Nunca, pero nunca en mi vida había sentido tanto calor como hoy. No sé si será porque recién en febrero cumplo un año y este es el primer verano que paso, pero no me gusta nada eso de sentir mi cuerpo caliente como cuando me pongo cerca de la estufa a leña.
Hoy he pasado todo el día echada, sin ganas de salir a buscar ratoncitos para jugar ¡ni siquiera me ha dado hambre! lo único que he hecho es tomar y tomar agua de mi platito que, por suerte, la Conqui se ha encargado de mantener siempre lleno.
El Manchi tampoco ha salido a jugar, ha pasado casi todo el día durmiendo estirado en el sillón cuan largo es; su cola le colgaba tentadora, cuando se la miraba me daban ganas de darle un par de zarpazos, pero de sólo pensar en moverme me daba más calor así que no hice nada y permanecí echada sobre las baldosas que era lo más fresco para mi.
El Manchi pudo quedarse en el sillón porque tiene el pelo más corto que yo así que no debe haber tenido tanto calor, pero yo de verdad me sentía en una estufa; mis pelos son ricos para el invierno, cuando llueve y hace frío porque me ayudan a estar calentita como con un buen abrigo, pero ahora feliz me los sacaría como he visto que lo hacen en la televisión: el otro día la Conqui estaba mirando algo dónde habían unas personas amarillas y una señora de pelo azul, y salía un gato negro que tenía una cremallera en su guata y se podía sacar la piel. Yo, por más que busqué en mi guatita no encontré nada parecido a eso y no me pude sacar mi abrigo, así que obligada a quedarme quieta y sin molestar al Manchi.
Hoy he pasado todo el día echada, sin ganas de salir a buscar ratoncitos para jugar ¡ni siquiera me ha dado hambre! lo único que he hecho es tomar y tomar agua de mi platito que, por suerte, la Conqui se ha encargado de mantener siempre lleno.
El Manchi tampoco ha salido a jugar, ha pasado casi todo el día durmiendo estirado en el sillón cuan largo es; su cola le colgaba tentadora, cuando se la miraba me daban ganas de darle un par de zarpazos, pero de sólo pensar en moverme me daba más calor así que no hice nada y permanecí echada sobre las baldosas que era lo más fresco para mi.
El Manchi pudo quedarse en el sillón porque tiene el pelo más corto que yo así que no debe haber tenido tanto calor, pero yo de verdad me sentía en una estufa; mis pelos son ricos para el invierno, cuando llueve y hace frío porque me ayudan a estar calentita como con un buen abrigo, pero ahora feliz me los sacaría como he visto que lo hacen en la televisión: el otro día la Conqui estaba mirando algo dónde habían unas personas amarillas y una señora de pelo azul, y salía un gato negro que tenía una cremallera en su guata y se podía sacar la piel. Yo, por más que busqué en mi guatita no encontré nada parecido a eso y no me pude sacar mi abrigo, así que obligada a quedarme quieta y sin molestar al Manchi.