Después de un movido domingo, aquí vamos una vez más empezando una semana llena de días nuevecitos por estrenar ¡qué entretenido! más aún cuando se empieza en buena compañía. Simpática mi prima, sobretodo porque vino sin perrito y se ha quedado el tiempo suficiente para que yo pueda olerla entera sin apuro, con maleta y cartera incluidas. Lo de olerle la cartera lo hice esta mañana con ayuda de mi mamá que se puso a ordenársela luego de ver su billetera a punto de reventar y bajarle la neura por la la cantidad de papeles viejos que tenía guardados: mientras ella revisaba boletas –tenía que separar las de mayo– yo olía los papeles que iba botando y las cosas que dejaba aparte para volver a guardarlas ¿La verdad? jamás imaginé toooodo lo que podía caber en esas cosas que llevan las mujeres colgando del hombro ¡impresionante! por suerte que las gatitas no usamos cartera porque me tinca que deben de pesar harto, además que debe ser difícil subirse a los árboles con eso colgando.
Otra de las cosas entretenidas de este fin de semana es que aprendí a jugar backgammon; no es ninguna ciencia, sobre todo para las gatitas porque tenemos talento natural en perseguir y comer cosas, y de eso se trata el juego. Como se dieron cuenta que yo era buena para jugar, me retaron cuando traté de tomar los dados y mover las fichas con mi manito ¡pesadas! seguro tuvieron miedo de perder contra mí. La otra cosa interesante del juego, es que antes de sentarse pusieron crunchis crunchis salados en un platito, y por cada 2 veces que comían ellas, una vez me daban a mí. También tomaron una agüita café claro con hielo que se llama piscola, y mientras más crunchi crunchi salado comían, más tomaban… pero no quisieron darme las egoistas, sobre todo mi mamá que más encima me retó al tratar de meter mi lenguita en su vaso diciendo que yo era chica. Confieso que no entiendo que tiene que ver la edad con la sed, y lo digo porque como excusa para no darme la Conqui dijo “Melí, tu eres guagua así que no puedes tomar piscola”… ¡Yo soy grande! yo quiero piscola.
Otra cosa entretenida de mi prima es que me ha dejado ayudarla con sus tareas para la universidad, por ejemplo anoche tuve que ayudarla con unos croquis que tiene que entregar el jueves: mientras ella dibujaba, yo le sujetaba el papel. También me preocupé de vigilar que tuviera el lápiz bien afirmado, así que cada vez que yo lo notaba medio suelto en su mano, estiraba mi zarpa para ayudarla a sujetarlo bien. Me gusta sentirme útil, la vida de las gatitas no es sólo dormir.
Resumiendo: me gustó mi prima, sobre todo porque mi mamá no se olvidó ni una sola vez de darme primero mi ñam ñam y después ofrecerle a ella ñam ñam. Y me gusta porque siento que el universo mantiene su orden natural y lógico dónde yo soy el foco de atención permanente.
(La que me contempla atrás embobada, es mi mamá)