Hoy me pasé… ¡dos ratones sólo en la mañana!
Desperté temprano y me puse a cazar musarañas arriba de la cama, contra la pared aunque parece que a la Conqui no le gustó mucho mi entretención porque me retó un par de veces, pero yo no lo hice caso. Seguí con mi juego hasta que sonó el despertador y ahí ella tuvo que levantarse y dejo de retarme para ponerse a abrir las cortinas y la puerta para que saliéramos con el Manchi, darnos de comer, ponernos agua fresca y limpiar mi baño. Después de eso, se tomó su jugo, preparó su avena y el café, y se puso más simpática.
Cuando ella se pone simpática, yo me acerco haciéndome la regalona y aprovecho de bolsearla un poco de su avena que me gusta harto. Cuando se metió a la ducha yo partí a empezar mi día en el jardín y me fue súper bien: antes de que la Conqui terminara de secarse el pelo yo ya le había entrado un ratón a la casa, y como siempre ¡no quiso jugar con él!. La bruja agarró la escoba y para afuera con mi juguete; obviamente, yo partí de atrás.
La segunda laucha, traté de entrarla pilota, me la metí entera a la boca y pasé callada al lado de la Conqui que estaba trabajando en su computador, pero la muy sapa vio que algo asomaba de mi boca y cacho altiro que estaba contrabandeando rantoncitos: pajarona yo, se me había quedado la cola fuera del hocico. Fue tal el “¡MELÍ!” que me lanzó, que me quedé con la boca abierta y mi juguete aprovechó de arrancarse y se quiso trepar por la pierna de ella y ahí sí que quedó la grande con sus gritos ¡parecía loca! de nuevo agarró la escoba y de nuevo tiró mi juguete para afuera… mala. No entiendo porque no me deja jugar con los ratoncitos adentro de la casa, ya la quiero ver yo que cara pone el día que le tire su kindle al jardín ¿porque ella puede entretenerse dentro de la casa y yo no? ¡injusta! no es mi culpa que la laucha haya querido treparse por su pantalón. Como me piqué, me quedé el resto de la mañana en el jardín y sólo entré a la hora de almuerzo para mis crunchi crunchi. Una tiene su dignidad.
Desperté temprano y me puse a cazar musarañas arriba de la cama, contra la pared aunque parece que a la Conqui no le gustó mucho mi entretención porque me retó un par de veces, pero yo no lo hice caso. Seguí con mi juego hasta que sonó el despertador y ahí ella tuvo que levantarse y dejo de retarme para ponerse a abrir las cortinas y la puerta para que saliéramos con el Manchi, darnos de comer, ponernos agua fresca y limpiar mi baño. Después de eso, se tomó su jugo, preparó su avena y el café, y se puso más simpática.
Cuando ella se pone simpática, yo me acerco haciéndome la regalona y aprovecho de bolsearla un poco de su avena que me gusta harto. Cuando se metió a la ducha yo partí a empezar mi día en el jardín y me fue súper bien: antes de que la Conqui terminara de secarse el pelo yo ya le había entrado un ratón a la casa, y como siempre ¡no quiso jugar con él!. La bruja agarró la escoba y para afuera con mi juguete; obviamente, yo partí de atrás.
La segunda laucha, traté de entrarla pilota, me la metí entera a la boca y pasé callada al lado de la Conqui que estaba trabajando en su computador, pero la muy sapa vio que algo asomaba de mi boca y cacho altiro que estaba contrabandeando rantoncitos: pajarona yo, se me había quedado la cola fuera del hocico. Fue tal el “¡MELÍ!” que me lanzó, que me quedé con la boca abierta y mi juguete aprovechó de arrancarse y se quiso trepar por la pierna de ella y ahí sí que quedó la grande con sus gritos ¡parecía loca! de nuevo agarró la escoba y de nuevo tiró mi juguete para afuera… mala. No entiendo porque no me deja jugar con los ratoncitos adentro de la casa, ya la quiero ver yo que cara pone el día que le tire su kindle al jardín ¿porque ella puede entretenerse dentro de la casa y yo no? ¡injusta! no es mi culpa que la laucha haya querido treparse por su pantalón. Como me piqué, me quedé el resto de la mañana en el jardín y sólo entré a la hora de almuerzo para mis crunchi crunchi. Una tiene su dignidad.
(La escoba barre juguetes)