Ir al contenido principal

Mi llegada

Como buena historia, debería empezar por contar mi nacimiento, pero cualquier cosa que diga sería inventada: no recuerdo nada de eso. Para mí todo empezó el 20 de septiembre del 2011 cuando conocí a la Conqui.

Yo era chica, bien poquita cosa, debo haber tenido unos 4 meses; recuerdo que era un día húmedo, lluvioso, típico día sureño dónde lo único que quieres es dormir acurrucada junto a un buen fuego… Cuando ella llegó al restaurant dónde trabajaba yo estaba muerta de hambre escarbando la basura y en vez de retarme y echarme a patadas, se puso a escarbar la basura buscando algo para darme de comer, pero los perros que habían pasado antes que yo no dejaron nada, sólo un despelote de bolsas rotas y comida desperdigada por todas partes. Yo la miraba de lejos, no me fiaba de ella, en cualquier momento me podía llegar una patada o algo parecido. Ví como se levantaba y entraba al boliche, al poco rato salió con una empanada que cortó en pedacitos y yo me devoré feliz.

Pasaron las horas, cada tanto la Conqui salía de la pega y me buscaba; yo me preocupé de estar siempre a su vista por si caía algo más de comer (seré gata pero no tonta), incluso me acerqué a ella y dejé que me tomará en brazos, se sentía calentito…

A alguna hora llegó un viejo que al verme se puso a gritar “¡saquen a ese gato de acá! es un asco, tírenlo al lago”; yo no entendí mucho y me quise acercar a él, sólo me llegó una patada. La Conqui se enojó, no habló con esa voz dulce con que me había hablado todo el día, la escuché gritar “¿¡cómo se le ocurre patear al gato?! ¿no ve que es un cachorro? ¡es una maldad!”. No supe nada más porqué corrí a esconderme.

Al poco rato ella salió del restaurant, me buscó, dejé que me tomará en brazos y me subió a un furgón diciéndome “tú te vienes conmigo y lo que diga el viejo me importa un huevo”…

Mi instinto me dijo que nada malo pasaría así que permanecí tranquila en sus piernas mientras ella manejaba. Nunca había andando en auto, pero estaba tan calentita que el sueño le ganó a la novedad y me dormí.

Cuando desperté el auto ya no se movía; la Conqui me bajó en brazos y me llevó a una cabaña chiquitita en medio de pasto, árboles y flores. Justo cuando ella abría la puerta apareció otro gato que la Conqui también tomó en brazos y con los dos abrazados, me presentó: Manchi, te presentó a la Melí, desde hoy vivirá con nosotros.

Ahí supe que me llamaba Melí, que tenía casa y un fuego para dormir acurrucada cerca de él.

Entradas populares de este blog

"Ser animado racional, Varón o mujer"

Ayer me dijeron que yo nunca mencionaba a los hombres y que siempre hablaba de mi mamá, mi abuela, mi tía y mis primas, todas mujeres. También me dijeron que lo más cercano que yo había estado de hablar de algún espécimen de sexo masculino, había sido cuando comentaba las tonteras que hacía el Manchi. Al principio como que me dio lo mismo la pregunta porque no entendí de qué me estaban hablando, pero igual me quedó dando vueltas y pensando en todos los humanos que conozco y con los cuales he convivido en mayor o menor grado, me di cuenta que no conozco a ningún hombre; es decir, tengo una idea de como son porque he visto algunos a la pasada, como los señores que le ponían bencina al auto con una manguerita cuando nos vinimos con mi mamá del sur o el caballero que cortaba el pasto en la casa, pero eso sería todo. Como siempre que algo despierta mi curiosidad, le pregunté a mi mamá sobre el tema pero parece que no me entendió porque se quedó muda, aunque confieso que me tinca prefirió ha...

3 copuchas y 1 comentario

Vamos con las copuchas primero... ¡El papá de la Mila salió en la televisión! ¡Y dos veces! Casi casi que la envidio porque ella tiene papá y yo no, y más encima debe ser importante para que salgan entrevistándolo en la tele. Mi mamá lo vio anoche y me dijo que en el traje que uso para la entrevista se notaban los pelos de la Mila, así que yo me pregunto… ¿eso quiere decir que mi prima también salió en la tele o los puros pelos no cuentan? En todo caso se veían lindos sus pelos rubios sobre el traje oscuro, le daban un toque “cachual” súper dominguero que ojalá mi tío supiera apreciar en vez de andar reclamando por la vida contra los pelos de su hija  cuadrúpeda. Hoy ando en la buena con mi abuela, por mucho que me tire la cola debo reconocer que a veces tiene algunas ideas brillantes que van en directo beneficio mío ¿la última? ¡Calentarme mi ñam ñam! Resulta que mi mamá a la hora de almuerzo me da un tercio de mi latita con paté de salmón y lo que sobra lo guarda en un e...

El paseo

¡Lo pasé bomba en mi pijama Party! y debo confesar que no tenía ninguna gana de volver a mi casa ¿la verdad? es más entretenido vivir rodeada de niños que corren de un lado para otro, que convivir con un par de viejas lateras y que ya me conozco de memoria.   El viernes partí a alojar con mi mamá a Santiago y luego de un viaje relativamente corto, llegamos a la casa de la Mila como a las 4 de la tarde. Durante el camino me porté bien; me fui tranquila en el asiento de atrás escuchando lo que la abuela y la Conqui iban conversando, a veces metía la cuchara y soltaba un miau participativo para que no se fueran a olvidar de mí.  Nos demoramos poco, algo memos de hora y media ¡nada que ver con el viaje desde Puerto Varas a Viña! y entre subidas y bajadas del camino se hizo de noche y de día dos veces: según la Conqui no es que se escondiera el sol y volviera a salir, si no que entramos a unas cosas que se llaman túneles y sirven para acortar camino… ¡podrían hacer un túnel pa...