Ir al contenido principal

A dieta

Algo tengo que cada vez que puedo como, y según mi doctora estoy un poco gordita así que la Conqui me puso a régimen. No tengo ni idea que significa eso, sólo tengo claro que desde hace varios días me está dando mis galletitas contadas, y ya no me las deja a libre disposición cómo cuando recién me encontró.

Según la Conqui, como tanto por ansiedad; ella cree que tengo miedo de volver a pasar hambre y que por eso cada vez que veo una galletita me la zampo, por si acaso… Tal vez ella tiene razón, no lo sé, pero una cosa tengo clara: no me gusta estar a “régimen” así que me las tengo que arreglar por mi cuenta.

Tengo suerte: con el Manchi aprendí a cazar y tengo un jardín grande lleno de pajaritos y ratoncitos. Los pajaritos me gustan mucho, cada vez que agarro uno me lo como porque no lo puedo soltar; es obvio, si lo hago sale volando y nunca más lo agarro. Es lo que le pasó al Manchi hoy día; aunque yo no lo vi, la Conqui me contó que cuando fue a sacar la basura lo pilló chanchito con un pájaro en la boca, el Manchi se distrajo al verla, quiso maullar, y su tentempié salió volando: él se quedó con las ganas de comer y la Conqui con ataque de risa al ver su cara de “¿para dónde voló mi almuerzo?”. Debe haber sido un golpe duro para su ego, a nadie le gusta que se rían de sus errores ¡y mucho menos en su cara!

Eso me recuerda que estoy molesta con la Conqui, el otro día cacé un pajarito y me lo quise ir a comer a la casa, pero cuando ella me vio entrar con mi almuerzo en la boca me retó y me mandó para afuera. Lo encontré súper injusto: ella siempre llega con bolsas de comida que se come dentro de la casa, sentada en la mesa, así que no entiendo porque yo no puedo hacer lo mismo con mi comida...

(Comiendo mi pajarito afuera de la casa)

Entradas populares de este blog

"Ser animado racional, Varón o mujer"

Ayer me dijeron que yo nunca mencionaba a los hombres y que siempre hablaba de mi mamá, mi abuela, mi tía y mis primas, todas mujeres. También me dijeron que lo más cercano que yo había estado de hablar de algún espécimen de sexo masculino, había sido cuando comentaba las tonteras que hacía el Manchi. Al principio como que me dio lo mismo la pregunta porque no entendí de qué me estaban hablando, pero igual me quedó dando vueltas y pensando en todos los humanos que conozco y con los cuales he convivido en mayor o menor grado, me di cuenta que no conozco a ningún hombre; es decir, tengo una idea de como son porque he visto algunos a la pasada, como los señores que le ponían bencina al auto con una manguerita cuando nos vinimos con mi mamá del sur o el caballero que cortaba el pasto en la casa, pero eso sería todo. Como siempre que algo despierta mi curiosidad, le pregunté a mi mamá sobre el tema pero parece que no me entendió porque se quedó muda, aunque confieso que me tinca prefirió ha

Maniobra de Heimlich

Lo confieso: he estado ociosa los últimos días, pero tengo una excusa muy buena, y es que… naaaaa, no tengo excusa posible; me podría inventar alguna, pero si algo me ha enseñado mi mamá es que mentir es malo y que uno siempre debe asumir la consecuencia de sus actos, sobre todo cuando ha metido la pata, y ella sí que sabe de meter la pata ¡si yo les contara! ¿Saben cuál fue la última? ¡Ponerle demasiado peperoncciono a la carbonada! Vieran como tosía mi abuela cuando la probó por primera vez… ¡Cof! ¡Cof! ¡Cof! hacía la pobre vieja mientras los ojitos se le ponían brillantes tratando de retar a mi mamá por lo picante de la comida. Cómo sería el escándalo que yo estaba en el cerro e igual escuché todo el barullo y volví corriendo a la casa para ver que estaba pasando y si podía ayudar en algo, no sé, tal vez haciéndole la maniobra de Heimlich a la veterana ¡y no se rían! es tan flaquita la señora que estoy segura que si agarro vuelo y salto sobre sus pulmones, cualquier cosa que estuvi

Hoy aprendí una palabra nueva

¡Ayer en la tarde quedó la cagada! El Manchi se fue de reto bien retado. Resulta que la Conqui tenía un frasco con un mix de las flores de Bach que mi abuela le había preparado (parece que la vieja es medio bruja), y al tarado del Manchi le dio por jugar con la brujería esa. La Conqui le dijo dos veces “no”, a la tercera escondió el envase dentro de uno de los tazones del café que tiene colgando en la cocina, y el tarado del flacuchento ese, de alguna forma pilló las gotitas, sacó el frasco con su mano y ¡crash! en viaje directo al suelo… Empezaron los gritos ¡y qué gritos! ¡y que palabras! Hubo varias que busqué en el diccionario, pero la única que pillé fue “huevón” , y eso se lo dijo más de una vez antes de agarrarlo del pellejo, tirarlo para el jardín, y cerrar la puerta tan fuerte que los vidrios temblaron. Yo me asusté al menos los primeros 3 minutos, después me dio risa ver al Manchi en apuros… ¡una vez más! Según la Conqui que la luna le debe afectar el carácter, y como ayer fu