Luego de varios días, anoche tuvimos una situación de “laucha”. Sí, porque poquito antes de las 11, y cumpliendo con las reglas de la Conqui que nos deja fuera de la casa si volvemos después de esa hora, yo llegué corriendo a guardarme con un ratoncito que justo había pillado. Mi idea de llevarlo a la casa era jugar con él antes de dormirme, pero claro, la bruja empezó con sus gritos de siempre y yo me distraje y se me escapó y se escondió detrás de la cómoda, y empezó el típico show de corre los muebles para allá, saca la aspiradora para acá, toma la escoba y toda esa faramaña que hace la Conqui para robarme mis juguetes, pero esta vez el ratoncito nos hizo lesas a las dos y no pudimos pillarlo por más que la vieja movió muebles, corrió cajas y sacudió leña… ¡nada! mi lauchita había desaparecido como por arte de magia. La Conqui pensó que se había escapado por la puerta que tenía abierta, así que la cerró, se relajó, se puso pijama, se fue a lavar los dientes y ¡zas! cuando estaba en eso mi ratoncito apareció detrás de un tronco y me lancé de cabeza sobre él. Alcancé a jugar dos veces con él pasándomelo de una mano a la otra y darle un sólo mordisco, que la loca escuchó los ruidos y salió del baño con la boca llena de espuma blanca por la pasta de dientes –parecía perro rabioso– dando los gritos e siempre… ¡neurótica!. De nuevo pescó la escoba, abrió la puerta y nada, de nuevo el ratoncito desapareció, aunque está vez lo vimos meterse por un hoyo que hay en el piso de la casa. Yo me quedé vigilándolo para cuando volviera a salir por ahí, pero la Conqui, aún con la boca llena de espuma, se dedicó a poner bolsas de basura para tapar el agujero y luego, arriba de las bolsas, puso un piso… hasta ahí no más llegó mi entretención y no tuve otra opción que irme a dormir. ¿El ratoncito? ni idea, me imagino que habrá encontrado por dónde salir al jardín porque he vuelto a vigilar las bolsas de plástico y el piso y todo sigue dónde mismo. Fome.
La noche la pasamos de los más tranquilos y dormimos de un tirón como hasta las 9, la Conqui no se la creía cuando ella se despertó antes que el Manchi y yo, como sería lo contenta que estaba que incluso me sacó a pasear en auto!!! Debo confesar que fue una vuelta corta porque a mi no me gusta mucho eso del auto y maullé todo el camino, pero según mi mamá debo acostumbrarme a andar en auto por si nos vamos a Viña, así que piensa sacarme a pasear todos los días. Es raro eso del auto, los arbolitos pasan muy rápido y yo no alcanzo a ver si hay pajaritos en sus ramas o lauchitas para jugar, tampoco alcanzo a identificar todos los olores… No entiendo ese afán de los humanos por llegar rápido a todas partes, cuando uno anda apurado siempre pierde el camino porque no logra reconocer las señales, y después, cuando quiere volver a la casa, no sabe cómo hacerlo.
La noche la pasamos de los más tranquilos y dormimos de un tirón como hasta las 9, la Conqui no se la creía cuando ella se despertó antes que el Manchi y yo, como sería lo contenta que estaba que incluso me sacó a pasear en auto!!! Debo confesar que fue una vuelta corta porque a mi no me gusta mucho eso del auto y maullé todo el camino, pero según mi mamá debo acostumbrarme a andar en auto por si nos vamos a Viña, así que piensa sacarme a pasear todos los días. Es raro eso del auto, los arbolitos pasan muy rápido y yo no alcanzo a ver si hay pajaritos en sus ramas o lauchitas para jugar, tampoco alcanzo a identificar todos los olores… No entiendo ese afán de los humanos por llegar rápido a todas partes, cuando uno anda apurado siempre pierde el camino porque no logra reconocer las señales, y después, cuando quiere volver a la casa, no sabe cómo hacerlo.
(La tonta de la Conqui justo me pilló con la lenguita afuera)