¡Ayer en la tarde quedó la cagada! El Manchi se fue de reto bien retado.
Resulta que la Conqui tenía un frasco con un mix de las flores de Bach que mi abuela le había preparado (parece que la vieja es medio bruja), y al tarado del Manchi le dio por jugar con la brujería esa. La Conqui le dijo dos veces “no”, a la tercera escondió el envase dentro de uno de los tazones del café que tiene colgando en la cocina, y el tarado del flacuchento ese, de alguna forma pilló las gotitas, sacó el frasco con su mano y ¡crash! en viaje directo al suelo… Empezaron los gritos ¡y qué gritos! ¡y que palabras! Hubo varias que busqué en el diccionario, pero la única que pillé fue “huevón”, y eso se lo dijo más de una vez antes de agarrarlo del pellejo, tirarlo para el jardín, y cerrar la puerta tan fuerte que los vidrios temblaron. Yo me asusté al menos los primeros 3 minutos, después me dio risa ver al Manchi en apuros… ¡una vez más! Según la Conqui que la luna le debe afectar el carácter, y como ayer fue llena, por eso andaba más “huevón” que de costumbre (me encantó la palabra nueva que aprendí).
Después de un buen rato, cuando los vidrios estuvieron recogidos y la Conqui más calmada, quise asomarme a la ventana a ver si pillaba en qué estaba el Manchi afuera, pero no lo vi. Cuando la gruñona volvió a abrir la puerta salí a buscarlo al jardín y lo encontré mirándome con cara de pica trepado en el techo de la casa.Yo me hice la loca, como que no lo estaba buscando, y caminé despacio de vuelta a la casa. No pasaron ni dos minutos que él llegó detrás mío caminando despacio y con cara de “perdón”. Tan bien lo debe haber hecho que la Conqui lo tomó en brazos, se sentó con él y empezó a conversarle con voz suave “Manchi, tienes que portarte bien, ya son tres cosas que haz roto, y en las mañanas siempre hueveas temprano ¿que onda? fuera de lunes a viernes y que me dejarás dormir los fines de semana no importaría ¡pero no es así! ¿estás adolescente y en la edad del pavo? Tienes que portarte bien…” y así siguió dándole la lata por varios minutos. En todo caso, algún efecto debe haber tenido, porque desde ayer que no deja ninguna embarrada y hoy en la mañana no se movió de la cama hasta que sonó el despertador ¡vivo el huevón!
Resulta que la Conqui tenía un frasco con un mix de las flores de Bach que mi abuela le había preparado (parece que la vieja es medio bruja), y al tarado del Manchi le dio por jugar con la brujería esa. La Conqui le dijo dos veces “no”, a la tercera escondió el envase dentro de uno de los tazones del café que tiene colgando en la cocina, y el tarado del flacuchento ese, de alguna forma pilló las gotitas, sacó el frasco con su mano y ¡crash! en viaje directo al suelo… Empezaron los gritos ¡y qué gritos! ¡y que palabras! Hubo varias que busqué en el diccionario, pero la única que pillé fue “huevón”, y eso se lo dijo más de una vez antes de agarrarlo del pellejo, tirarlo para el jardín, y cerrar la puerta tan fuerte que los vidrios temblaron. Yo me asusté al menos los primeros 3 minutos, después me dio risa ver al Manchi en apuros… ¡una vez más! Según la Conqui que la luna le debe afectar el carácter, y como ayer fue llena, por eso andaba más “huevón” que de costumbre (me encantó la palabra nueva que aprendí).
Después de un buen rato, cuando los vidrios estuvieron recogidos y la Conqui más calmada, quise asomarme a la ventana a ver si pillaba en qué estaba el Manchi afuera, pero no lo vi. Cuando la gruñona volvió a abrir la puerta salí a buscarlo al jardín y lo encontré mirándome con cara de pica trepado en el techo de la casa.Yo me hice la loca, como que no lo estaba buscando, y caminé despacio de vuelta a la casa. No pasaron ni dos minutos que él llegó detrás mío caminando despacio y con cara de “perdón”. Tan bien lo debe haber hecho que la Conqui lo tomó en brazos, se sentó con él y empezó a conversarle con voz suave “Manchi, tienes que portarte bien, ya son tres cosas que haz roto, y en las mañanas siempre hueveas temprano ¿que onda? fuera de lunes a viernes y que me dejarás dormir los fines de semana no importaría ¡pero no es así! ¿estás adolescente y en la edad del pavo? Tienes que portarte bien…” y así siguió dándole la lata por varios minutos. En todo caso, algún efecto debe haber tenido, porque desde ayer que no deja ninguna embarrada y hoy en la mañana no se movió de la cama hasta que sonó el despertador ¡vivo el huevón!
(El huevón escondido en la cartera de la Conqui)