Ir al contenido principal

El colorín

Ya son varias noches en que tipo 10 llega un amigo del Manchi –porque mío no es– a maullar en la puerta de la cabaña. Un par de veces la Conqui se ha levantado a abrirle para conversar con él y ver que quiere, pero hasta hoy día ni ella ni yo entendíamos muy bien que buscaba; nos podíamos imaginar muchas cosas ¿la principal? que quería comida, pero ella se hacía la loca porque dice que la plata no le alcanza para comprar más crunchi crunchi, y yo no pienso darle parte de mi ración (y la del Manchi tampoco, porque lo que no se come él me lo como yo por mucho que la Conqui me la trate de esconder).

El tipo del que estoy hablando se ve mayor sin ser viejo, entre 6 y 8 años, bastante sucio (tal vez porque es medio colorín) y un tono de voz lastimero que da pena oírlo. De personalidad esquiva, no deja que la Conqui se acerque a él por mucho que con sus maullidos dé a entender que quiere su ℅.

Hoy, por primera vez, el tipo de blanco llegó a la hora de almuerzo. Estábamos los tres en la casa; la Conqui trabajando, y el Manchi y yo terminando de comer cuando, primero, se escucharon los maullidos y luego lo vimos parado en la puerta. Los tres seguimos en lo que estábamos, como si no lo hubiéramos visto y de a poco entró a la casa. El Manchi y yo nos fuimos a echar a dormir siesta en la cama y ahí él aprovechó de ponerse a comer los crunchi crunchi que habíamos dejado. La Conqui no se movió, pero sí dijo en voz alta “si ustedes no lo echan, yo tampoco lo voy a hacer, pero una cosa tengan clara: lo que él coma se los descontaré de su ración del día”. Eso no nos gustó para nada con el Manchi así que no nos quedó otra que levantarnos y partir a echarlo con un “fuuu”. Pobre, igual mala onda llegar a comer y que te echen, pero al menos el tipo no se veía flaco.

El colorín

Entradas populares de este blog

"Ser animado racional, Varón o mujer"

Ayer me dijeron que yo nunca mencionaba a los hombres y que siempre hablaba de mi mamá, mi abuela, mi tía y mis primas, todas mujeres. También me dijeron que lo más cercano que yo había estado de hablar de algún espécimen de sexo masculino, había sido cuando comentaba las tonteras que hacía el Manchi. Al principio como que me dio lo mismo la pregunta porque no entendí de qué me estaban hablando, pero igual me quedó dando vueltas y pensando en todos los humanos que conozco y con los cuales he convivido en mayor o menor grado, me di cuenta que no conozco a ningún hombre; es decir, tengo una idea de como son porque he visto algunos a la pasada, como los señores que le ponían bencina al auto con una manguerita cuando nos vinimos con mi mamá del sur o el caballero que cortaba el pasto en la casa, pero eso sería todo. Como siempre que algo despierta mi curiosidad, le pregunté a mi mamá sobre el tema pero parece que no me entendió porque se quedó muda, aunque confieso que me tinca prefirió ha

Maniobra de Heimlich

Lo confieso: he estado ociosa los últimos días, pero tengo una excusa muy buena, y es que… naaaaa, no tengo excusa posible; me podría inventar alguna, pero si algo me ha enseñado mi mamá es que mentir es malo y que uno siempre debe asumir la consecuencia de sus actos, sobre todo cuando ha metido la pata, y ella sí que sabe de meter la pata ¡si yo les contara! ¿Saben cuál fue la última? ¡Ponerle demasiado peperoncciono a la carbonada! Vieran como tosía mi abuela cuando la probó por primera vez… ¡Cof! ¡Cof! ¡Cof! hacía la pobre vieja mientras los ojitos se le ponían brillantes tratando de retar a mi mamá por lo picante de la comida. Cómo sería el escándalo que yo estaba en el cerro e igual escuché todo el barullo y volví corriendo a la casa para ver que estaba pasando y si podía ayudar en algo, no sé, tal vez haciéndole la maniobra de Heimlich a la veterana ¡y no se rían! es tan flaquita la señora que estoy segura que si agarro vuelo y salto sobre sus pulmones, cualquier cosa que estuvi

Hoy aprendí una palabra nueva

¡Ayer en la tarde quedó la cagada! El Manchi se fue de reto bien retado. Resulta que la Conqui tenía un frasco con un mix de las flores de Bach que mi abuela le había preparado (parece que la vieja es medio bruja), y al tarado del Manchi le dio por jugar con la brujería esa. La Conqui le dijo dos veces “no”, a la tercera escondió el envase dentro de uno de los tazones del café que tiene colgando en la cocina, y el tarado del flacuchento ese, de alguna forma pilló las gotitas, sacó el frasco con su mano y ¡crash! en viaje directo al suelo… Empezaron los gritos ¡y qué gritos! ¡y que palabras! Hubo varias que busqué en el diccionario, pero la única que pillé fue “huevón” , y eso se lo dijo más de una vez antes de agarrarlo del pellejo, tirarlo para el jardín, y cerrar la puerta tan fuerte que los vidrios temblaron. Yo me asusté al menos los primeros 3 minutos, después me dio risa ver al Manchi en apuros… ¡una vez más! Según la Conqui que la luna le debe afectar el carácter, y como ayer fu