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Las gatitas también sabemos hacer bromas

En el jardín de mi abuela hay muchas plantitas, y entre ellas hay varias que pretenden ser árboles pero en chiquitito y con unos troncos flacos que, por más empeño que pongo para subirme en ellos, lo único que logro es quebrar sus ramitas; y no es que yo esté gordita –según mi mamá estoy más delgada– si no que son muy chicos para mi… ¿lo más fome? además de quedarme con las ganas de escalar, la Conqui me reta cada vez que me ve tratando de trepar en alguno de ellos y altiro empieza con sus “Melí, deja el pobre arbusto tranquilo” o “sal de ahí que estás aplastando las plantitas”, y puras tonteras de esa tipo que lo único que hacen es coartar mi libertad…

“Coartar mi libertad”, que linda salió esa última frase ¿verdad que sí?, cualquiera diría que soy una gatita culta pero la verdad es que la escuché en la televisión mientras mi abuela miraba las noticias, y me encantó como sonaba y me dije a mi misma “mi misma, en tu próximo post vas a usar esa frase mira que al tiro vas a subir de pelo”. No le cuenten a nadie, pero no tenía ni idea que quería decir la frase; tuve que buscar en el diccionario el significado de la palabreja “coartar”, y salía que significaba “limitar, restringir,  no conceder enteramente algo”, y sí, es exactamente lo que hace la Conqui cada vez que empieza con sus “Melí no hagas esto”, “Melí no hagas aquello” y todo su bla bla bla latero que prefiero ignorar para hacer lo que yo quiero. Como ayer, por ejemplo, casi logro que se caiga de la escalera ¡y encima de la abuela! y eso es lo que quería contar y por eso empecé a hablar de las plantas en el jardín de mi abuela dónde hay un sólo árbol que merezca llamarse árbol: grande, con buen tronco, alto, hartas ramas llenas de hojas dónde esconderme. Tengo prohibido subirme en él porque es mi “puerta” de salida al mundo, si llego a su copa y pego un salto, quedo arriba de un muro que me da acceso a otras casas y familias, a un pedazo de cerro y vaya a saber uno cuantas aventuras más. Un par de veces lo he hecho (lo de subirme) ¡y hay que ver como corre la Conqui cerro arriba y cerro abajo buscándome! no me arranco más seguido porque me da pena torturar a mi mamá, aunque también debo confesar que me falta solucionar el problema de la vuelta: puedo salir por el árbol, pero no volver.

Bue… el asunto es que ayer mi abuela se puso a limpiar vidrios y yo la acompañé un rato pero después me empecé a aburrir  y quise que alguien jugara conmigo; la vieja más vieja estaba con lo de la limpieza y la vieja menos vieja (mi mamá) estaba en su pieza mandando unos mails, pero como yo quería que bajara a jugar conmigo me puse a trepar por el árbol prohibido y, obvio, al tiro mi abuela pegó el grito “Conqui la Melí se está subiendo al árbol” y no pasaron ni 10 segundos que la vieja menos vieja apareció como tromba en el jardín con sus “Melí bájate”. Yo estaba con ganas de divertirme, así que puse cara de susto, me pasé de una rama a otra, hice como que me tropezaba, le maullé a mi mamá y ¡bingo! “la Melí no se puede bajar, voy a poner la escalera” dijo ella con voz preocupada. Ahí, yo me senté en una rama y me dispuse a ver el show: vieja más vieja llega con escalera, vieja menos vieja reclama por el estado de la misma “está wea está oxidada, es muy corta” y bla bla bla. Vieja más vieja la ignora y vieja menos vieja termina por subirse llegando hasta el último peldaño, ella se estira, "no alcanzo" dice, se mueve la escalera, se agarra a una rama ¡un espectáculo! Vieja más vieja se ríe y vieja menos vieja la reta, le dice que es una “pendeja” (voy a tener que buscar el significado de esa palabra) y ella entre risa y risa le responde “te está tomando el pelo, esa gata sabe más que tú”… Mujer sabia la vieja más vieja (mi abuela) porque entre pitos y flautas yo ya me había aburrido del show, y saltando de una rama a otra llegué feliz de la vida a tierra mientras mi mamá seguía trepada en la escalera, mirándome con cara de loca, sin saber si reír o retarme mientras vieja más vieja, con ataque de risa, le decía “te lo dije”...


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