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Jardín, carne y pisotón

He estado entretenida los últimos días. Ayer por ejemplo, estuve toda la tarde jardineando con mi abuela: mientras ella podaba las plantitas del jardín de adelante, yo la vigilaba desde una de las ventanas del living que ahora es mía. Mi trabajo era controlar que dejara todas las ramitas bien cortadas y ordenadas, y que no quedara ninguna mugre en el pasto. Lo hizo bastante bien, o al menos así me lo pareció cuando con la Conqui salimos a hacer la inspección final… lo único fome es que como aún no me dejan salir sola a esa parte de la casa porque está en la calle, mi mamá me puso mi arnés con florcitas y eso no me gusta mucho ya que no puedo ir a dónde yo quiero si no sólo puedo ir a dónde el largo de la correa que remata mi arnés lo permite; por suerte aprendí a sacármela rápido, así que en menos de 10 minutos ya tenía mis patitas fuera y estaba lista para la fuga cuando mi abuela se dio cuenta y le avisó a la Conqui y significó que me tomara en brazos y me llevara de vuelta a la casa ¡una lata! Tuve que volver a vigilar a mi abuela a través de la ventana, y por entretenido, cómodo y seguro que eso pueda ser, no es lo mismo ver el mundo a través de un vidrio que en vivo y en directo como me gusta a mi.

Hoy me dieron de comer una cosa rica que no había comida nunca y que según la Conqui se llama bistec y que es un pedazo de carne de vaca que se cocina en una plancha y los humanos se comen con cuchillo y tenedor. Yo nunca había comida eso, pero me tinca que no me dieron la mejor parte si no que sólo las grasitas ¿cómo lo sé? escuché cuando la abuela le decía a mi mamá “¿no le das las grasitas que te sobraron a la Melí?”, y si mi mamá no se comió eso quiere decir que no era la mejor parte porque esa vieja guatona siempre se come lo mejor y a mi me da sólo un poquito ¡y a veces!. Y si las grasitas eran ricas (que lo eran, me las comí todas), lo demás debe ser muy bueno; la próxima vez que mi mamá coma bistec voy a vigilarla a ver si me toca algo de carne roja y no solo los pedacitos transparentes medios duros de mascar… Y al ponerme a contar esto de la carne, recordé que estoy enojada con mi abuela: cuando yo estaba feliz de la vida comiéndome mi platito con los restos de la carne de la Conqui ella se levantó, pasó a mi lado ¡y pisó mi colita! me dolió mucho, tanto que se me quitaron las ganas de seguir comiendo y sólo atiné a darme vuelta y hacerle un gran ¡Fuuuuu! a su pata insolente. Por suerte la vieja es flacuchenta y pesa poco, porque si no capaz que me hubiera roto algún huesito y mi mamá me hubiera tenido que llevar al doctor para que me enyesaran la colita y eso, habría sido muy poco digno…

(Esa es mi cara de enojada porque pisaron mi colita)

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