad es que me entretuve mucho haciéndole fuuu a los dos “nerds” cada vez que me daba la gana, me divertía ver como mi mamá les decía “dejen a la Melí tranquila” siendo que era yo la que los provocaba…. sobre todo me entretenía con el Teo y su envoltorio de algodón, tan botado a choro el fifí ese. Facundo es otra cosa, un caballero que con su calma impone respeto y no dan ganas de molestarlo, incluso estuvimos conversando de cerca, los dos sentados a menos de un metro: él me miraba fijamente y yo le devolvía la mirada, nos comunicamos harto, me contó muchas cosas pero fueron privadas así que no puedo repetirlas, sólo les diré que si yo fuera perrita me habría enamorado de él...
Debo decir que no me gusta nada esta nueva actitud de la Conqui; lo entretenido es verla correr para bajarme del árbol, o mejor aún, prefiero verla llegar al trote a buscarme cuando estoy en la casa del vecino. Es un placer ver la confusión en su cara; por una lado me mira enojada porque me arranqué, pero la mismo tiempo se le nota el alivio porque me encontró… Me hace feliz saber que puedo manipularla poniendo mis caritas de gatita linda o asustada o lo que más me convenga según las circunstancias, pero con esta nueva “moda” de transformar mis fugas en paseos toda esa diversión se me esfuma por arte de magia, y eso no me gusta nada ¡no es justo! En alguna parte debe estar escrito que es ilegal cambiar las reglas del juego unilateralmente ¡fuga es fuga y debe salir a buscarme! y dejar que yo la manipule para que no me rete ¡es mi derecho!
Me tinca que el cambio de actitud de mi mamá es por culpa de mi abuela, porque cuando estaban en el jardín la escuché decirle a mi mamá que yo era una malcriada y manipuladora, que los pobres perros eran unos inocentes y la mala era yo, que tenía que educarme, que yo debía ser más acogedora, que los perros no me habían hecho nada y que yo era la reina del drama… ¡sapa la vieja! me pilló al vuelo, la verdad es que me entretuve mucho haciéndole fuuu a los dos “nerds” cada vez que me daba la gana, me divertía ver como mi mamá les decía “dejen a la Melí tranquila” siendo que era yo la que los provocaba…. sobre todo me entretenía con el Teo y su envoltorio de algodón, tan botado a choro el fifí ese. Facundo es otra cosa, un caballero que con su calma impone respeto y no dan ganas de molestarlo, incluso estuvimos conversando de cerca, los dos sentados a menos de un metro: él me miraba fijamente y yo le devolvía la mirada, nos comunicamos harto, me contó muchas cosas pero fueron privadas así que no puedo repetirlas, sólo les diré que si yo fuera perrita me habría enamorado de él...
(Facundo, mi amor platónico)