Ayer nos tocó temporal; eso es cuando cae mucha agua del cielo y el viento sopla tan fuerte que me despeino entera, además de caerse ramas de los árboles y que se corta la luz.
Que se corte la luz no quiere decir que el sol se apague ¡nada que ver! quiere decir que las pelotias blancas que la Conqui tiene dentro de la casa y la ayudan a ver de noche, no se encienden, y eso pasó ayer en la casa por lo que ella prendió unas cosas redondas que se llaman velas y se prenden con fósforos. Las velas en su punta tienen una cosa brillante re linda que se llama “llama”… –¡llama llama! divertido eso de que una misma palabra pueda significar dos cosas diferentes–… bue, en lo que estaba: la llama es color naranja y amarillo, es re linda, el único problema es que al tratar de pillarla con mi manito me quemé: lección aprendida, la llama está hecha de fuego y quema. Nunca más voy a tratar de cazarla porque el fuego no se puede cazar: hace mucho daño cuando lo pillas, aunque no puedo dejar de preguntarme si tendrá sabor o se podrá comer…
La Conqui me estaba mirando cuando yo trataba de cazar la llama de la vela, incluso me advirtió “Melí, cuidado que te vas a quemar”, pero como a veces soy un poco cabezota no le hice caso, y claro… me quemé. Pegué un tremendo salto y salió olor a pelitos quemados. Al tiro me puse a lengüetear mi manito y la Conqui me tomó en brazos y me llevó al lavaplatos y puso mi patita debajo del chorro de agua fría mientras me acariciaba para calmarme. Lo del agua no me gustó mucho así que apenas pude me arranqué y me senté en la cama con cara de “aquí no pasa nada”. Como digo siempre: dignidad ante todo, y por mucho que me haya quemado mi patita, no podía dejar que la Conqui se diera cuenta de cuanto me importaba que, al menos por esta vez, ella hubiera tenido razón con eso de “te vas a quemar”.
¿Lo bueno? para consolarme por el mal rato, mi mamá me dio pan con mermelada que justo estaba comiendo ella cuando me accidenté. El pan ya lo conocía, pero era primera vez que comía mermelada: es una cosa dulce media pegote pero muy rica. La Conqui me pasó un pedacito y yo primero lamí con desconfianza, probando el sabor de lo que me estaba dando, pero me gustó tanto que me lo comí todo y me fui a pedir más, pero la guatona egoista lo quería todo para ella y sólo me convidó la puntita de la cuchara con mermelada con la excusa de “se te van a picar los dientes”. Igual lo disfrute, y después me quedé un buen rato haciéndome el aseo porque me quedaron todos los bigotes pegotes… ¡rica la mermelada! tengo que ver cómo logro que la Conqui me de más.
Que se corte la luz no quiere decir que el sol se apague ¡nada que ver! quiere decir que las pelotias blancas que la Conqui tiene dentro de la casa y la ayudan a ver de noche, no se encienden, y eso pasó ayer en la casa por lo que ella prendió unas cosas redondas que se llaman velas y se prenden con fósforos. Las velas en su punta tienen una cosa brillante re linda que se llama “llama”… –¡llama llama! divertido eso de que una misma palabra pueda significar dos cosas diferentes–… bue, en lo que estaba: la llama es color naranja y amarillo, es re linda, el único problema es que al tratar de pillarla con mi manito me quemé: lección aprendida, la llama está hecha de fuego y quema. Nunca más voy a tratar de cazarla porque el fuego no se puede cazar: hace mucho daño cuando lo pillas, aunque no puedo dejar de preguntarme si tendrá sabor o se podrá comer…
La Conqui me estaba mirando cuando yo trataba de cazar la llama de la vela, incluso me advirtió “Melí, cuidado que te vas a quemar”, pero como a veces soy un poco cabezota no le hice caso, y claro… me quemé. Pegué un tremendo salto y salió olor a pelitos quemados. Al tiro me puse a lengüetear mi manito y la Conqui me tomó en brazos y me llevó al lavaplatos y puso mi patita debajo del chorro de agua fría mientras me acariciaba para calmarme. Lo del agua no me gustó mucho así que apenas pude me arranqué y me senté en la cama con cara de “aquí no pasa nada”. Como digo siempre: dignidad ante todo, y por mucho que me haya quemado mi patita, no podía dejar que la Conqui se diera cuenta de cuanto me importaba que, al menos por esta vez, ella hubiera tenido razón con eso de “te vas a quemar”.
¿Lo bueno? para consolarme por el mal rato, mi mamá me dio pan con mermelada que justo estaba comiendo ella cuando me accidenté. El pan ya lo conocía, pero era primera vez que comía mermelada: es una cosa dulce media pegote pero muy rica. La Conqui me pasó un pedacito y yo primero lamí con desconfianza, probando el sabor de lo que me estaba dando, pero me gustó tanto que me lo comí todo y me fui a pedir más, pero la guatona egoista lo quería todo para ella y sólo me convidó la puntita de la cuchara con mermelada con la excusa de “se te van a picar los dientes”. Igual lo disfrute, y después me quedé un buen rato haciéndome el aseo porque me quedaron todos los bigotes pegotes… ¡rica la mermelada! tengo que ver cómo logro que la Conqui me de más.
(¡Rica la mermelada! tengo que ver cómo logro que la Conqui me de más)