Hoy han pasado hartas cosas; primero, los tres nos despertamos cómo a las 05:00 de la mañana de un salto porque un grupo de personas en la calle se puso a gritar como si estuvieran peleando, y dieron vuelta el tarro de basura; cuando ya nos volvimos a dormir, no pasó ni media hora que el Manchi se puso a lesear y molestar tanto, que la Conqui se lo puso debajo del brazo y para afuera el tarado. Ahí pudimos dormir tranquilas casi hasta las ocho que a mi me dio hambre y tuve que despertar a la Conqui para que me diera desayuno. Aunque de mala gana, se levantó. En premio, al poco rato de salir al jardín, pillé un pajarito y se lo llevé de regalo, pero algo tiene mal en su cabeza porque no logro que le gusten y lo único que sabe decir es “pobre pajarito, adentro de la casa no” y bla bla bla. Aunque creo que lo hace para disimular y sí le gustan porque hoy, cuando dejé el pajarito en el suelo un rato para acicalar mi cola, no pasaron ni 2 minutos y ya había desaparecido… ¡me tinca que se lo comió de un bocado y no me convido ni una plumita! A ver si mañana pruebo con otro pajarito y la pillo con la boca llena…
A la hora de almuerzo comimos una cosa rica que se llama carbonada, aunque en vez de arroz le puso fideitos. Digo “comimos” porque olía tan rico que le puse mis ojos de niña dulce y no tuvo más opción que dejarme un poco ¡la conozco tan bien a mi humana! cuando de verdad quiero algo, en vez de ponerme catete como el Manchi, me siento callada a su lado y observo muy atenta mientras come… no falla ese truco. Después, dormimos siesta un rato y nos pusimos a planchar: la Conqui planchaba y yo vigilaba que lo hiciera bien porque no me gusta que las sábanas de nuestra cama estén arrugadas. Cómo deje sus blusas me da lo mismo ¡pero las sábanas las quiero bien estiradas! es lindo acostarse en ellas cuando están limpias y ver como se van arrugando y oscureciendo con mis pelitos.
Justo cuando habíamos terminado de planchar, escuchamos un ruido raro en el jardín y con la Conqui nos asomamos a ver que estaba pasando: había un animal GRAAAANDE, mucho más grande que yo, nunca había visto algo tan grande, ni traté de cazarlo porque era muy lindo: tenía una cola hecha de pelos largos y su cabeza no era redonda como la mía si no que más bien alargada. Sus patas tenían una cosa redonda que según la Conqui se llaman cascos, y también me dijo que ese animal era un caballo… ¡lindo el caballo! nunca había visto uno y me encantó; traté de acercarme a él pero parece que su mamá lo debe haber llamado porque se fue. Ojalá vuelva y la Conqui alcance a sacarle una foto
Después de eso, ya era la hora del té así que me volví a la casa a pedir mis crunchi crunchi ¡muchas emociones para un sólo día!
A la hora de almuerzo comimos una cosa rica que se llama carbonada, aunque en vez de arroz le puso fideitos. Digo “comimos” porque olía tan rico que le puse mis ojos de niña dulce y no tuvo más opción que dejarme un poco ¡la conozco tan bien a mi humana! cuando de verdad quiero algo, en vez de ponerme catete como el Manchi, me siento callada a su lado y observo muy atenta mientras come… no falla ese truco. Después, dormimos siesta un rato y nos pusimos a planchar: la Conqui planchaba y yo vigilaba que lo hiciera bien porque no me gusta que las sábanas de nuestra cama estén arrugadas. Cómo deje sus blusas me da lo mismo ¡pero las sábanas las quiero bien estiradas! es lindo acostarse en ellas cuando están limpias y ver como se van arrugando y oscureciendo con mis pelitos.
Justo cuando habíamos terminado de planchar, escuchamos un ruido raro en el jardín y con la Conqui nos asomamos a ver que estaba pasando: había un animal GRAAAANDE, mucho más grande que yo, nunca había visto algo tan grande, ni traté de cazarlo porque era muy lindo: tenía una cola hecha de pelos largos y su cabeza no era redonda como la mía si no que más bien alargada. Sus patas tenían una cosa redonda que según la Conqui se llaman cascos, y también me dijo que ese animal era un caballo… ¡lindo el caballo! nunca había visto uno y me encantó; traté de acercarme a él pero parece que su mamá lo debe haber llamado porque se fue. Ojalá vuelva y la Conqui alcance a sacarle una foto
Después de eso, ya era la hora del té así que me volví a la casa a pedir mis crunchi crunchi ¡muchas emociones para un sólo día!
(Ahora voy a hacerme la manicure en la colcha de la Conqui)