Ayer en la tarde, cuando oscurecía, salimos de cacería con la Conqui y no cazamos nada.
Ya son varias noches en que “algo” se pone a raspar la pared de la cabaña, y mi mamá anda con la tincada de que es un ratón que se metió por algún lado y ahora no puede salir, así que decidió salir a buscarlo apenas lo escuchó moverse al otro lado de las tablas. Agarró su linterna y me llamó “Melí, ven, vamos a buscarte un juguete”, y yo feliz partí detrás de ella con mi cola bien parada.
Entramos a la lavandería que comparte muro con mi casa, y ahí vimos unas vigas de pino sin cepillar que parecían mordidas, y un par de tablas corridas que dejaban un hueco por el que se podía entrar al sandwich que se forma entre una habitación y otra.
La Conqui tuvo que mover hartas cosas porque además de lavandería, la pieza de al lado es usada como bodega, y mientras ella acarreaba cosas yo me metí por debajo de una silla y llegué a revisar el agujero primero: no vi nada, sólo pedacitos de madera y nuestra pared. Asomé mi cabeza por el espacio libre que se veía entre ambas habitaciones y soló encontré muchas MUCHAS telas de araña y arañas, así que no me metí. Cuando la Conqui llegó hasta dónde estaba yo y vio lo que yo estaba viendo, la muy fresca me dijo “anda Melí, métete ahí y busca tu juguete”… Obviamente yo giré mi cabeza, la miré con cara de “¡¿me estay weveando?!”, me di media vuelta y salí de la bodega - lavandería. Hasta ahí llegó la cacería, al menos por mi parte. La Conqui se quedó metiendo la nariz entre las tablas y golpeando las maderas para ver si pasaba algo, pero no pasó nada y al poco rato salió con la nariz llena de telarañas y cara de malas pulgas… Me tinca que no le gustó que yo la dejara sola.
Ya son varias noches en que “algo” se pone a raspar la pared de la cabaña, y mi mamá anda con la tincada de que es un ratón que se metió por algún lado y ahora no puede salir, así que decidió salir a buscarlo apenas lo escuchó moverse al otro lado de las tablas. Agarró su linterna y me llamó “Melí, ven, vamos a buscarte un juguete”, y yo feliz partí detrás de ella con mi cola bien parada.
Entramos a la lavandería que comparte muro con mi casa, y ahí vimos unas vigas de pino sin cepillar que parecían mordidas, y un par de tablas corridas que dejaban un hueco por el que se podía entrar al sandwich que se forma entre una habitación y otra.
La Conqui tuvo que mover hartas cosas porque además de lavandería, la pieza de al lado es usada como bodega, y mientras ella acarreaba cosas yo me metí por debajo de una silla y llegué a revisar el agujero primero: no vi nada, sólo pedacitos de madera y nuestra pared. Asomé mi cabeza por el espacio libre que se veía entre ambas habitaciones y soló encontré muchas MUCHAS telas de araña y arañas, así que no me metí. Cuando la Conqui llegó hasta dónde estaba yo y vio lo que yo estaba viendo, la muy fresca me dijo “anda Melí, métete ahí y busca tu juguete”… Obviamente yo giré mi cabeza, la miré con cara de “¡¿me estay weveando?!”, me di media vuelta y salí de la bodega - lavandería. Hasta ahí llegó la cacería, al menos por mi parte. La Conqui se quedó metiendo la nariz entre las tablas y golpeando las maderas para ver si pasaba algo, pero no pasó nada y al poco rato salió con la nariz llena de telarañas y cara de malas pulgas… Me tinca que no le gustó que yo la dejara sola.
(Hoy no hubo ratoncito)