Anoche la Conqui se portó mal y no cumplió sus propias reglas: llegó pasada la hora de llegada y más encima reclamando.
Resulta que la hora de llegada en esta casa para que no te dejen durmiendo afuera, son las 11 de la noche. Cuando el Manchi y yo salimos a pasear después que oscurece, estamos obligados a volver antes de esa hora, y eso es algo que la Conqui nos repite día por medio “esta casa no es hotel, si quieren dormir adentro deben llegar antes que yo me meta a la cama”, y como ya está un poco viejita (que no no escuche llamarla vieja) a las 10:30 ya empieza a mirar el reloj con ganas de cerrar la puerta y a las 11 corre a cerrarla. Esa es la regla desde que vivo con ella (ayer justo cumplí 4 meses desde que vivo aquí), y siempre la ha cumplido… bus, casi siempre: el Manchi una vez llegó pasadas las 3:30 AM y como se encontró la puerta cerrada empezó a arañarla; yo me desperté pero me hice la loca y no le dije nada a la Conqui que seguía durmiendo a pata suelta porque tiene el sueño más pesado que yo. El Manchi siguió arañando la puerta y la Conqui siguió roncando, eso hasta que el tarado se puso a saltar tratando de treparse a la ventana pero no lo resultaba porque el marco es angosto, lo único que logró es que los “Paf! Paf!” de su cuerpo chocando contra el vidrio, despertaran a la Conqui que se levantó refunfuñando a abrirle, lo retó bien retado y se volvió a acostar (siempre refunfuñando).
Otra noche, con lluvia y todo, el Manchi tampoco llegó a las 11 y le tocó dormir afuera; a la mañana siguiente, cuando la Conqui abrió la puerta, entró todo mojado y con cara de compungido, y así un par de veces más. ¿Entre nos? es bien bueno para la jarana ese gato. Yo sólo una vez he tenido que pasar la noche fuera; fue el segundo día de haber llegado acá y sólo fue porque no conocía la regla. después de esa única noche que me distraje con la hora, nunca más he vuelto a quedarme fuera, incluso llego antes de las 11 para asegurarme mi ración de crunchi crunchi y mi espacio en la cama.
Bue, la cosa es que anoche, la misma que puso la regla ¡la rompió! Poquito antes de las 7 la Conqui salió y nos dijo “vuelvo en un ratito”, pero el ratito se convirtió en horas y la muy fresca vino a llegar a las 11.30!!!! Por suerte había dejado una ventana abierta, y por ahí salimos con el Manchi a buscarla apenas sentimos que se acercaba a la casa. Fue bueno eso porque ya estaba oscuro y no había ninguna luz prendida y ella es medio torpe en la oscuridad así que con el Manchi la guiamos hasta la puerta. Seguro que se sintió pillada porque en vez de darnos las gracias por ayudarla a encontrar el camino, nos reclamaba de que no nos cruzáramos entre sus piernas porque se iba a caer ¡¿hábrase visto?! llega tarde y reclama por que la ayudamos en la oscuridad, cuando lo justo es que se hubiera quedado a dormir afuera… ¡fresca!
Resulta que la hora de llegada en esta casa para que no te dejen durmiendo afuera, son las 11 de la noche. Cuando el Manchi y yo salimos a pasear después que oscurece, estamos obligados a volver antes de esa hora, y eso es algo que la Conqui nos repite día por medio “esta casa no es hotel, si quieren dormir adentro deben llegar antes que yo me meta a la cama”, y como ya está un poco viejita (que no no escuche llamarla vieja) a las 10:30 ya empieza a mirar el reloj con ganas de cerrar la puerta y a las 11 corre a cerrarla. Esa es la regla desde que vivo con ella (ayer justo cumplí 4 meses desde que vivo aquí), y siempre la ha cumplido… bus, casi siempre: el Manchi una vez llegó pasadas las 3:30 AM y como se encontró la puerta cerrada empezó a arañarla; yo me desperté pero me hice la loca y no le dije nada a la Conqui que seguía durmiendo a pata suelta porque tiene el sueño más pesado que yo. El Manchi siguió arañando la puerta y la Conqui siguió roncando, eso hasta que el tarado se puso a saltar tratando de treparse a la ventana pero no lo resultaba porque el marco es angosto, lo único que logró es que los “Paf! Paf!” de su cuerpo chocando contra el vidrio, despertaran a la Conqui que se levantó refunfuñando a abrirle, lo retó bien retado y se volvió a acostar (siempre refunfuñando).
Otra noche, con lluvia y todo, el Manchi tampoco llegó a las 11 y le tocó dormir afuera; a la mañana siguiente, cuando la Conqui abrió la puerta, entró todo mojado y con cara de compungido, y así un par de veces más. ¿Entre nos? es bien bueno para la jarana ese gato. Yo sólo una vez he tenido que pasar la noche fuera; fue el segundo día de haber llegado acá y sólo fue porque no conocía la regla. después de esa única noche que me distraje con la hora, nunca más he vuelto a quedarme fuera, incluso llego antes de las 11 para asegurarme mi ración de crunchi crunchi y mi espacio en la cama.
Bue, la cosa es que anoche, la misma que puso la regla ¡la rompió! Poquito antes de las 7 la Conqui salió y nos dijo “vuelvo en un ratito”, pero el ratito se convirtió en horas y la muy fresca vino a llegar a las 11.30!!!! Por suerte había dejado una ventana abierta, y por ahí salimos con el Manchi a buscarla apenas sentimos que se acercaba a la casa. Fue bueno eso porque ya estaba oscuro y no había ninguna luz prendida y ella es medio torpe en la oscuridad así que con el Manchi la guiamos hasta la puerta. Seguro que se sintió pillada porque en vez de darnos las gracias por ayudarla a encontrar el camino, nos reclamaba de que no nos cruzáramos entre sus piernas porque se iba a caer ¡¿hábrase visto?! llega tarde y reclama por que la ayudamos en la oscuridad, cuando lo justo es que se hubiera quedado a dormir afuera… ¡fresca!
(esa es mi cara de enojada)