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Libertad sin castigo

Hoy me fui de paseo al cerro solita. Bueno, al menos traté, la verdad es que el paseo me duró hasta que mi mamá me descubrió arriba del muro; no me dijo nada hasta que vio que yo enfilaba cerro arriba, ahí me llamó un par de veces y después desapareció hasta que la vi reaparecer saltando la reja que separa la casa del vecino ¿les digo la verdad? mamá imaginé que mi mamá pudiera ser tan ágil. Cuando apareció, yo ya estaba a mitad de camino para conocer las casas de más más arriba, pero la vi subir el cerro pisando tan fuerte que altiro imagine que no venía en son de paz así que me detuve y la esperé. Cuando llegó a mi lado no me hizo nada más que mirarme muy seria y decir tres palabras bien golpeadas (“a la casa”) mientras señalaba en dirección a la casa con su brazo bien estirado. Confieso que ni siquiera hice amago de discutirle, se notaba que estaba enojada, así que me volví por dónde mismo había llegado sin mirar siquiera una vez para atrás. Cuando llegamos al árbol, me las quise dar de independiente y salté del muro para esconderme debajo del auto del vecino… pésima idea: la Conqui estiro su brazo, me tomó por el pellejo del cuello, y me depositó al lado del árbol sin ningún miramiento, me señaló el árbol y de nuevo disparó sus tres secas palabras “a la casa”, como será lo que me impresionó que no dije ni pío y me trepé al árbol y bajé hasta el jardín dónde me senté a esperar que ella diera la vuelta a la manzana (ágil será, pero nunca tanto como para bajar por el árbol). Cuando llegó, no me castigo ni nada, sólo me dijo “nunca más vuelvas a irte para el cerro sin avisar”. Después de eso, se fue a la cocina a preparar almuerzo y yo me quedé con cara de exijo una explicación; digo, el día que yo aprenda a hablar en humano o ella en gato, le podré avisar pero antes ¡¿cómo pretende que lo haga?! vieja loca.

Como sea, mientras mis humanas almorzaban yo me senté en el piso al lado de mi mamá y las acompañé con mi mejor cara de gatita linda para que se olvidaran de mi escapada matinal, pero en vez de regalonearme como yo merecía me dejaron toda la tarde sola porque se fueron de parranda y no me llevaron ¡frescas! Al menos se acordaron de mí y me trajeron 2 latas de ñam ñam rico ¡huy! escucho a la Conqui abriendo una ¡corro a comer!

(Soñando con la libertad)

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