Entre ayer y hoy he hecho un par de maldades que han estresado a mi abuela y a la Conqui, pero yo me lo he pasado ¡bomba!
La primera maldad se la hice anoche a la veterana, aunque debo decir que la idea original no fue asustarla si no que tomar un poco de aire fresco mientras miraba las estrellas…
Mi abuela tiene baño con ventana además de cantorita con agua, tina y las otras cosas típicas del baño de los humanos, y como la puerta de la terraza estaba cerrada y la ventana abierta y yo quería ver que pasaba afuera, me trepé a la cornisa y ahí me quedé tranquilita mirando el cielo, la calle y todo lo que ocurría afuera. Estaba feliz de la vida en mi contemplación del mundo exterior cuando siento que alguien entra al baño, corre la cortina de la tina y ¡zas! grito de espanto “¡Conqui! corre a ver a la Melí”, y claro, mi mamá llegó corriendo a ver que estaba pasando, prendió la luz y vio dónde estaba yo; sin decirme nada, se metió a la tina (¿dije que la ventana estaba al lado de la tina?) y me tomó en brazos para sacarme de ahí… No entendí el porqué de tanto escándalo ¿qué tiene de malo que yo esté en el marco de la ventana abierta de un segundo piso? ¡soy gatita! y las gatitas no tenemos vértigo, que alguien le informa a mi abuela por favor –y de paso a mi mamá también– para que no se vuelvan a espantar cuando me vean ahí de nuevo… porque pienso volver a ese observatorio ¡me gustó mucho!.
Si me pongo gatita buena y pienso lo mejor de las personas, creo que el susto también pudo haber sido porque mi veterana se cree gato y anda por la vida sin prender las luces, y claro, entro al baño con la luz apagada, corrió la cortina para largar el agua de la ducha (ella es muy limpia, igual que las gatitas, y se ducha todas las noches antes a costarse) y ¡zas! la sorprendió la sombra de algo en su ventana… ¡¿algo?! ¡yo no soy algo! soy una linda gatita con ganas de tomar aire fresco y mirar las estrellas, siempre con la esperanza de divisar alguna laucha (cosa que sigue sin pasar).
La Conqui no me retó por lo de la ventana, pero sí me dijo que no volviera a sorprender a mi abuela de esa manera porque si la asustaba le podía dar un infarto de la impresión porque ya está viejita, pero tengo un problema: yo no sé lo que son los infartos ni que tan buenos o malos puedan ser ¿se comerán? Si están relacionados con la vejez me tinca que deben de ser medios duros de mascar...
La primera maldad se la hice anoche a la veterana, aunque debo decir que la idea original no fue asustarla si no que tomar un poco de aire fresco mientras miraba las estrellas…
Mi abuela tiene baño con ventana además de cantorita con agua, tina y las otras cosas típicas del baño de los humanos, y como la puerta de la terraza estaba cerrada y la ventana abierta y yo quería ver que pasaba afuera, me trepé a la cornisa y ahí me quedé tranquilita mirando el cielo, la calle y todo lo que ocurría afuera. Estaba feliz de la vida en mi contemplación del mundo exterior cuando siento que alguien entra al baño, corre la cortina de la tina y ¡zas! grito de espanto “¡Conqui! corre a ver a la Melí”, y claro, mi mamá llegó corriendo a ver que estaba pasando, prendió la luz y vio dónde estaba yo; sin decirme nada, se metió a la tina (¿dije que la ventana estaba al lado de la tina?) y me tomó en brazos para sacarme de ahí… No entendí el porqué de tanto escándalo ¿qué tiene de malo que yo esté en el marco de la ventana abierta de un segundo piso? ¡soy gatita! y las gatitas no tenemos vértigo, que alguien le informa a mi abuela por favor –y de paso a mi mamá también– para que no se vuelvan a espantar cuando me vean ahí de nuevo… porque pienso volver a ese observatorio ¡me gustó mucho!.
Si me pongo gatita buena y pienso lo mejor de las personas, creo que el susto también pudo haber sido porque mi veterana se cree gato y anda por la vida sin prender las luces, y claro, entro al baño con la luz apagada, corrió la cortina para largar el agua de la ducha (ella es muy limpia, igual que las gatitas, y se ducha todas las noches antes a costarse) y ¡zas! la sorprendió la sombra de algo en su ventana… ¡¿algo?! ¡yo no soy algo! soy una linda gatita con ganas de tomar aire fresco y mirar las estrellas, siempre con la esperanza de divisar alguna laucha (cosa que sigue sin pasar).
La Conqui no me retó por lo de la ventana, pero sí me dijo que no volviera a sorprender a mi abuela de esa manera porque si la asustaba le podía dar un infarto de la impresión porque ya está viejita, pero tengo un problema: yo no sé lo que son los infartos ni que tan buenos o malos puedan ser ¿se comerán? Si están relacionados con la vejez me tinca que deben de ser medios duros de mascar...
(Mañana les cuento la maldad de hoy día...)