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¿Cambiaron las reglas?

Cuando vivíamos con la Conqui en Puerto Varas, la cosa era clara: a las 11 de la noche se cerraba la puerta y el que estaba afuera, se quedaba afuera, pero parece que aquí en Viña el cuento es diferente porque anoche mi abuela salió a alguna parte de lo más perfumada y sin blue jeans ¡y llegó después de las 12 de la noche! Yo no sé si las reglas cambiaron y uno puede volver a la hora que le de la gana,  o tal vez sea que mientras más vieja más tarde puede llegar, no lo sé porque a mi nadie me ha informado nada, pero sea lo que sea ¡que me lo digan! yo necesito tener la clara la película y saber a que hora puedo volver cuando logre salir de jarana con la gata hippie… lo justo es justo ¿o no? (Por cierto, de la gatita hippie… no hay rastros; segundo día que no la veo por más que vigilo).

Aparte del trasnoche de la vieja más vieja, pocas novedades por acá; jugar a las escondidas, regalonear con mi mamá, comer crunchi crunchis, esconderme de mi abuela, corretear pajaritos… lo típico que hacemos los gatitos. Eso sí, parece que el domingo voy a conocer a mi prima perruna que usa moñitos ¡ojalá! Me muero de ganas de hacerle fuuu porque parece que le tiene susto a los gatitos ¿Qué cómo lo sé? escuché a mi mamá hablando con la mamá de la Mila (así se llama mi prima), y le contaba que la Mila había visto un gato en el muro de su casa y el gato la había mirado ¡y ella había corrido a esconderse! si será gansa… ¡los gatitos no hacemos nada! a lo más un fuuu para asustar si nos sentimos atacados, y un par de arañazos si efectivamente nos atacan ¿el resto? habladurías de la gente que envidian nuestra independencia y, sobre todo, elegancia.

(Jugando con mi mamá)

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