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Quiero una lagartija de premio que más no sea

Ante la falta de pajaritos que puedan satisfacer mi instinto cazador, los últimos días los he dedicado a estudiar las costumbres de las lagartijas logrando óptimos resultados las últimas 48 horas, y que incluyen haber acabado con mi “sequía” depredadora de varias semanas habiendo logrado mandar ayer a uno de esos bicharracos que caminan por las paredes al otro mundo; hoy, lamentablemente, la vieja flacuchenta de mi abuela me agarró in fraganti y rápidamente retiró quitó la presa de mis garras justo cuando me estaba divirtiendo de lo lindo y lista para anotarme el segundo cadáver viñamarino. Debo decir que si bien en un principio las miré en menos, las lagartijas tienen su atractivo ya que las puedo ensartar fácilmente con una sola uñita y hacerlas saltar de una mano a la otra. Una vez que aprendes que a ellas les gusta el sol, los sitios alejados de la humedad y las paredes, es cosa de paciencia pillar una.

Son fáciles de entender las lagartijas, pero a las que no logro comprender por más que las observo y analizo, son a mis humanas; no entiendo que concepto de “diversión” tienen ellas, aunque a veces me da la impresión que yo soy su diversión y es ahí que más me enojo porque si ellas se pueden divertir con un ser vivo (yo), no me parece justo que a su vez, yo no me pueda divertir con otro animalito… Ni siquiera cuando me porto bien me dejan jugar con las lagartijas (ya ni menciono a los pajaritos).

Yo sé que me porto bien; hoy, por ejemplo, dejé dormir a mi mamá más de lo acostumbrado e incluso me quedé acompañándola y sólo bajé a desayunar cuando ella se levantó. Más aún, mis humanas salieron toda la mañana dejándome sola  a cargo de la casa, y no hice ninguna trastada. Y por si eso fuera poco,  yo he escuchado decir a mi abuela y a la Conqui, hablando entre ellas, “tan bien que se porta la Melí, deberíamos darle un premio”… y naca la pirinaca con el premio hasta ahora ¿o creerán que una sobada de lomo yo lo considero premio? ¡mil veces mejor un pajarito! ¿porque el premio no puede ser una lagartija que más no sea? Los ratoncitos ya ni los considero porque por más que busco y busco, no he vuelto a ver ni uno desde que llegué a Viña, aunque parece que se pueden comprar en una tienda de mascotas que, me tinca, vendría a ser como un supermercado para gatitos con hartos ñam ñam, crunchi crunchis y ratoncitos. ¿Qué cómo lo sé? escuché a la Conqui diciéndole a mi abuela “estoy que voy a la tienda de mascotas a comprar una laucha para que la Melí juegue”, y si en la tienda esa venden ratoncitos, también deben vender ñam ñam y crunchi crunchis, y todo eso es comidita para gatitos, y si la Conqui trae su comida del supermercado, lo lógico es que la tienda de mascotas sea el supermercado para los gatitos… ¿cómo se llamara el supermercado de los caballos? capaz que no tengan de esos acá en Viña, no he visto ningún caballo comiéndose el pasto de los jardines como cuando vivíamos en Puerto Varas mmmm voy a tener que investigar.


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