Anoche el Manchi y yo nos fuimos de reto por parejo; eso sí, fue reto suavecito, nada para tomarse en serio.
Resulta que ya habíamos apagado la luz y nos empezábamos a quedar dormidos cuando con el Manchi sentimos un ruido; altiro paramos las orejas y empezamos a buscar qué era, hasta que finalmente pillamos a un moscardón escondido detrás del palo de la escoba y nos fuimos a cazarlo. El bicharraco salió volando y nosotros de atrás; sin volar, obvio, porque los gatitos no volamos pero sí podemos correr fuerte y saltar, y eso fue lo que hicimos con el Manchi, pero con tan mala pata que terminamos arriba de la cabeza de la Conqui porque para allá partió el moscardón, y claro, apareció el monstruo que siempre aparece cuando la Conqui tiene sueño y nos retó por no dejarla dormir… injusta como siempre ¡nosotros estábamos haciendo nuestra pega! teníamos que pillar a esa cosa negra con alas antes de poder volver a descansar.
El bicho volaba por todas partes, el Manchi se trepó a una viga y yo al refrigerador mientras la Conqui escondía la cabeza debajo de la almohada; saltábamos de la mesa al suelo y del suelo al sofá, y de ahí tomábamos impulso para apretarlo contra el muro, pero nada, el moscardón siempre alcanzaba a escapar.
A esas alturas, la bruja ya estaba bien despierta, sentada en su cama miraba nuestros saltos con el Manchi cuando de repente el moscardón se posó en su almohada. Fue increíble: con un sólo movimiento agarró un calcetín y aplastó al bicharraco. La verdad que se veía un poco ridícula aplastando la almohada con su calcetín, pero al menos consiguió que esa cosa negra no se arrancara. Como no quiso matarlo para no ensuciar la funda, se levantó muy digna, nos miró con cara de desprecio al Manchi y a mí, abrió la puerta y soltó al moscardón. Después, toda inflada por su proeza volvió a la cama y se puso a presumir de su logro en Twitter… ¡cachetona!
Resulta que ya habíamos apagado la luz y nos empezábamos a quedar dormidos cuando con el Manchi sentimos un ruido; altiro paramos las orejas y empezamos a buscar qué era, hasta que finalmente pillamos a un moscardón escondido detrás del palo de la escoba y nos fuimos a cazarlo. El bicharraco salió volando y nosotros de atrás; sin volar, obvio, porque los gatitos no volamos pero sí podemos correr fuerte y saltar, y eso fue lo que hicimos con el Manchi, pero con tan mala pata que terminamos arriba de la cabeza de la Conqui porque para allá partió el moscardón, y claro, apareció el monstruo que siempre aparece cuando la Conqui tiene sueño y nos retó por no dejarla dormir… injusta como siempre ¡nosotros estábamos haciendo nuestra pega! teníamos que pillar a esa cosa negra con alas antes de poder volver a descansar.
El bicho volaba por todas partes, el Manchi se trepó a una viga y yo al refrigerador mientras la Conqui escondía la cabeza debajo de la almohada; saltábamos de la mesa al suelo y del suelo al sofá, y de ahí tomábamos impulso para apretarlo contra el muro, pero nada, el moscardón siempre alcanzaba a escapar.
A esas alturas, la bruja ya estaba bien despierta, sentada en su cama miraba nuestros saltos con el Manchi cuando de repente el moscardón se posó en su almohada. Fue increíble: con un sólo movimiento agarró un calcetín y aplastó al bicharraco. La verdad que se veía un poco ridícula aplastando la almohada con su calcetín, pero al menos consiguió que esa cosa negra no se arrancara. Como no quiso matarlo para no ensuciar la funda, se levantó muy digna, nos miró con cara de desprecio al Manchi y a mí, abrió la puerta y soltó al moscardón. Después, toda inflada por su proeza volvió a la cama y se puso a presumir de su logro en Twitter… ¡cachetona!