Hoy voy a chismorrear sobre mis vecinos. No es que tenga algo nuevo que contar sobre ellos, si no que justo miraba la pantalla en blanco pensando en los acontecimientos del día cuando la niñita empezó –una vez más– con gritos y berreos ¡cabra malcriada! todos los días tiene pataleta; es más, me atrevería a decir que todas las mañanas y todas las tardes tiene pataleta. Yo no sé que problema tendrá la mocosa, pero se escucha perfecto cuando llora porque no se quiere bañar, llora porque no quiere comer tomate, llora porque no le dan helado, llora porque la hermana le quitó la muñeca y, básicamente, llora por cualquier cosa. Si fuera hija mía ya le había dado un buen par de zarpazos y mordisquitos bien puestos, a ver si después de eso seguía con ganas de mañosear por nada… Cabra lesa, no sabe la suerte que tiene de poder comer todos los días, tener una camita dónde dormir y unos papás que la adora con el único “pero” de consentirla demasiado. Ella es una de las niñitas con que mi mamá me hizo sociabilizar días atrás; tenía la mano toda pegote por culpa del caramelo que se estaba comiendo, y me dejó tan pringada que me pasé su buena hora lavándome con mi patita cuando volvimos a la casa.
El papá de la niñita es seco para las asados, prende la parrilla por lo menos 3 veces a la semana, y cada vez que lo hace mi mamá empieza a mover su nariz como la de un perro oliendo todo… pobre, muere de la envidia porque sueña con unas buenas costillitas a las brasas pero mi abuela se niega a dejarla comprar una parrilla porque dice que no hay nada más rasca que la casa hedionda a asado ¿pero saben qué? es tanto lo que caletea mi mamá que yo apostaría por ella: antes o después va a entrar una parrilla a esta casa, van a ver…
La mamá de la niñita es argentina, o al menos eso dice la Conqui. Lo sabemos porque la señora es re buena para hablar por teléfono y como es medio gritona se escucha todo cuando está en el jardín. Por ejemplo, ayer le contaba a una amiga que el chofer del bus rumbo a no sé dónde, había parado poco antes de un peaje y le había dicho a los pasajeros que no tenía plata para pagarlo así que ellos deberían hacer una vaca… No entendí esa parte de la vaca; las únicas que yo conozco son las que nacen de la guata de otra vaca, igual que los gatitos cuando nacemos de la mamá gata, por eso no entiendo como puede nacer una vaca de una moneda… son chicas las monedas como para que salga una vaca de ahí… ¿o no? Pucha que me quedan cosas por aprender de este mundo, mejor me voy a ver si me dan ñam ñam ¡me muero de hambre!
El papá de la niñita es seco para las asados, prende la parrilla por lo menos 3 veces a la semana, y cada vez que lo hace mi mamá empieza a mover su nariz como la de un perro oliendo todo… pobre, muere de la envidia porque sueña con unas buenas costillitas a las brasas pero mi abuela se niega a dejarla comprar una parrilla porque dice que no hay nada más rasca que la casa hedionda a asado ¿pero saben qué? es tanto lo que caletea mi mamá que yo apostaría por ella: antes o después va a entrar una parrilla a esta casa, van a ver…
La mamá de la niñita es argentina, o al menos eso dice la Conqui. Lo sabemos porque la señora es re buena para hablar por teléfono y como es medio gritona se escucha todo cuando está en el jardín. Por ejemplo, ayer le contaba a una amiga que el chofer del bus rumbo a no sé dónde, había parado poco antes de un peaje y le había dicho a los pasajeros que no tenía plata para pagarlo así que ellos deberían hacer una vaca… No entendí esa parte de la vaca; las únicas que yo conozco son las que nacen de la guata de otra vaca, igual que los gatitos cuando nacemos de la mamá gata, por eso no entiendo como puede nacer una vaca de una moneda… son chicas las monedas como para que salga una vaca de ahí… ¿o no? Pucha que me quedan cosas por aprender de este mundo, mejor me voy a ver si me dan ñam ñam ¡me muero de hambre!
(Son lindos mis bigotes)