Hoy empecé a conocer a mi familia humana. Aparte de mi abuela, parece que tengo tíos, tías, primos, primas y vaya a saber uno qué otras cosas más me aparezcan en el camino. Esto de los nexos familiares entre humanos es más complicado de lo que pensé alguna vez; creía que la familia era la gente con la que vivías y punto. Para mi, por ejemplo, mi familia eran la Conqui y el Manchi, luego al Manchi lo cambiamos por la abuela y hasta ahí todo claro, pero hoy día llegó una señora con dos niñitas que estuvieron un par de horas y se fueron y resulta que son parte de la familia aunque no vivan con nosotras: era una hermana de la Conqui cond dos hijas y que vendrían a ser algo así como mi tía y mis primas.
Mi tía es medio gritona pero buena gente porque me trajo de regalo 3 bolsas de ñam ñam, pero parece que también es un poco loca porque me trajo de regalo un collar con campanita… lindo el collar, rojo con lentejuelas plateadas pero…¡¿cómo se le ocurre que yo voy a usar eso?! sólo porque soy una gatita educada no le mostré el dedo corazón… ¿ponerme campanita yo? ¡olvídenlo! parte de la gracia es esconderme y que no me pillen, y si ando como tonta con la campanita para arriba y para abajo mi mamá me encontraría al tiro y jugar a las escondidas con ella perdería toda su gracia… Además, los collares son peligrosos para los gatitos porque se nos puede quedar enganchado en la rama de algún árbol o en una reja cuando salimos a recorrer el mundo.
Con las niñitas jugué harto, simpáticas las dos. La Conqui les prestó mi correa y les enseñó a moverla para que yo corriera a pillarla, así que estuvimos un buen rato en el jardín hasta que la vieja gritona de su mamá apareció con sus alaridos de “¡Melíiii! ven a saludarme Melí”… cariñosa ¡pero que baje un poquito los decibeles! a lo mejor tiene algún problema, tal vez ella sea sorda y por eso es gritona: como ella no escucha bien cree que al resto le pasa lo mismo y grita para que la escuchen… capaz que sea eso. Lo único que sé, es que sus gritos me pusieron un poco nerviosa y me quise arrancar por el árbol, pero la Conqui me vio y la retó para que se quedara callada; cuando lo logró, me empezó a llamar suavecito y yo me calmé y bajé despacio y me quedé jugando en el jardín con mis primas ¡me gustaron ellas! Una tiene los ojos cafés más lindos que he visto nunca, brillan tanto que hablan solos, y por lo que pude leer en ellos, me tinca que siempre me va a querer. La otra prima tiene los ojos azules parecidos a los de mi mamá, y una sonrisa pícara que me dice que lo pasaré bomba con ella… seguro que es medio malita igual que yo.
Cuando se fueron, la Conqui me dijo que a lo mejor volvían para Semana Santa y que ahí traerían a la Mila, que es mi prima perro y según los chismes familiares, es bien malita pero le tiene susto a los gatitos… ¡me apronto a a hacerle fuuu detrás de las puertas!
Mi tía es medio gritona pero buena gente porque me trajo de regalo 3 bolsas de ñam ñam, pero parece que también es un poco loca porque me trajo de regalo un collar con campanita… lindo el collar, rojo con lentejuelas plateadas pero…¡¿cómo se le ocurre que yo voy a usar eso?! sólo porque soy una gatita educada no le mostré el dedo corazón… ¿ponerme campanita yo? ¡olvídenlo! parte de la gracia es esconderme y que no me pillen, y si ando como tonta con la campanita para arriba y para abajo mi mamá me encontraría al tiro y jugar a las escondidas con ella perdería toda su gracia… Además, los collares son peligrosos para los gatitos porque se nos puede quedar enganchado en la rama de algún árbol o en una reja cuando salimos a recorrer el mundo.
Con las niñitas jugué harto, simpáticas las dos. La Conqui les prestó mi correa y les enseñó a moverla para que yo corriera a pillarla, así que estuvimos un buen rato en el jardín hasta que la vieja gritona de su mamá apareció con sus alaridos de “¡Melíiii! ven a saludarme Melí”… cariñosa ¡pero que baje un poquito los decibeles! a lo mejor tiene algún problema, tal vez ella sea sorda y por eso es gritona: como ella no escucha bien cree que al resto le pasa lo mismo y grita para que la escuchen… capaz que sea eso. Lo único que sé, es que sus gritos me pusieron un poco nerviosa y me quise arrancar por el árbol, pero la Conqui me vio y la retó para que se quedara callada; cuando lo logró, me empezó a llamar suavecito y yo me calmé y bajé despacio y me quedé jugando en el jardín con mis primas ¡me gustaron ellas! Una tiene los ojos cafés más lindos que he visto nunca, brillan tanto que hablan solos, y por lo que pude leer en ellos, me tinca que siempre me va a querer. La otra prima tiene los ojos azules parecidos a los de mi mamá, y una sonrisa pícara que me dice que lo pasaré bomba con ella… seguro que es medio malita igual que yo.
Cuando se fueron, la Conqui me dijo que a lo mejor volvían para Semana Santa y que ahí traerían a la Mila, que es mi prima perro y según los chismes familiares, es bien malita pero le tiene susto a los gatitos… ¡me apronto a a hacerle fuuu detrás de las puertas!
(Esa es mi tía arrancando después que la Conqui le hizo fuuu con la cámara de fotos ¿correrá igual la Mila cuando yo le haga fuuu en Semana Santa?)