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Pajarito pajarón y la bruja

Hoy se suponía que iba a ser un día tranquilo, de ocio, relajado, sin peleas o retos. Yo tenía toda la intención de portarme bien y no molestar al Manchi, pero el flacuchento se las busca…

Después de almuerzo la Conqui se acostó en su cama a leer y nosotros la acompañamos. El Manchi, que es catete, se quiso poner sobre su guata pero ella lo sacó y lo puso al lado; yo me quedé tranquila cerca de sus rodillas. Estábamos de lo más bien hasta que un pajarito tuvo la mala idea (para él) de meterse a la casa, y ahí empezó el drama.

El primero en darse cuenta que algo pasaba, fue el Manchi, altiro levantó su cabeza y empezó a mover las orejas; yo lo imité aunque sin saber muy bien porqué, y la Conqui bajó su libro para ver qué estaba pasando cuando sintió que los dos nos habíamos despertado. No pasaron ni dos minutos que los tres vimos al pajarito parado en una viga, y reaccionamos de diferentes formas: yo me fui a sentar en mi rincón del mesón, el Manchi se puso a tratar de cazarlo, y la Conqui a gritar mientras trataba de cazar al Manchi. Hace tiempo que no me reía tanto.

El pajarito no debe haber sido muy listo porque quiso salir varias veces por el vidrio, y claro, se pegó unos coscorrones bien fuertes que me tinca lo dejaron medio atontado porque llegó un minuto en que el Manchi pudo agarrarlo de un sólo tarascón ¡esa fue la mejor parte! y la Conqui fue harto viva, con razón dicen que el diablo sabe más por viejo que por diablo…

Persiguiendo al pájaro, el Manchi se trepó a la parte de arriba del armario y saltó a una de las vigas dónde había parado por unos segundos. Mientras tanto, la Conqui abrió todas las puertas y ventanas para que el intruso saliera, pero con tanto porrazo contra los vidrios estaba medio desorientado, y mientras ella gritaba desaforada “¡Manchi no! ¡deja al pájaro! ¡Manchi!”, él la ignoraba olímpicamente saltando de viga en viga persiguiendo al pájaro (ágil el flacuchento) hasta que ¡zas! de un puro tarascón tenía medio pájaro (pajarón en este caso) dentro de su boca y sólo se le asomaban sus dos patitas y la cola. Nunca había visto moverse a la Conqui con tanta rapidez, no me di ni cuenta y ya estaba trepada en el mesón estirada cuan larga es tratando de agarrar al Manchi que estaba sobre el armario. Cómo vio que no lo alcanzaba, se hizo la loca (por eso digo que fue viva) y dejó tranquilo al flacuchento que se creyó el cuento y se acercó a dónde estaba ella para saltar al suelo con su pic-nic… y ahí la Conqui lo agarró al vuelo ¡literal! él ya iba saltando cuando lo tomó con las dos manos, se lo puso debajo de un brazo y mientras lo afirmaba con el codo, una mano la usaba para abrirle la mandíbula y la otra para sacar al pájaro de su boca. Cuando lo logró, soltó al Manchi que quedó con cara de no entender nada y pidiendo explicaciones. Ahí yo estaba con ataque de risa ¡por huevón le pasa! si te quieres comer un pajarito ¡que no sea delante de la Conqui!

¿Qué fue del pajarón? aunque parezca mentira, sobrevivió. La Conqui se lo llevó al jardín lejos de nosotros, le hizo harto rei ki y al cabo de un rato salió volando. Yo lo sé porque me quedé espiando por la ventana… capaz que sea medio bruja ella ¿o no?
Carcajeándome...

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