Hoy de nuevo la Conqui salió y me dejó encerrada. Y lo peor de todo fue que me dejó encerrada por culpa de un pajarito!!!! Resulta que hoy en la mañana agarré uno de lo más bonito, más grande de los que cazo siempre y me lo llevé para la casa. Tonta yo que no aprendo que si los llevo para allá y está la bruja me los quita. Bue… el asunto es que me abrió el hocico con sus dedos y me hizo soltar mi presa, ella lo agarró con sus manos y se fue al jardín a hacerle esas cosas raras que ella sabe: rei ki me dijo que era. Ni idea que sea eso, sólo sé que a mi me dejó encerrada en la casa para que no volviera a pillar al pajarito cuando saliera volando y me tuve que conformar con quedarme mirando por la ventana igual que el otro día, claro que ahora fue más inteligente y no traté de agarrarlo como la otra vez: ya aprendí que el vidrio es un límite invisible.
Después que el pajarito salió volando, la Conqui entró a la casa, pescó su cartera y salió. “Voy a la compra y vuelvo”, y esta vez no me engrupió, al poco rato regresó con varias bolsas y en una de ellas venían mis crunchi crunchi así que tengo comidita asegurada para varios días más. También trajo una cosa que se llama “chocolate” y que yo no había probado nunca. Cuando se puso a comerlo yo me senté a su lado mirando con cara de curiosidad, y después de un rato estiré mi manito para ver si me daba un poco para probarlo: por el olor me tincó que era rico. Por suerte mi cara de “gatita tierna” no falló y me dio un pedacito… ¡riiiiico! al pasarle la lengua se siente suavecito y cremoso, y el gusto a uno se le queda en la boca incluso después de haberlo tragado. Quise probar más y de nuevo estiré mi mano para pedirle a la Conqui otro pedacito ¡y de nuevo me dio! El chocolate no hace crunchi crunchi si no más bien slurp, porque después de comerlo uno se queda relamiéndose los bigotes un buen rato de puro gusto. Quise comer más chocolate, pero la bruja me dijo que no, que se me podían picar los dientes ¿y cómo a ella no se le pican? los dientes de humanos y gatos son iguales, la única diferencia es que los míos son más afilados que los de ella ¡fresca! seguro que lo dijo de avara, ya voy a pillar dónde dejó escondido el chocolate…
Después que el pajarito salió volando, la Conqui entró a la casa, pescó su cartera y salió. “Voy a la compra y vuelvo”, y esta vez no me engrupió, al poco rato regresó con varias bolsas y en una de ellas venían mis crunchi crunchi así que tengo comidita asegurada para varios días más. También trajo una cosa que se llama “chocolate” y que yo no había probado nunca. Cuando se puso a comerlo yo me senté a su lado mirando con cara de curiosidad, y después de un rato estiré mi manito para ver si me daba un poco para probarlo: por el olor me tincó que era rico. Por suerte mi cara de “gatita tierna” no falló y me dio un pedacito… ¡riiiiico! al pasarle la lengua se siente suavecito y cremoso, y el gusto a uno se le queda en la boca incluso después de haberlo tragado. Quise probar más y de nuevo estiré mi mano para pedirle a la Conqui otro pedacito ¡y de nuevo me dio! El chocolate no hace crunchi crunchi si no más bien slurp, porque después de comerlo uno se queda relamiéndose los bigotes un buen rato de puro gusto. Quise comer más chocolate, pero la bruja me dijo que no, que se me podían picar los dientes ¿y cómo a ella no se le pican? los dientes de humanos y gatos son iguales, la única diferencia es que los míos son más afilados que los de ella ¡fresca! seguro que lo dijo de avara, ya voy a pillar dónde dejó escondido el chocolate…
(¡slurp! deben ser ricos los ratoncitos de chocolate)